
Por: Fritzi Mazari — 1 de diciembre, 2007
En la celebración de 40 años de trayectoria artÃstica, la maestra Rossana Filomarino presenta Los jardines del alma, última obra de su repertorio, y la reposición de Reminiscencias de Ofelia, dos propuestas con indagaciones temáticas y estilÃsticas distintas, pero cuyo común denominador es la figura femenina y un vestuario de grandes dimensiones.
Sobre el acento en las diferencias de su trabajo y en las coincidencias que mantiene como parte de un discurso coreográfico que ha consolidado con los años, la maestra Filomarino charló con Interescena:
“Se trata de obras absolutamente diferentes, porque veo muy claro mi desarrollo como coreógrafa, ciertos motivos que están presentes en las dos y que son muy mÃos, como el uso de las manos y los detalles de lenguaje, por eso las junte en este programa.
Ambas tienen en común un uso muy especial del vestuario, es decir es un vestuario en ambas muy voluminoso, por diferentes razones. Uno es la mortaja de Ofelia; la otra es la metáfora de una flor que va brotando. En ese sentido es la representación de una búsqueda personal donde el vestuario forma parte del lenguaje coreográficoâ€.
¿Cuáles son los aspectos que se resaltan en Los jardines del alma como resultado del concepto artÃstico que ha desarrollado en su extensa trayectoria?
Creo que la limpieza de la misma puesta en escena, no hay nada que sobre y nada que falte para el discurso que se quiere llevar a cabo. Es una obra muy atractiva visualmente, además de temáticamente, se trata de una pieza muy pictórica. La veo con absoluto sentido crÃtico y descubrà muchas cosas –digamos de la hechura– que son caracterÃsticas de mi obra, se ve un oficio en mi trabajo y en hilvanar una obra de larga duración, 40 minutos es mucho en escena.
Por otro lado, está el manejo de las intérpretes que logran imágenes muy bellas en conjunto, se ve el trabajo de grupo, son cinco bailarinas y las cinco representan las mismas emociones pero son todas absolutamente diferentes, cada una tiene su propia individualidad, aun haciendo casi lo mismo.
¿Cómo ha modificado su concepto coreográfico desde sus inicios hasta ahora?
Se ha modificado muchas veces, afortunadamente. Primero –hará como 25 o 30 años– andábamos buscando, ya dentro de la danza, una alianza con el teatro y desde la fundación de DramaDanza (1994) estoy trabajando sobre una lÃnea que fue una ruptura muy notaria con todo mi trabajo anterior. Actualmente sigo buscando en este camino donde la forma es resultado de la expresión emotiva a través de un proceso de concentración y de ir a fondo en el acto de descubrirse a si mismos a través del movimiento. Mientras antes la forma venÃa primero, ahora se descubre después de este proceso de entendimiento y también al tomar un riesgo de exponerse a enfrentarse. No todos nos gustamos, no todo lo que hacemos nos gusta y a veces lo descubrimos en este proceso de trabajo.
¿Cuál es la importancia de Los jardines del alma?
Es un trabajo de conjunto, de mucho rigor. Estéticamente muy poderoso, tiene imágenes muy sugerentes que dejan abierto el camino al erotismo y también a la reflexión de qué nos pasa cuando todo eso ya no está en su máximo esplendor. Cómo nos sentimos y qué hacer es la pregunta que se hará cada quien para no perder ese estado agradable.
En la presentación de Reminiscencias de Ofelia, la bailarina Amada DomÃnguez recrea una serie de imágenes poéticas que remiten, en flashback, a los momentos más importantes de la Ofelia shakespeariana. Por su parte, Amada DomÃnguez, Mariana Granados, Andrea Vázquez, Esthel Vogrig e Itzel Zavaleta, crean en Los jardines del alma un trazo del erotismo que vive la mujer en plenitud, asà como el vacÃo y la orfandad de los sentidos, tras irse la ráfaga del placer.
Bajo la dirección de su fundadora y directora, Rossana Filomarino, DramaDanza presenta Los jardines del alma y Reminiscencias de Ofelia, de jueves a domingo, en el Teatro de las Artes del Centro Nacional de las Artes, hasta el 9 de diciembre.
De una carácter fuerte y una convicción inquebrantable sobre el papel del creador en la sociedad de nuestro tiempo, Rossana Filomarino celebra cuatro décadas de divulgar, hacer y transformar la danza. Fotos: Sergio Arellano.
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