Por: MarÃa Teresa Adalid — 7 de marzo, 2007
Una obra de literaria es producto de la época y de la corriente estética. La mayorÃa de las representaciones de Henrik Ibsen llevadas a escena obtienen la acotación de la sociedad reflejando su identidad, temores, y alegrÃa en el retrato de sus personajes.
Lo distinguido, pulcro y ennoblecido, asà como lo mezquino, miserable y pueril son parte inminente de nuestra condición humana, la debilidad corre en nuestra estirpe y linaje, traiciones, inseguridad, el refugio en mentiras para sobrellevar la cobardÃa de enfrentar la realidad. Son problemas humanos eternos, no varÃan con el tiempo y la evolución de las modas.
Casa de Muñecas fue escrita aproximadamente hace 128 años, en la época de madurez de Ibsen, siendo innovadora, polémica, pero lo más sustancial era la revelación de un ser humano moderno. Ibsen, vertÃa su extraordinario conocimiento del carácter humano en dramas históricos y análisis de carácter.
Nuestra época actual es la del triunfo del capitalismo, de los productos en serie, del auge de la televisión y el cine, sin embargo, la forma tradicional y simultánea con el espectador sigue siendo el teatro.
Rompiendo antecedentes y arquetipos, el director José Antonio Cordero hace una renovada y refrescante versión de este drama clásico ibseniano cimentando su propuesta con tres medios diferentes para aproximarse al espectador: televisión, cine y teatro circunvalando la conciencia en un Hipnódromo multisensorial. La razón se ve atisbada por cargas tecnológicas de uso común, pantallas, imágenes virtuales y webcams, pareciera hacer eco a la también visión futurista del propio Ibsen que fue capaz de romper con la decadente tradición romántica. El espectador es sujeto a un encierro para transitar libremente entre la ficción y realidad.
Oscilan en el planteamiento escenas de la obra combinadas con imágenes de una de las muchas pelÃculas que se han realizado en torno a la obra de Ibsen doblada por los actores, llega un momento que las pantallas se diluyen para dejar paso a los intérpretes sobre el proscenio y la forma pura del teatro.
La sociedad actual es sometida a toda clase de injurias televisivas, radiales y publicitarias que atentan contra el sano juicio. Los arquetipos televisivos son concursos aspiracionales o programas vendibles cuya única finalidad es la diversión trivial a costa de la poca estima y el nulo poder de decisión imperante en los consumidores que ven en ello sueños de opio, un ideal que no es más que un espejismo frÃvolo y vulgar.
La actual Nora es agredida por un sistema social injusto, que tiene normas, restricciones y objetivos, el sistema es un corporativo de entretenimiento que produce talk shows, de ahà que se brinque indistintamente con el papel de la representación, un juego de personalidades que abre paso a los diferentes géneros dramáticos por los que se transita indistintamente entre la farsa, tragedia, melodrama, comedia, y drama. Del mismo modo se recurre a escenas de pelÃculas, parodiando una telenovela, comedia musical o un reality show.
La estructura de la obra de Ibsen es tan extensa que permite realizar diversas lecturas sobre un mismo hecho, lo cual no agota las posibilidades de exploración. El director no se enfoca a escudriñar la posición ideológica de Ibsen con respecto a los derechos de la mujer y su igualdad con el hombre, ni la situación de la mujer en el matrimonio y en la sociedad, busca claramente verter el texto en nuestro mundo contemporáneo valiéndose de medios tecnológicos-virtuales para comunicar su mensaje crÃtico hacia las empresas de entretenimiento que propagan el ambiente consumista.
La liberación de Nora tras el yugo de la empresa de entretenimiento y por ayuda de su amiga Ãntima de la infancia Cristina se acompaña del espectador que también se libra del atisbo virtual, que lo ha forzado a inmiscuirse a lo largo de la obra. La búsqueda hacia la identidad hace que la protagonista se divorcie de la obra misma.
Las acciones-mensajes y mensajes-acciones están estructurados en un lenguaje adaptado para el público juvenil, y se juega con el recurso de un vestuario histórico hasta quedar en el despojo fÃsico y emocional.
Casa de muñecas. Hipnódromo MR, bajo la dirección de José Antonio Cordero, se presenta de jueves a domingo, en el teatro Julio Castillo. Las actuaciones corren a cargo de Mariana Gajá, Arturo RÃos, Alejandro Navarrete, Mercedes Hernández, Laura de Ita y Danáe Reynaud Romero.
El teatro ibseniano tan histórico y actual, un reflejo de nuestra humanidad y de los cambios psicológicos en el transitar de las épocas.
Un listado de enlaces a centros culturales, música, teatro, danza, infantiles, festivales y medios y más.