
Por: MarÃa Teresa Adalid — 1 de junio, 2007
El adulto es consecuencia de un mundo que demanda eficiencia y rapidez, quién sabe cómo pasó, pero de un momento a otro el trabajo es prioridad y el cuestionamiento desmedido una herramienta del progreso que exige cada dÃa la lógica concreta y menos tiempo para soñar, abriendo el camino del agotamiento fÃsico y mental. La vida se resume como un hoyo negro en el que los seres dÃa con dÃa se vuelven más grises, mortales consumidos en su propia existencia.
Alphonse, escrita por Wajdi Mouawad es la historia que nos presenta el director Boris Schoemann y su compañÃa Los Endebles en el espacio del Teatro El Galeón del Centro Cultural del Bosque con una historia acerca de un niño como muchos lo fueron y dejaron de serlo a consecuencia del poco tiempo que queda para soñar y de la vida apremiante que domina nuestro milenio.
El “raro” del salón, el incomprendido social o el que a simple vista no resalta del montón, por famoso, exuberante, o grosero, es el niño Alphonse, despistado que sin embargo posee una cualidad única, es un soñador que imagina mundos alejados de la pobreza que nos brinda la realidad, con un corazón cargado de ilusiones, y la valentÃa de enfrentar viajes hacia diversos universos, porque además es el tesoro más pequeño de su casa.
Nadie lo sabe, pero ha realizado extraordinarias proezas junto con Pierre Paul René, su mejor amigo, con quien transita entre el mundo de la fantasÃa y realidad, el amigo imaginario, el apoyo donde se reconoce el valor de la amistad, sólo ellos dos lo saben ya que se han acompañado en las noches más oscuras estrechando ese vÃnculo, ambos guardan este secreto porque la gente del mundo actual, descarta, se burla y no cree en los sucesos que no puedan corroborarse con hechos.
Tan pequeño y tan grande, generoso y desprendido en los cientos de historias que narra, no son invención aunque asà lo parezca, es la vida misma surgida de noches de desvelo y largas pláticas con su hermano mayor que se han grabado en la mente y vuelto a interpretar en otras ventanas. El chico un dÃa salió de casa y preocupó a todos en su entorno, sus padres temerosos llamaron a la policÃa, se interrogó a todo aquél que tuvo un tiempo para tratarlo, de aquà surgió un torrente maravilloso de historias para dibujar la manera en que Alphonse es conocido entre sus allegados, descubriendo rasgos hasta ahora desconocidos para todos, su figura cobró auges mÃticos, todo tipo de historias se comentaron acerca de él, se dice que hablaba de grutas escondidas, de puestas de sol, y estrellas que mirar en el cielo, y que son fácilmente alcanzables; se dice también que, Alphonse conoció las mieles del amor, una Julieta decidió otorgarle su primer beso y encuentro romántico, su mamá aún lo niega, considera que su pequeño es un crÃo para semejante cúmulo de sentimientos.
Esto es Alphonse, un texto bello que propone Los Endebles, algo que el adulto disfruta y que los niños pueden en momentos resentir debido principalmente a seguir la secuencia de la historia por la incursión de múltiples personajes, situaciones y lugares que confluyen en voz narrativa difÃcil de atrapar, lo que por momentos se abriga tedioso y no por una mala interpretación, por el contrario, los cuatro actores en escena utilizan recursos vocales, de expresión gestual y corporal con pericia.
No hay cambios drásticos de escenografÃa, vestuario, ni movimientos escénicos radicales, los recursos de producción simples resultan efectivos por lo limpio y natural que fomentan los estados de calma, tranquilidad y armonÃa que retrata una casita de madera como único elemento donde se desarrolla la trama y que se asocia fácilmente al hogar y familia. Con esta simplicidad, y destellos ocres en el vestuario, la atmósfera se engloba en una ensoñación. El reto que lleva esta propuesta es captar y mantener la atención infantil a la par con la historia que se relata ya que las imágenes virtuales, historias fáciles que dictan la televisión y el mercado actual para los niños son fáciles de procesar y en esta obra hay que estar atentos al aquà y ahora, cuya lectura es un juego que transita con los tiempos espaciales, y la capacidad del propio espectador de interpretar el sentido de lo narrado a la luz de su imaginación, y del contexto. Alphonse, del director Boris Shoemann, con las actuaciones de Hugo Arevillaga, Mauricio Isaac, LucÃa Muñoz y Mahalat Sánchez, se presenta, sábados y domingos, en el Teatro el Galeón del Centro Cultural del Bosque
Alphonse, un personaje que casi nunca aparece en escena y que conforme el relato avanza se termina por querer.
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