Teatro

Cada vez nos despedimos mejor, una historia en la que nos vemos reflejados

Por: Roberto Sosa — 1 de enero, 2014

Diego Luna interpreta a Mateo, en la puesta en escena Cada vez nos despedimos mejor, texto y dirección de Alejandro Ricaño, enero 2014 En la vastedad y oscuridad del universo, la Tierra es apenas un pequeño, un diminuto punto azul; eso nos debería recordar lo pequeños e insignificantes que somos…

Diego Luna interpreta a Mateo en Cada vez nos despedimos mejor, texto y dirección de Alejandro Ricaño (autor contemporáneo que en cada nuevo trabajo nos sorprende más), quien con un profundo conocimiento de la dramaturgía compagina la historia de Mateo y Sara con la contemporaneidad de México.

Una ingeniosa comedia con un sentido del humor muy negro que al incluir una selección de sucesos sociales da cuenta del contexto de un México actual -de aquello que pasó y está pasando- y sin ser panfletario sino con esa agudeza y cinismo que caracteriza a Ricaño nos retrata situaciones muy afines a nuestra cotidianidad a través de un personaje que es una especie de antihéroe. Pero también, como dice su autor, nos lleva por una historia amorosa que tiene de fondo la relación de odio-amor, como la que tenemos con nuestro país.

Es una propuesta diferente, supuestamente es un monólogo pero, al acompañarlo con la música de Darío Bernal lleva varias voces y diferentes rostros. “Existen tres tipos de monólogo, aquel en el que un personaje le habla a alguien que está ahí, pero el público no ve, y el unipersonal, donde el actor interpreta a varios personajes. Este monólogo que proponemos se ubica a medio camino entre el actor hablando directamente con el espectador, el actor evocando una serie de recuerdos, el actor que enuncia las acciones que realiza y el actor que dialoga y asume la voz de otros personajes”, Alejandro Ricaño.

Diego Luna interpreta a Mateo, en la puesta en escena Cada vez nos despedimos mejor, texto y dirección de Alejandro Ricaño, enero 2014 Se trata de la historia de Mateo y Sara, una pareja que ha enfrentado una serie de sucesos que han marcado una difícil época en la historia de México entre 1979 y 2012. Dos personajes que nacen en el mismo segundo, en el mismo hospital, en la misma ciudad y desde ese día se acompañan, se alejan y se reencuentran luego de 33 años…

Todo inicia cuando la madre de Mateo, embarazada, descubre al padre “cogiendo” con su tía en el sótano de su casa; es el 31 de diciembre de 1979, el mismo día en que nace Sara. Su madre, quien nunca perdonó al padre, muere trágicamente durante el sismo de 1985, junto con la madre de Sara en una escuela secundaria. Es así que Mateo y su padre viven de la pensión que les dejó la madre.

Diego Luna interpreta a Mateo, en la puesta en escena Cada vez nos despedimos mejor, texto y dirección de Alejandro Ricaño, enero 2014 En medio de esta trama entretejida con la ironía y la tragedia se asoman muchos de los sucesos y situaciones que han marcado nuestro contexto político y social, como lo fueron la muerte de Colosio en 1994; la matanza de 45 indígenas tzotziles en Acteal en 1997; o la llegada del PAN a la presidencia, en el 2000; también escuchamos sobre los acontecimientos en 2006, en San Salvador Atenco y de los muertos en Morelia el 15 de septiembre de ese mismo año… Y porque no, de aquella vergüenza ocurrida en 2011, cuando en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara le preguntan al candidato del PRI ¿Qué libro marcó su vida?, y sobre aquel escandalo que originó el mismo personaje político que en el 2012, nunca recordó el título de un solo libro.

Estas son sólo algunas de las patéticas particularidades que se entrelazan con la historia de amor de Mateo y Sara, un relato que habla de infidelidad, del no perdón, de las coincidencias y hasta de fotografía. Será porque ella no usa cámara digital y revela sus propios rollos en un cuarto oscuro. Un cuarto donde tuvieron sexo por vez primera, el mismo lugar donde después lo sorprende con otra mujer (la misma historia de su padre). Esta es la última fotografía que le tomo. El destino no cambia, y no se equivoca.

Diego Luna interpreta a Mateo, en la puesta en escena Cada vez nos despedimos mejor, texto y dirección de Alejandro Ricaño, enero 2014 “Es una obra que no pretende hacer una radiografía exacta de las relaciones contemporáneas sino hablar de la imposibilidad de la pareja no por decisión propia, sino por su contexto y circunstancias. Buscamos que fuera una historia muy íntima, artesanal, cercana al público, que le hable de su realidad cotidiana como mexicano y ser humano. Es una anécdota en la que nos vamos a ver reflejados”, Alejandro Ricaño.

Cada vez nos despedimos mejor, que está a punto de culminar temporada (el 12 de enero) en la Sala Chopin, es una excelente obra que te atrapa desde el inicio; una historia que en algún sentido nos recuerda a El amor de las luciérnagas, otro de los grandes éxitos de Ricaño, quien con esa tan particular manera de escribir que tiene, pareciera que concibe las escenas como si las tuviera previstas desde el papel. En fin, considero -sin temor a equivocarme- que se trata de un texto brillante, el mejor del 2013…

También la producción es de primera y el trabajo de Diego Luna, es impecable, domina el escenario; desde su personaje, plática con el público, lo involucra en la historia, y el espectador se deja envolver por este actor quien con este proyecto se aventura en su primer monólogo teatral, el cual, asegura, ha representado un divertido ejercicio de memoria y entendimiento del espectáculo en su totalidad, además de disfrutar el trabajo del director al que describió “como una voz joven, poderosa en la dramaturgia”.

“Si hay un impulso que te haga reír de tu propia tragedia, creo que todavía hay esperanza de salir adelante y levantar la cabeza… Me gusta su construcción, celebra la inteligencia del público y te cuenta poco más de 30 años no de una forma lineal, sino que te invita a armar la historia”, Diego Luna. Fotos: Salvador Perches Galván.

Una respuesta a “Cada vez nos despedimos mejor, una historia en la que nos vemos reflejados”

  1. Susana dice:

    Con una breve temporada en el Teatro Lopez Tarso en el Centro Cultural San Angel, hoy el monólogo de Alejandro Ricaño, interpretado por Diego Luna cumple 150 representaciones, a las 19:00 hrs.
    Felicidades a todo el equipo!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Directorio

Un listado de enlaces a centros culturales, música, teatro, danza, infantiles, festivales y medios y más.

“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.