
Por: Claudia Magun — 22 de septiembre, 2015
¿Alguna vez has reflexionado o imaginado cómo es el dÃa a dÃa de un sordomudo en México? Ser extranjero en tu propia ciudad, un extraño en tu hogar, donde todos hablan y se escuchan, menos tú.
¿Qué te parecerÃa conocer la vida de un joven sordo, y sus peculiares travesÃas? Pues, la agrupación Seña y Verbo Teatro de sordos nos invita a conocer Un gato vagabundo, primera obra en México escrita y actuada para sordos. Una historia que te descubre qué Gato se volvió Vagabundo y cómo dejó de serlo…
Una propuesta dirigida por Alberto Lomnitz que sumerge al público en la vida de los jóvenes sordos nacidos en México, pese a retratar una sola historia de vida, representa a toda una comunidad que adentra al oyente en un mundo quizá desconocido en su totalidad.
“La obra tiene que ver mucho con dudas acerca de un futuro posible. Una sensación de una vida sin futuro, sin esperanzas. Creo que en ese sentido sà es importante mencionar que esta es una obra esperanzadora, una obra que muestra salidas pensando en los jóvenes, desde el punto de vista de la sordera, de nuestra ciudad”, Alberto Lomnitz.
La historia de Un gato vagabundo, es la historia de Gerardo, un joven sordo de 25 años cuyo idioma nativo es la Lengua de Señas Mexicana (LSM), casi no entiende el español, no lo domina en lectura y mucho menos lo entiende en los labios.
Es el tÃpico ejemplo de quienes han nacido asà en nuestro paÃs, jóvenes que viven en la casa de sus padres, aislados de su familia y del mundo oyente en general. Un extraño en su propio hogar, en su ciudad.
Sin embargo, Gerardo desaparece por perÃodos largos, la razón es porque sale a recorrer el paÃs en viaje de “ventas”, las cuales consisten en repartir algún producto barato (una libretita, por ejemplo, o algún paquete de dulces) con una breve nota que explica que él es sordo y solicitando la donación de cierta cantidad a cambio del producto.
Además, como todo buen sordo, este personaje tiene una seña caracterÃstica que lo identifica, como si fuera un nombre de pila. El de Gerardo, cuando era pequeño solÃa ser “Gato”, asà le puso su hermano mayor –también sordo– por sus rasgos felinos.
Al pasar de los años, los cambios lo llevan a identificarse como “Vagabundo” por que gusta de ser un intrépido viajero que a veces sale a acampar en total soledad, una vida bastante singular, plagada de experiencias y sensoriales aprendizajes.
Otra de las caracterÃsticas de Gerardo es, que además de ser ermitaño, es poco amiguero, entre los pocos amigos que posee se encuentra Aretes, una muchacha “hipoacúsica” (es decir, sorda pero con suficientes restos auditivos como para aprovechar sus auxiliares auditivos y, sobre todo, con un manejo relativamente funcional del español, una buena amistad que tiene el poder de convencerlo de ir a exposiciones, pelÃculas y otros eventos culturales que comienzan a interesarle.
Un gato vagabundo se presenta en el Teatro Sergio Magaña, a partir de hoy 22 de septiembre –hasta el 28 de octubre–, con funciones martes y miércoles, a las 20:00 horas, un vistazo a la realidad, a la cultura del sordo mexicano, a la situación de la juventud, del problema general de un paÃs, pero más aún de las dificultades o peripecias a las que la comunidad de sordos debe enfrentarse.
Más allá de relatar la vida de un joven, Un gato vagabundo que lleva las actuaciones de Roberto de Loera, Eduardo DomÃnguez y Socorro Casillas, exterioriza sentimientos tan ambiguos como el suicidio y el autodescubrimiento convirtiendo la trama en un rompecabezas escénico donde el público estará en constante participación.
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