
Por: Roberto Loera — 25 de marzo, 2010
El trabajo de Luis de Tavira como director de escena, dramaturgo, maestro, coordinador, promotor o cualquiera de las ramas que suele abordar en su tarea como artista de la escena, puede gustar o no, pero nunca será indiferente.
Generalmente sus productos son polémicos. De hecho, a él le gusta la polémica. Hace más de dos décadas, cuando al cobijo del INBA dio vida al Centro de Experimentación Teatral marcó una nueva etapa en el teatro mexicano con montajes como Grande y pequeño, de Botho Strauss; De pelÃcula, dirigida por Julio Castillo, y sobre todo con MarÃa SantÃsima, de Armando GarcÃa, acerca del campo mexicano, y Nadie sabe nada, de Vicente Leñero, en la que analizaba el sistema polÃtico mexicano que ya daba señas de estar podrido.
Su interés por abordar temas delicados para la gente del poder, siempre ha molestado. Por ello, con apenas tres años de vida y en pleno apogeo, llegó la censura y el fin de esa compañÃa, hasta entonces la primera en México con elenco estable y repertorio activo. Como Camelia La Texana, nunca más se supo nada del memorable y entrañable Centro de Experimentación Teatral.
Veinte años después Luis de Tavira vuelve estar al frente de una compañÃa oficial: precisamente la CompañÃa Nacional de Teatro (CNT) del INBA. Varios meses tardó en aceptar el encargo, pero aceptó.
Bajo su dirección, la primera compañÃa teatral del paÃs cobra nuevos vuelos y se abre a la dramaturgia contemporánea, como se vio el año pasado, el primero en la práctica, de su gestión. Y también se abre a las efemérides.
Este año bicentenario, la CNT prepara varios montajes relacionados con las celebraciones de la Independencia y la Revolución y aborda temas delicados para todos los mexicanos. «Nos sumamos a la celebración del Bicentenario pues el teatro es apropiación viva de la memoria y de la conciencia de lo que somos a partir de lo que hemos sido», ha dicho el director artÃstico de la CNT.
Es el caso de Horas de gracia, obra escrita por el dramaturgo Juan Tovar que será llevada al escenario por el director José Caballero, con una escenografÃa e iluminación de Alejandro Luna.
Y esta también es una caracterÃstica de Luis de Tavira: trabajar con lo mejor y con los mejores presupuestos, esta vez en una coproducción de FMX Festival de México y el INBA.
Horas de gracia reúne a otros dos de los más grandes “villanos favoritos†del paÃs: el primer emperador mexicano, AgustÃn de Iturbide, y el dictador Antonio López de Santa Anna.
En la dramaturgia de Juan Tovar, el primero, en sus últimas horas de vida, 12 horas antes de su fusilamiento, es visitado en sueños por el segundo, quien lo arenga a reflexionar y recapitular sobre su trayectoria polÃtica-histórica, en lo que se califica como “una honda reflexión en contra del olvido y la desmemoria†o bien como en el juego de “el comal le dijo a la ollaâ€.
En la visión del dramaturgo y el director de escena, Iturbide y Santa Anna son dos personajes unidos por la intención de emular a Napoleón; sin embargo, son opuestos, toda vez que “Iturbide es un personaje trágico que concibe el modo de realizar la Independencia, al mismo tiempo que Santa Anna es un personaje fársico con un destino pospuestoâ€.
Sueño o pesadilla, en Horas de Gracia, Iturbide mira a varios personajes de la historia de México, como él pudo haberlos visto en sus propios sueños: la Patria, La Corregidora, el padre de la Patria, Allende, Gómez FarÃas, Nicolás Bravo, Beneski de Beaufort y Guadalupe Victoria, entre otros, que reales o imaginados tienen relación con el independentista capturado.
Pero junto a ellos, también Iturbide ve en sus sueños a los personajes de la Junta gubernativa que discuten con él antes de ser nombrado emperador, pero tales personajes tienen similitudes con los personajes de Lewis Carrol en Alicia en el PaÃs de las Maravillas, porque para AgustÃn Primero tienen tintes de pesadilla.
El caso es que el público asistirá a una recreación en el México del siglo XIX con todo y un vestuario de época diseñado por Jerildy Bosch, quien pone su granito de arena al tema y retoma las vestimentas del México de principios de 1800 con influencias europeas, envueltas en la pasión compartida por Iturbide y Santa Anna de reproducir la imagen del imperio napoleónico y su opulencia.
José Caballero asegura que esta obra “es ocasión para mirarnos con entereza, reavivar nuestra memoria e ir contra la tendencia superflua que se inclina a olvidar lo mal que hemos hecho algunas cosas y lo bien que se han hecho otrasâ€.
Convencido de que no se puede seguir viendo a los hombres que han contribuido a darle rostro a este paÃs como Ãdolos de piedra, sin rasgos de humanidad o defectos, para el director, Horas de gracia contribuye a la reflexión, al cuestionamiento de lo que desde hace tiempo se ha aceptado como única verdad.
Arturo Beristain, integrante del elenco estable de la CNT, dice: “Iturbide y Santa Anna son dos de los cuatro grandes villanos de la historia de México, junto con Victoriano Huerta y Porfirio DÃaz. Los demás son héroes. No importa que Carranza haya matado a Zapata, y Obregón a Carranza. Tampoco importa quién mandó matar a Villa. Desde la lucha entre liberales y conservadores ha habido una constante: la traición. Iturbide persigue a los independentistas y luego hace la independencia y se convierte en emperador. Un hijo de Morelos, el Siervo de la Nación, le pide a Maximiliano que venga a gobernarnos. Santa Anna se reeligió once veces, pero otras figuras lo hicieron tres o cuatro y están en pedestalesâ€. Y concluye: “Mientras no seamos objetivos con nuestra historia, no seremos maduros como naciónâ€.
Esta podrÃa ser precisamente la premisa de Luis de Tavira en su tarea como director artÃstico de la CompañÃa Nacional de Teatro: la reflexión, la negación al olvido, el reconocernos tal como somos y aceptarnos. El ciudadano común lo hace, pero, por ejemplo, ¿los polÃticos, los empresarios, los diputados, los senadores, los gobernadores y los villanos favoritos de finales del siglo XX que sienten que trabajan arduamente en bien de esta nación y resulta que al final “el pueblo no se los reconoce?â€.
El tema está sobre la mesa. Con tales temas y tales presupuestos, habrÃa que preguntarse: ¿cuánto durará la aventura de Luis de Tavira al frente de la CompañÃa Nacional de Teatro? ¿Lo mismo que el CET?
En el montaje participan, además de Arturo Beristain, Enrique Arreola, Everardo Arzate, Farnesio de Bernal, Karina DÃaz, Ana Ligia GarcÃa, Marco Antonio GarcÃa, Milleth Gómez, Héctor Holten, Diego Jáuregui, Verónica Langer, Luis Lesher, Carmen Mastache, Octavio Michel, Óscar Narváez, Gabriela Núñez, Laura Padilla, Georgina Rábago, Juan Carlos Remolina, Arturo Reyes, Roberto Soto y Rodrigo Vázquez.
Horas de gracia dará tres funciones de estreno en el marco de FMX Festival de México, los dÃas viernes 26 y sábado 27 de marzo a las 20:30 horas y el domingo 28 a las 18:00 en el Teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque.
Posteriormente realizará una temporada del miércoles 31 de marzo al domingo 18 de abril, con funciones de miércoles a viernes a las 20:00 horas, sábados a las 19:00 y domingos a las 18:00 horas. Fotos Sergio Carreón Ireta.
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Los padrotes de las artes escénicas.
Desde hace años se viene presentando el fenómeno, en el ramo de las artes escénicas, que los recursos económicos, que se destinan a este rubro, se encuentran acaparados por una secta de “creadoresâ€, los cuales a la usanza de los más corruptos polÃticos o bandas mafiosas, dictaminan a quien sà y a quien no, se les deben de otorgar; descartando y acusando de conflictivos y liosos, a quienes no comulguen o pertenezcan a su doctrina ideológica, haciendo con estas prácticas, de los recursos destinados para el arte, un botÃn.
Estos omnipotentes, cuando no ocupan cargos, conforman, lo que les ha dado por llamar, grupos colegiados, cuyos fallos, de acuerdo a las normas y reglas que ellos mismos imponen, son inapelables; como queda claro, ante estas normas inquisitoriales, poco o nada se puede argumentar -y por si esto fuera poco, hay que sumar otro factor preparado y artero, que son los candados, descritos en las convocatorias para otorgar las becas.
Este grupo de devotos, se rige bajo el mezquino interés du et des. Cuando no son parte, son jueces y en más de las ocasiones son jueces y parte.
Ante tal credo, no existe ocultamiento, ya que todo se hace a luz de dÃa, a la vista de todos, con total prepotencia e impunidad, al saberse cobijados por el blindaje que otorga el gozar con la anuencia de las máximas autoridades de las instituciones culturales.
Lo más desilusiónate, pero también indignante e irritante de todo esto, es que pasan los años, pasan los titulares de las instituciones culturales y, estos clérigos que se ha adueñado de las limosnas y de los santuarios, siguen ahà inamovibles, padroteando el arte y aferrados a la ubre cultural, demostrándonos en un acto de soberbia, a quienes no somos santos de su devoción, que ellos pueden hacer lo que les plazca en gana, ya que para ellos no aplica la cantaleta, de que en las instituciones culturales, “no hay recursosâ€, argumento que se nos aplica como un credo, para quienes hemos sido excomulgados, por los mentores espirituales del gremio sagrado. Estos iluminados del arte, sin el mayor recato o pudor, dilapidan los recursos económicos, en ostentosas y fatuas puestas en escena, cobrando, ellos y los miembros de su grey, cantidades exorbitantes, que por mucho exceden a las sobras de la ambrosÃa, que nos dejan a los creadores escénicos terrenos y mortales.
Estos eclesiásticos de doble moral, que por un lado cuestionan, critican, juzgan, y califican a quien decide seguir el camino comercial, acusándolo de tomar el sendero fácil y de prostituir el sagrado oficio; por el otro lado y ahà es donde señalo, que son de doble moral, repiten los mismos parámetros que juzgan. Gastan grandes cantidades, al igual que el satanizado y pecaminoso teatro comercial, porque nuestros inmaculados creadores, evidencian su avaricia en ostentosas producciones, solo que la diferencia estriba: en que, en una obra comercial, el maléfico productor, arriesga el dinero que sale de su bolsa y si esta no funciona, tiene que cerrar y pierde gran parte de su inversión; en contraste estos creadores libres de toda culpa, auspiciados generosamente con recursos gubernamentales, si el auto sacramental, no cumple con las expectativas y no funciona.- pues no se perdió más que dinero, un vulgar bien terrenal, el cual de cualquier forma está destinado a promover el arte y la cultura y para ellos no existe mea culpa, ya que están cobijados en la frugalidad que otorga la santidad del auto nombrase: apóstol del arte, con el apoyo incondicional de las instituciones encargadas de promulgar cultura.
Y como para que los argumentos tengan credibilidad, hay que darles nombres y apellidos, los miembros de la secta o “padrotes de la cultura†son: el alumno que aventajo al maestro, el lÃder espiritual de la cofradÃa y ex Jesuita Luis de Tavira, seguido y favorecedor de su fiel rebaño, Héctor Mendoza, el sedicente “maestro†Raúl Quintanilla, el acomodaticio Mario Espinoza, el alumno, que por mucho dista del maestro Gabriel Pascal, el mimado Philippe Amand, la primera dama de la C.N. T. Julieta Egurrola, Luisa Huertas y muchos otros de menor rango.
El pecaminoso, lioso, conflictivo, segregado de las huestes divinas
Josafat Luna