David Psalmon dirige La inauguracion: ácida comedia contra una extraña dictadura

Por: Colaborador Invitado — 16 de agosto, 2013

“El derecho al derroche, privilegio de pocos, dice ser la libertad de todos”, Eduardo Galeano.

La inauguración, del ex presidente checo Václav Havel, bajo la dirección de David Psalmon, fundador y director artístico de la Compañía Teatro Sin Paredes, se presenta todos los miércoles (hasta el 30 de octubre), en el Foro Shakespeare.

Ahora es el espacio de la Condesa quien recibe a esta arriesgada puesta en escena que presenta temas como el consumismo desenfrenado, la obsesión por las apariencias, y el triunfo de la ilusión de querer tener, ser y desear más como nuestro único propósito colectivo, el mejor modelo de vida que puede llevar el ser humano.

Parte de una trilogía creada durante la década de los 70, e ideada como una crítica del totalitarismo comunista y el “lavado de cerebro” de los adictos al régimen, esta ácida comedia demuestra su vigencia y se revela también como un juicio despiadado del momento actual, de la “extraña dictadura” (como la llamaba Viviane Forrester) del capitalismo financiero global y del conformismo un tanto patético de quienes la aceptamos sin más.

Tal y como dice el director David Psalmon, “en el actual momento de poscrisis económica mundial, no podía tener mejor arma para reivindicar la necesidad del actuar y pensar diferente, la necesidad de afirmar que, en esta era de las apariencias y del consumo exacerbado, el hombre debe seguir buscando su liberación y las alternativas para la construcción de un mundo mejor”.

Montada por primera vez en México en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz de la UNAM durante 2011, La inauguración retrata una velada entre amigos que acaba en un verdadero “secuestro ideológico” y en una serie de torturas psicológicas que, si no fueran tan ridículas e hilarantes, nos provocarían auténtico terror.

Ferdinand, un intelectual tranquilo e idealista, acude a cenar a casa de Michael y Vera, un matrimonio amigo que inaugura su departamento, un piso burgués repleto de obras de arte contemporáneo de dudoso gusto.

El matrimonio, convencido de su estilo de vida “ejemplar”, le echa en cara a Ferdinand el que su mujer no sepa cocinar, que no desee tener hijos o que no tengan relaciones sexuales con la misma regularidad y pasión que ellos; en fin, Michael y Vera buscan a toda costa adoctrinar a Ferdinand y transformarlo en su prototipo de felicidad: un autómata vacío y obsesionado con la aprobación externa, títere de la sociedad de consumo.

La tensión va en ascenso conforme los intentos del matrimonio por convencer a este hombre se vuelven cada vez más desesperados, al grado de ofrecerle no sólo comida gourmet y whisky añejado sino los pechos perfectamente operados de la anfitriona como “prueba”.

El reparto está conformado por tres grandes actores, Hernán Mendoza (nominado al Ariel y a la Diosa de Plata en 2013 por su papel en el film Después de Lucía y a quien vimos hace poco como Marco Bruto en Julio César de Shakespeare), Nailea Norvind (nominada al Ariel en 2012) y Sergio Ramos, quienes logran, con su excelente trabajo al caracterizar a estos personajes, convertirse en una combinación entre glamourosas esculturas y estereotipos recortados del mundo de la televisión.

La inauguración es una muestra de la brillante carrera de Václav Havel, dramaturgo checo que estudió teatro en la Academia de Artes de Praga en 1963 y entre cuyas obras destacan Fiesta en el jardín, El Comunicado, y Audiencia. Su disidencia frente al régimen comunista que dominaba Checoslovaquia lo llevó a pasar de la literatura a la acción, a un encierro de 5 años en la cárcel, y a convertirse en un símbolo de la lucha por la libertad en su país. Elegido presidente luego del colapso soviético y posteriormente de la República Checa, fue el símbolo y el rostro más prominente de la política en el nuevo comienzo de ese país.

Muerto en 2011, Havel es ejemplo de cómo a través de la dramaturgia se puede tener una visión más clara de la realidad y los problemas de una sociedad al grado de ser merecedor de ocupar su más alta magistratura.

Con esta obra, la Compañía Teatro Sin Paredes se reafirma como una sólida referencia en el panorama nacional por involucrarse en la producción constante de bienes culturales profundamente vinculados con la sociedad mexicana contemporánea, en los que se busca que el espectador sea un ente activo, y no sólo un consumidor.

En La inauguración, esto se realiza mediante un estilo original y sorprendente desde el mismo inicio, donde parece que entramos a un set donde técnicos y actores se preparan a emitir un reality show. Durante toda la obra, pareciera que no existen barreras entre el mundo sobre y frente al escenario (el recurso del uso de video y la escenografía son un gran acierto). En resumen, una ejecución inteligente que atrapa y engancha al público de modo que no haya un minuto de distracción.