Muerte en Venecia de Britten, estreno de la Compañía Nacional de Opera

Por: Enrique R. Mirabal — 1 de julio, 2009

Ted Schmitz, tenor se presenta en Muerte en Venecia, estreno de la Compañía Nacional de Ópera de Bellas Artes en el Teatro Julio Castillo, julio 2009 Jorge Ballina debuta como director escénico con esta producción que se presentará en el Teatro Julio Castillo.

Thomas Mann (1875-1955) fue uno de los narradores más singulares del siglo XX no sólo en lengua alemana sino como exponente de una literatura que supo conjugar la rica tradición de su país natal con las más variadas corrientes del pensamiento, el arte y la psicología de su tiempo.

La montaña mágica es el punto de partida de mucho de lo escrito en el siglo XX y sigue siendo una de las novelas insignes en la evolución del género. Muerte en Venecia de 1911, en su personaje principal, Gustav von Aschenbach, funde aspectos autobiográficos ¿alter ego? y también de algunos pasajes en la vida del compositor austriaco Gustav Mahler (1860-1911): en su viaje al encuentro con la muerte, el envejecido hombre redescubre la belleza en la figura del joven Tadzio.

El lazo platónico entre ambos –más bien de manera unilateral–, más las disquisiciones filosóficas y estéticas sobre la vida y la muerte enmarcadas en una Venecia idílica por decadente pero mágicamente bella y seductora, serían aspectos demasiado atractivos para dos artistas icónicos y contemporáneos, el compositor británico Benjamin Britten (1913- 1976) y el cineasta italiano Luchino Visconti (1906- 1976).

Armando Gama, barítono se presenta en Muerte en Venecia, estreno de la Compañía Nacional de Ópera de Bellas Artes en el Teatro Julio Castillo, julio 2009Casi de manera simultánea, lanzan sus respectivas obras a partir de la novela de Mann a principios de la década de los 70 del pasado siglo, preservando el título original. Muerte en Venecia, con resultados más que satisfactorios es la última ópera del inglés y una de las últimas películas del italiano. Coincidencias, una de las pocas, entre dos artistas de muy diversa estética: las desbordadas pasiones del italiano, amante de la ópera italiana (recordar Senso ) y la severidad del británico, en ocasiones, disminuida por ciertos momentos de lirismo impresionable.

Muerte en Venecia, la ópera, se estrena en México el domingo 5 con la Compañía Nacional de Ópera de Bellas Artes en el Teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque. Para dirigir musicalmente, se invitó al californiano Christopher Franklin con intensa actividad en el género operático en los últimos doce años.

La dirección escénica y escenográfica es de Jorge Ballina, artista que incursionara anteriormente en la lírica como escenógrafo y que, con esta producción, tiene su debut en la dirección de actores y concepto dramático. Ballina ha diseñado escenografías para más de 50 óperas, obras de teatro y danza. Entre sus diseños para la ópera de Bellas Artes destacan Die Zauberflöte, Macbeth, Das Rheingold, Siegfried, y la tetralogía Der Ring des Nibelungen.

El elenco lo conforman el tenor Ted Schmitz, el barítono Armando Gama, el contratenor Santiago Cumplido y el Coro y la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, entre otros.

Santiago Cumplido, contratenor se presenta en Muerte en Venecia, estreno de la Compañía Nacional de Ópera de Bellas Artes en el Teatro Julio Castillo, julio 2009 Grabada y filmada en más de una ocasión, Muerte en Venecia, ópera cantada en inglés, se ha estrenado en Europa y Estados Unidos sin pasar inadvertida. La música, de compleja orquestación y tratamiento vocal exigente con efectos tímbricos, tiende a ser bien recibida aunque hay que reconocer que el éxito de Visconti le favorece y, mal que bien, el público puede esperar un tratamiento musical similar al de la película, cosa que no sucede. El mundo sonoro de Britten poco tiene que ver con la música de Mahler y, menos, su Quinta sinfonía.

Una sensibilidad especial que consolidó la cultura homosexual en Occidente, entendido este aspecto como obras hechas por artistas que, lejos de eludir su preferencia, la sitúan en un primer plano en sus creaciones, circunscriben la contingencia. A partir de los años sesenta (con antecedentes ilustres y a contracorriente), la preferencia sexual de muchos artistas e intelectuales se hizo pública o, en algunos casos, sobreentendida.

Muerte en Venecia, estreno de la Compañía Nacional de Ópera de Bellas Artes en el Teatro Julio Castillo, julio 2009 Del clóset de puertas abiertas de Bernstein y Barber a la libre y entrañable relación entre Britten y su pareja, el tenor Peter Pears quien fue el primer Aschenbach en junio de 1973, medió el reconocimiento de la monarquía y un paradigma que heredó Elton John, salvando el lugar común de las distancias artísticas.

Muerte en Venecia también llegó a la danza en la autoría de John Neumeier. Como dato adicional, valdría recordar que en el casting para seleccionar al actor que representaría a Tadzio, Visconti escogió a Miguel Bosé, hijo de la actriz Lucia Bosé, una de las estrellas que el director encumbró. El torero Dominguín, padre de Miguel, se opuso enérgicamente ¿qué vaticinios no quiso asimilar? y el papel fue adjudicado a un modelo. En la ópera de Britten, este papel no es cantado. Originalmente fue representado por un bailarín.

Con la dirección escénica y escenografía de Jorge Ballina, la conducción musical del estadounidense de Christopher Franklin, Muerte en Venecia se presentará el 5, 7 y 9 de julio a las 20:00 horas y el día domingo 12 a las 17:00 horas.

Muerte en Venecia, un viaje que se convierte en una travesía interna que transmuta de una vida regida por la razón a una muerte desencadenada por la pasión.

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.