
Por: MarÃa Teresa Adalid — 1 de octubre, 2007
Dentro de la actual cartelera mexicana podemos constatar una amalgama diversa de propuestas teatrales; muchas de éstas apoyadas con becas y proyectos de coinversiones, que sin pena ni gloria ofrecen producciones desangeladas que buscan figurar de manera vertiginosa en cuatro columnas y que no justifican con su propuesta el apoyo económico obtenido para ofrecer un producto de calidad digno de una ciudad cosmopolita como la nuestra. Por tal motivo el hecho de encontrar una propuesta artÃstica que conjugue calidad, histrionismo, y un tema que salga del anonimato, se vuelve una odisea cotidiana.
Actualmente podemos ser partÃcipes de un trabajo certero que reúne grandes cualidades sin necesidad de aparatosa inversión. Se trata de la narrativa del famoso director francés Bernard-Marie Koltés, (que se convirtió en un clásico y un icono de la dramaturgia contemporánea) dentro de las actividades culturales de la embajada de Francia. La propuesta es a partir de la visión de la compañÃa Teatro del Viento y cuenta con las actuaciones de Pascal Corm y Julien Le Gargasson bajo la dirección de Guillermo León.
La propuesta de la compañÃa es mestiza. Se vuelve partÃcipe a nuestro mundo actual y abre posibilidades en el espacio que nos tocó vivir donde la diferencia permite reconocer similitudes culturales, algo que se vive en este mundo actual y del cual no podemos ser indiferentes. La diversidad es la fuente de creación, con esto se cierra la puerta a grupúsculos y sectores herméticos que lo único que fomentan es el estandarte de lo añejo, la división y freno al desarrollo artÃstico en nuestra ciudad.
Lo interesante de esta compañÃa es que no sólo diversifica su producto, es polÃglota y lleva a la escena textos en francés; que contrario a ser un impedimento para entender la trama de la historia, sensibiliza al espectador por medio de la francofonÃa a abrir sus canales de recepción y percepción para ver más allá de la obra misma y apreciar el todo; por ejemplo la fibra muscular y nerviosa de Corm y Le Gargasson transmitidas con la referencia universal de las emociones y de esta manera encontrar en los diálogos de Bernard-Marie Koltés el fenómeno social que claramente se desprende de esta obra.
La razón y propuesta a través del significado no sólo de la fuerza de la palabra, sino de la repercusión de la misma en el cuerpo, sentimientos y su transmisión utilizando glándulas, el rostro encendido como brasa y la secreción en la piel.
En la soledad de los campos de algodón (1987) se ha representado mundialmente bajo diferentes visiones artÃsticas; muchas de ellas dotadas de personajes y adornos barrocos; otros con personajes estáticos y rÃgidos a modo de maniquÃes por llevar el estatuto a expensas de lo convencional. En esta propuesta de León se percibe la fusión del texto con el gesto, no el desbordamiento de emociones, pero tampoco la lectura clásica. Movimientos que provienen del aire, pero no a modo de una borrasca de viento. Son movimientos ligeros con detalles que suceden en armonÃa con los pocos elementos escenográficos a los que recurre la propuesta y que son parte del espacio del teatro, como la cortinilla roja y las luces blancas. En este espacio abandonado, dos cuerpos de hombres se cruzan en la noche y se vuelven cuerpos despojados, expuestos a la intemperie, no hay dónde refugiarse, su agresión es constante, no hay moralina, solo se encara una situación llevada a cabo por el ser humano.
Se plantea una tesis con dos opuestos que realizan transacciones comerciales clandestinas, forman y son parte de una atmósfera compleja en la que se desenmaraña la relación entre proveedor y comprador a través de un entretejido de palabras, impulsados por el engaño, acciones, contacto visual y fÃsico en franca batalla corporal, abierta y directa, sin devoción a las cosas santas, desechando el acto de amor y compasión. La conmiseración no tiene cabida, sólo el deseo ardiente del capitalismo imperante inspirado en los paÃses africanos, donde se desarrolla esta trama.
Cabe mencionar que Pascal Corm se vislumbra con madurez, mucho más que en la anterior producción Conejo 401 y Julien Le Gargasson, intenso. Ambos se fusionan en escena para verter la obscenidad descarada, los espasmos mentales acompañados de la risa sardónica, y lo procaz existente en todo lo humano.
La sonorización fue reconstruida por Antonin Le Gargasson alias ‘uste Alaiss (realiza conciertos en bares capitalinos), con música original y samples de Einstürzende Neubauten (industrial-electrónica), Nick Cave (distorsiones digitales), Astor Piazzolla (tanguero), Blixa Bargeld (guitarra con implementos electrónicos), Clouddead (hip-hop), Dorine Muraille (instrumentos acústicos procesado con computadora) y Daniel Johnston (artista visual) paradójicas, portentosas e inusitadas mezclan que se fusionan con los textos.
En la soledad en los campos de algodón se presenta en versión francés el 5 de octubre a las ocho de la noche, y en español los dÃas 12,19, 26 de octubre, también a las ocho de la noche, en la sala Molière del IFAL (RÃo Nazas 43, Col. Cuauhtémoc).
Mirada sensible e integral donde se logra el proceso de la comunicación a través del mensaje que apela a los sentidos.
Un listado de enlaces a centros culturales, música, teatro, danza, infantiles, festivales y medios y más.