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Rosa Mexicano o la ironía de que no todo es lo que parece

Por: Arturo Carrasco — 19 de enero, 2015

Rosa mexicano, dirigida por Martin Acosta, se presenta en el Teatro Helenico, enero 2015 “En esta obra el protagonista, guadalupano de corazón, no obstante que viola y asesina a una fan adolescente, nunca deja de creer en los milagros. Y la Virgen lo escucha. Esto es una paradoja. El teatro crea paradojas”, Luis Ayhllón.

En el refranero popular hay cientos de frases y dichos, que en dos o tres palabras pueden resumir toda una situación que a veces ni el mejor filósofo podría lograr. Para dar un buen ejemplo tenemos “le dieron gato por liebre” o “el león no es como lo pintan”, ambas frases nos remiten a la idea de que no todo es lo que parece, y en este caso, lo que pareciera ser un cuento de hadas puede resultar una comedia, un drama o incluso una historia de terror.

Lo anterior se puede apreciar Rosa Mexicano, texto del dramaturgo mexicano Luis Ayhllón, quien a partir de lo que aparenta ser una burla al mundo telenovelesco da un giro a la clásica historia de amor para convertirla en un hecho de nota roja sin perder con ello el sentido crítico o sardónico de caer en falsas moralinas.

Dirigida de manera muy acertada por Martin Acosta, Rosa Mexicano (@RosaMexTeatro) puede ser vista como una obra compleja e inteligente, pero no por eso pretenciosa –que por momentos recuerda el trabajo de David Linch, particularmente su película Mulloholland Drive, por el uso de escenas que en un principio parecen no tener relación alguna– que conforme avanza la historia nos lleva por caminos siniestros que dan sentido a la narrativa.

Rosa mexicano, dirigida por Martin Acosta, se presenta en el Teatro Helenico, enero 2015 Un retrato efectivo del star system de la televisión mexicana que aborda los círculos viciosos establecidos entre las telenovelas y sus seguidores a partir de un juego teatral que nos devela la historia de Flor, una joven que vive enamorada de Luis Vivanco, quien es protagonista de la telenovela de moda y además un ferviente creyente de la Virgen de Guadalupe. Un idilio platónico con el que Flor sueña en todo momento, un amor que la saque de su terrible cotidianidad.

Bien dicen que los dioses para castigarnos nos dan lo que les pedimos y resulta que un buen día, mientras Flor espera afuera de la televisora, como otros tantos fans en busca de conocer a su ídolo, se encuentra con Cheyo, un amigo íntimo del actor, quien le promete presentarle al amor de su vida.

Rosa mexicano, dirigida por Martin Acosta, se presenta en el Teatro Helenico, enero 2015 A partir de este momento comienza un viaje que nos recuerda a Alicia en el país de las maravillas, no sólo porque inicia con un conejo, sino por su afinidad con aquellas extrañas situaciones que enfrenta la protagonista al enredarse en esa terrible fraternidad con su ídolo de telenovela y Cheyo.

Es así que a través del humor corrosivo y crudo de Luis Ayhllón se nos presenta una realidad paradójica llena de vacío que por un lado exterioriza el sentir de la violencia y el abandono, en la cual todo es permisible por unos cuantos pesos, y en el caso de esta obra, por un puesto de quesadillas. Por otro, una sustantividad, no menos cruda, que aun cuando sirve de evasión, mediante el uso de la belleza y una falso bienestar, no deja de estar plagada de dolencias, las cuales salen a la luz una vez que se apagan las cámaras.

Gimena Gomez actua en Rosa mexicano, dirigida por Martin Acosta, que se presenta en el Teatro Helenico, enero 2015 Rosa mexicano, un proyecto de Perra Justa Producciones que se presenta en el Centro Cultural Helénico, es protagonizada por Gimena Gómez (@LaGimenaGomez), quien representa –de manera excepcional– toda aquella inocencia y confusión que tiene Flor por las telenovelas.

Un personaje que exhibe la enajenación que genera la despiadada manipulación de los espectadores y las redes de intriga que se entretejen para mantener al público pendiente del televisor.

Con esta actuación, la joven actriz demuestra que no sólo es una cara bonita y que es capaz de situarse a la altura de las grandes actrices como su propia maestra y compañera de escena Aida López (@Aidalopz), quien nos ofrece una cátedra de su capacidad histriónica en su caracterización como la madre de esta ingenua fanática que sueña con el amor de las telenovelas.

Rosa mexicano, dirigida por Martin Acosta, se presenta en el Teatro Helenico, enero 2015 De igual forma los actores Rodrigo Virago (@rodrigovirago) y Francisco Cardoso (@cardosofranc) logran la credibilidad en la concepción de los personajes, un trabajo que hace sentir al espectador, al menos fue mi caso, satisfecho e interesado por cada una de las escenas.

El diseño de escenografía es de Julia Reyes Retana, la iluminación corre a cargo de Matías Gorlero (@matiasmgs) y el diseño del vestuario es conceptuado por Fernanda García.

Como un hecho de nota roja con forma de cuento de hadas, Rosa Mexicano va más allá de una crítica ácida a la fantasía del príncipe azul y el tan trillado final: Y vivieron felices para siempre

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.