La obra que sale mal, una obra donde la perfección del error es el pan de cada escena

Por: Josué Romero — 21 de agosto, 2018

Cuenta el mito urbano que cuando se estrenó The play that goes wrong o La obra que sale mal, fue en un pequeño foro que se encontraba en la parte alta de un histórico pub londinense que hoy se conoce como The Old Red Lion Theatre Club. Esa noche, dice su director Mark Bell, el pequeño teatro a pesar de haber vendido solo cuatro lugares, estaba a reventar. Por supuesto, el lugar, como suele ocurrir, se encontraba ocupado por familiares y amigos que venían a apoyarlos en ésta primera función.

Sin embargo, el entusiasmo por el humor único y alucinante de esta puesta en escena, suscitó el rumor y la recomendación del amigo al amigo (o de boca en boca, dirían los clásicos). Así, empezó el éxito, los amantes del buen teatro buscaban el nuevo escenario donde se presentaría, la prensa la elogiaba y, por supuesto, no faltaron las invitaciones de los festivales. Finalmente, en el 2012, llegaron al mítico West End de Londres, en el Duchess Theatre, donde desde la primera función se vio abarrotada, desde ahí el éxito irrumpió y con ello el Olivier como la mejor comedia del año.

En 2017, sería Nueva York, por supuesto que en el distrito de Broadway, obtuvo un Tony (el Oscar del teatro) por mejor escenografía, y ese mismo año, el reconocimiento como la Mejor Obra del Audience Choice Award. Desde ahí, esta obra ha recorrido diversas ciudades europeas con el triunfo en la mano y el reconocimiento de los críticos más severos.

Como era de esperarse, La obra que sale mal tenía que llegar a México, con la misma calidad, pero, en el idioma de Cervantes. El día del estreno, cayó un aguacero de esos atípicos que causó un muy típico desastre de tráfico y como bien dice su nombre, la llegada fue un desastre y los organizadores creyeron que todo saldría mal y nadie llegaría. Sin embargo, el Teatro Helénico se vio abarrotado, entre invitados, familiares, prensa y poco más de cuatro boletos vendidos el éxito de la primera función fue completo.

Pero, ¿cuál es el éxito de esta obra? En principio, se trata de una comedia hilarante donde el humor hace que se pierda la solemnidad y la seriedad se queda tras bambalinas. Al menos, eso es lo que plantearon sus escritores: Henry Lewis, Jonathan Sayer y Henry Shields.

La historia va más o menos así. Un grupo de teatro de la prestigiosa Universidad Tecnológica de Tlalpan, está a punto de estrenar una de sus tantas y exitosas producciones. La trama, al mejor estilo de las obras de Agatha Christie, nos lleva a la Mansión Haversham, donde ha ocurrido un crimen. A unas cuantas horas de su boda con Florence Colleymoore, Charles Haversham, su prometido, ha sido asesinado. Y, como suele suceder en las novelas policíacas, todos los que están en la propiedad son sospechosos. Desde el fiel mayordomo hasta el perro que se pasea por el jardín. En un ir y venir de preguntas y culpables, llega el inspector Carter, quien tendrá que resolver el misterio y encontrar al culpable antes de que… se caiga la casa.

En el Helénico los minutos pasan y las carcajadas se escuchan, cada escena, cada circunstancia y cada frase le provoca al espectador reír, reír y volverse a reír. Es como si uno estuviera frente a esa exquisita novela de Wilt del inglés Tom Sharpe y ser testigo de una serie de acontecimientos grotescos, absurdos e hilarantes, al más puro y peculiar sentido del humor británico, ese sarcasmo imperceptible tan de ellos, tan sobreetendido, que pareciera que no se toman muy en serio lo que se dice.

Así, transcurre la historia de un crimen que se transforma en dos crímenes, que va de lo absurdo a la incoherencia, pero con un humor único y alucinante que fascina a cada uno de los espectadores que entre carcajadas y aplausos gozan cada una de las irreverencias que los actores descubren en el escenario.

Entre los diálogos, la actuación y la escenografía, las ocurrencias se suscitan de momento a momento. Así, el diseño del espacio de esta farsa teatral que surge del muy brillante ingenio de Nigel Hook tiene un papel tan relevante, como desatinado e irreverente. A lo largo de la trama todos los elementos escenográficos son parte de un ingenioso entretejido que va de la palabra a la acción para descubrir el sentido fársico de un texto que más allá del chiste fácil utiliza lo ocurrente para lograr un juego donde la palabra y la acción se ven coronados por la perspicacia de un autor cuyo ingenio va más allá de sólo utilizar groserías para lograr el divertimento.

Y que decir del elenco, que es sensacionalmente blasfemo y descarado, en este juego teatral su trabajo realmente se aplaude y no podemos dejar de pensar que esta historia no estaría completa sin el talento que desbordan los actores en la creación de sus personajes. Ellos como si estuvieran en la sala de su casa, además de diligencia, en verdad se divierten y gozan su caracterización de la mano de Mark Bell quien como director de escena ha llevado esta versión mexicana a buen puerto, sin caer en una de esas versiones que tropicalizan el texto y destruyen la dramaturgia.

En, La obra que sale mal, el talento se traduce en la actuación de Irene Azuela, Artús Chávez, Daniel Haddad, Iván Carbajal, Adrián Vázquez, Ari Albarrán, Luis ‘Guana’ Rodríguez, Juan Carlos Medellín, Ana Sofía Gatica, Daniel Breton y Daniel Ortíz, un grupo actores que como relojito dan vida a un sainete que brinda muchas carcajadas y nos lleva a una catástrofe jamás imaginada donde a lo irreverente se le llama teatro.

La obra que sale mal, se presenta de jueves a domingo en el Teatro Helénico, hasta el 26 de agosto. Empero debido al éxito, sabemos de buena fuente que esta producción regresará a este mismo escenario en octubre, para quedarse todo el año y dar la bienvenida al nuevo año con el asesinato en la mansión Haversham, ese elegante escenario en el que las cosas irán de mal en peor hasta caer en un perfecto desastre.

Así, que ya se sabe, si quieres quedar bien con los amigos, con la familia, con tu pareja y, hasta con tu suegra, llévalos a ver esta espléndida pieza burlesca donde puedes reír desde el principio hasta el final, una comedia de equivocaciones exquisitas donde las barbaridades de unos valientes personajes conquista a chicos y grandes con una apuesta teatral por demás ocurrente en la que la perfección del error es el pan de cada escena. Recuerda, no te tomes nada en serio no vaya a ser que después todo termine mal, porque el que no se divierte en esta obra, realmente debe estar bastante amargado… Fotos: Adair Rodríguez Angeles.