
Por: Claudia Magun — 1 de diciembre, 2007
La verdad de lo que pasó entre España y Morelia, recae en la pluma de VÃctor Hugo Rascón Banda o cómo con humor se puede jugar con la tragedia.
La historia no siempre muestra todo lo que sucedió pero el teatro siempre puede darle un significado a lo que pasó, contando realmente los hechos y no lo que se dijo. Porque el teatro puede hacer de la irrealidad la realidad, mostrando la verdad y evidenciando la mentira. Porque a través de la palabra, la escena exhibe el qué y el porqué, el cómo y el cuándo, el blanco, el gris y hasta el negro.
El teatro nos puede sorprender al mostrarnos esa realidad que fue y de la cual nunca nos enteramos, aquello que nos expusieron y que nunca fue verdadero, que fue de otra manera, que nos platicaron sólo sobre lo bueno, lo suave, lo positivo, porque nunca mencionaron lo que fue negativo, lo que no se veÃa, lo que no se escuchaba, lo que acontecÃa entre paredes, oficinas y discursos. El teatro puede ser tangible, palpable, concreto, perceptible y por supuesto evidente.
“En los géneros las cosas se modifican, démonos cuenta que toda circunstancia pasa por un tamiz que es el hecho teatral que habrá que diferenciar de la realidad. La realidad es mucho más compleja de lo que nosotros estamos acostumbrados a percibir. En el escenario tienes que sintetizar, lo tratas de hacer de la mejor manera, más honesto, más profundo y más complejo. Es decir no se trata de abaratar un problema tan difÃcilâ€, Mauricio Jiménez.
El teatro es una ventana a la historia a través de un texto que sirve para darle factibilidad a un hecho… Los niños de Morelia, obra de VÃctor Hugo Rascón Banda, es la memoria de un exilio, cuando en plena Guerra Civil española, el 10 de junio de 1937, el gobierno mexicano, presidido por Lázaro Cárdenas, acogió en la ciudad de Morelia a 456 niños españoles de entre 4 y 12 años de edad, pensando que una vez terminada la guerra podrÃan volver a su paÃs, pero el bando republicano perdió y muchos de esos niños se enfrentaron a un futuro mexicano más incierto que verÃdico.
¿Cuál es la historia de la llegada de los niños de Morelia y cuál cree que fue el impacto en la sociedad de su tiempo?
Es muy complejo el recibimiento de 500 niños, cuando hay tanta carencias en un paÃs como el nuestro, pues siempre provoca ruido, pero no podÃamos dejarlos morir, no podÃamos abandonarlos, es parte de nuestra cultura, es parte de la humanidad, es parte de un sentimiento humano y en este sentido, era polÃticamente obligado de parte del gobierno de Lázaro Cárdenas recibirlos, mas cuando se estaba apoyando una lucha donde se reivindicaba un acto republicano como haber ganado unas elecciones. Y luego toda la desgracia que deviene después”.
El dramaturgo Rascón Banda se basó en los documentos de vida de los niños de Morelia que ahora son trasladados a la escena por Mauricio Jiménez para hablar en un testimonio confesional de un hecho histórico que ocurrió en nuestro paÃs y que no asumimos con la entereza debida.
Partiendo del hecho real, más que desde el punto de vista anecdótico, ¿Los niños de Morelia está hecho desde una concepción temática o en un testimonio confesional de un hecho histórico?
En ese sentido el texto de VÃctor Hugo es bastante equilibrado, por supuesto a mucha gente no le ha gustado que no les dimos bien de comer y que no los educamos bien. Pero bueno esa fue la realidad, tampoco habÃa pedagogos ni psicólogos especializados para tratar a muchachos de esa edad y con esa problemática, es impensable.
De regreso de Chile y antes de viajar a España a fin de cumplir temporada en la Sala Muntaner, de Barcelona, y de participar el próximo año en el Festival Internacional de Teatro de la Paz, Bolivia, Los niños de Morelia regresa a la escena nacional en el Teatro Salvador Novo del Centro Nacional de las Artes, con un reparto integrado por Emma Dib, Dana Aguilar, Diana Fidelia, Héctor Hugo Peña e Israel MartÃnez. Asà como con la escenografÃa e iluminación de Arturo Nava y el vestuario de Teresa Alvarado.
Los niños de Morelia es un texto obligado, lleno de azares a partir de la vida de este grupo humano que llegó a México casi en abandono, imágenes dramáticas con toques de humor que no subestiman el pasado y señalan el presente, sà un presente que no cambia a pesar de hechos como este que suceden aquà o en cualquier lado, porque el abandono o el exilio no sólo se trata de dejar un paÃs, también habla del abandono como un sentimiento constante en la vida de los seres humanos.
¿Por qué debemos ver Los niños de Morelia?
Para entender cómo estamos hechos los seres humanos, como la pertenencia es una de las esencias del ser. Pertenecer a un lugar, a una cultura, a una lengua, nos constituye; el desarraigo, la no pertenencia, el abandono, el exilio es doloroso, es de lo más siniestro, lo más delicado que hay. Nosotros cuando nacemos tenemos una absoluta certeza de pertenecer a alguien por el cordón umbilical, además es un pedazo de carne que te une, al separarte empieza a generarse esta no pertenencia pero por supuesto todo el cobijo social, todo el cobijo de amistad, todo el cobijo de una sociedad trata de sustituir este abandono, este primer trauma.Fotos: José Jorge Carreón.
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