Danza

Dos Soles… imágenes que se traducen en danza y memoria

Por: Claudia Magun — 11 de noviembre, 2018

Kumotaro Mukai y Espartaco Martinez presentan Dos Soles. Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, noviembre 2018 El género butoh es como la literatura de Juan Rulfo, hay quienes dicen que no les gusta porque no la comprenden y hay otros a quienes, más allá de entenderla, les cautiva sin explicación alguna. Para Kumotaro Mukai, el butoh representa “esa experiencia escénica que emerge desde la evocación imaginativa, aquella que es memoria y a su vez palabra, es el relato que nos recuerde el olvido que ya no hay fuego, pero también nos recuerde que está escondido”

“Nuestra danza no se propone exhibir derroche de talento y virtuosismo sino de exponer la vulnerabilidad de la existencia -la metamorfosis en la duración- en el tiempo. La nuestra es una danza de la longevidad y el deseo de expresar la idea del legado”, Kumotaro Mukai.

El butoh es la expresión que nace de lo más profundo del ser humano, en lo más oscuro del pensamiento y sin embargo encuentra la luz a través de una manifestación artística que no necesariamente está ligada a la belleza… En Dos Soles, Kumotaro Mukai en mancuerna con Espartaco Martínez nos llevan a descubrir un ejercicio del cuerpo y del alma que nos introduce en la profundidad de una reflexión dancística sobre la responsabilidad del hombre ante la catástrofe.

Kumotaro Mukai y Espartaco Martinez presentan Dos Soles. Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, noviembre 2018 Dos soles, cuestiona: ¿Cómo llegamos a esto?, a la creación de un artefacto con un poder de destrucción equivalente al doble del calor del Sol que hizo daño a decenas de kilómetros, un mal permanente, en el que las células de miles de formas de vida se desintegran en la diversidad del sufrimiento.

¿Por qué, después de tanto tiempo hay que hablar de aquella Hiroshima?, ¿por qué hablar sobre el accidente de Fukushima? ¿Por qué si la Constitución japonesa está cimentada sobre la paz y no la compra de armamento, se debe mantener vivo el recuerdo de aquella terrible catástrofe que inició el 6 de agosto de 1945? Para Kumotaro Mukai, la respuesta es un ‘Si’ inmediato, “porque más allá de hablar de un pasado que no ha cerrado cicatrices, se trata de mirar el riesgo de que se repita nuevamente una catástrofe y nos ahogue la vergüenza. Ahora en un ‘aquí’ que puede ser posible en muchas otras latitudes”.

Kumotaro Mukai y Espartaco Martinez presentan Dos Soles. Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, noviembre 2018 Así, los los protagonistas de Dos Soles hablan sobre los tiempos y dilemas, aquellos tiempos inciertos que todavía se viven: la geopolítica, un abuelo muerto en Hiroshima y Einstein -la ciencia en tiempos y al servicio de la guerra permanente-, el reloj nuclear (un consejo científico internacional) más cerca de la hora cero y los discursos que exacerban el odio…

Son aquellas imágenes indisociables de los gruñidos, gritos y lamentos enfrentados al fuego; un ejercicio de la memoria donde la danza vive, respira y se descubre como espíritu de los recuerdos, aquellos que el tiempo consume y entre las cenizas se olvida. Es un músico, un poeta, antes de escapar de una dificultad, aquel que mantiene el control de la situación que flota en una bruma de humo y tabaco.

Es el butoh que como expresión de las artes responde para que el tiempo no se cierre y la memoria se renueve fuera de la zona de confort y el conocimiento certificado de las aulas y centros de producción que no incluyen aquellas ideas que, políticamente hablando, han sido segregadas…

Kumotaro Mukai y Espartaco Martinez presentan Dos Soles. Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, noviembre 2018 Dos soles, se presenta hoy domingo 11 de noviembre en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, un proyecto que surge a partir de algunas reflexiones sobre la historia de las relaciones entre México y Japón para exponer aquello “que hasta hoy se ve mutilado por las extravagantes ideas sobre aquello que representa el ‘poder’, aquel que no le importa destruir”.

Un ejercicio de la memoria que el butoh guarda en imágenes dancísticas donde el humor y la ironía buscan exorcizar el terror y fascinación ante lo diferente. Aquellas que en el contexto de Kumotaro Mukai y Espartaco Martínez se traducen en danza y memoria, aquellas que articulan una idea sobre la paz y el sentido de empatía entre los seres humanos que no encuentran la esperanza de vida en un siglo entorpecido por la deshumanización del hombre y su lucha por la supremacía.

“Como descendiente de las víctimas de Hiroshima, como creador y como un ser humano no puedo evitar tratar este tema. Y creo que voy a trabajar sobre ese tema durante toda mi vida, desde diferentes modos o puntos de vista”, Kumotaro Mukai.

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.