Por: Susana Fernández — 10 de mayo, 2017
“El mundo es como el teatro, donde cada uno toma un papel”, fragmento de El Mercader de Venecia de William Shakespeare, adaptación, traducción y dirección de David OlguÃn, que se presenta actualmente en el Teatro El Milagro.
Con ese profundo conocimiento de la naturaleza humana que plasmó en cada uno de sus textos, el genio que se adelantó a su tiempo, William Shakespeare, abordó el mundo de la intolerancia, la avaricia, la venganza y, por supuesto, del amor en El Mercader de Venecia hace más de 400 años… sin embargo, esos mismos sentimientos que determinaron a los personajes de hace cuatro siglos hoy permanecen más que vigentes y se expresan en nuestro diario acontecer. Un texto que de manera singular aborda esa intolerancia religiosa que impera en el mundo, sin mencionar, la mezquindad en su máxima expresión que ha agrietado particularmente a nuestra sociedad.
Estas dos particularidades, se ven claramente en la traducción y adaptación que el maestro David OlguÃn realizó a este clásico inglés recientemente estrenado en el Teatro El Milagro que tiene como grandes protagonistas a dos masters de la escena teatral, Mauricio Davison y David Hevia.
La historia, por demás conocida, expone como en nombre de la amistad, el noble mercader Antonio deja empeñada su palabra para que su amigo Basanio tenga los recursos necesarios y asà conquistar a su amada Porcia.
Tan noble acción necesita de otro no tan noble personaje para realizarse, el judÃo Shylock un hombre miserable y rencoroso que habrá de exigir en caso de no cubrir la deuda en el tiempo estipulado, una libra de la propia carne de Antonio, de la parte del cuerpo que él eligiese.
AsÃ, respetando el clásico shakesperiano, David OlguÃn hace una adaptación ágil y entretenida que permite el lucimiento de todos los actores en escena. Ubicado en un espacio atemporal que bien podrÃa ser un centro bancario, donde lo mismo convergen, los intereses monetarios, la búsqueda de un amor o la diferencia de clases y religiosas entre los seres humanos o una caja fuerte que lo mismo guarda algo valioso que sirve de prisión.
En este sentido, la música juega un papel primordial como un elemento que envuelve las escenas –diseño de Raúl Zambrano– y permite al espectador identificar a cada personaje y su personalidad.
La elegancia de Antonio, escuchando música clásica en su iphone, mientras su vida aún no tiene sobresaltos, o la disertación sobre el amor entre Porcia y su fiel Nerissa mientras bailan al ritmo del clásico de Ray Charles In the road Jack, hacen que el público entienda y conozca mucho más sobre la naturaleza de cada uno de los personajes cuyas vidas entrelazan esta historia.
Fuera de un pequeño guiño a la realidad mexicana, que se hace en referencia a uno de los barcos de Antonio, esta versión de El Mercader… es respetado y permite al espectador que no conoce el texto original tener un acercamiento veraz sin alteraciones a la obra de Shakespeare, creo que éste es uno de los mejores aciertos resueltos con ingenio y conocimiento de la escena.
Asimismo, la dirección permite apreciar la genialidad de dos grandes actores de la talla de Mauricio Davison (Shylock) y David Hevia (Antonio) y encontrar el justo balance y réplica en el trabajo de Esmirna Barrios (Porcia), Marisol Castillo (Jessica), Fernando Alvarez Rebeil (Basanio), Simona Chirinos (Nerissa), Emmanuel Varela (Salarino) y David Juan OlguÃn Almela (Lorenzo), un elenco de primera que realiza un Mercader de Venecia que seguramente se quedará en el gusto del espectador por mucho tiempo.
La venganza, el amor puesto a prueba, la avaricia, la sobrevaloración del dinero y los bienes materiales, la aversión a quien profesa una religión distinta o tiene un color de piel diferente, son algunos de los sentimientos que se exhiben en la versión de El Mercader de Venecia de David OlguÃn, un clásico que los amantes del buen teatro no deben pasar por alto.
“Tener o no tener es la pregunta de nuestros dÃas. La desigualdad, como nunca antes, en la historia es la clave para entender al mundo contemporáneo. Nuestro paÃs en estos dÃas no escapa a dicha tragedia. En un monólogo interior sin tregua, muchas personas replican hasta el cansancio la frase de uno de los personajes del Mercader: “¿a mi edad quién va a contratarme…?”
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