
Por: Enrique R. Mirabal — 1 de octubre, 2009
Escrita y dirigida por Alberto Castillo, Fatwa se presenta en el Foro La Gruta del Centro Cultural Helénico.
La frase con la que Alberto Castillo describe el tema de su obra Fatwa, “decir lo que piensas es peligroso”, nos dispone para lo que veremos al interior de La Gruta y en el viaje introspectivo del espectador a la historia y la esencia del personaje en cuestión, Ayaan Hirsi Ali, una mujer somalà que, en años recientes, acaparó la atención de los medios y puso en tela de juicio la capacidad de discernimiento de los polÃticos y las organizaciones europeas encargadas de la inmigración.
No hay tema más incómodo y apto para sacudir los hipócritas postulados de la corrección polÃtica que la incorporación de los musulmanes al contexto social de los ricos y desarrollados paÃses europeos.
Entre las muchas paradojas que este fenómeno suscita, nos topamos con la libertad de culto versus el laicismo, los derechos de la mujer en oposición a la sumisión absoluta a preceptos religiosos y leyes ancestrales, usos y costumbres en choque inevitable con los derechos humanos.
Sin embargo, el origen de los conflictos arranca cuarenta y tantos años atrás con el auge económico y el alto nivel alcanzado por estas sociedades urgidas de la importación de mano de obra barata que se hiciera cargo de las labores que los boyantes europeos desdeñaban, súmese a este panorama el derecho adquirido por los habitantes de las ex colonias y los desplazamientos de cientos de millares de individuos (millones en la actualidad) propulsados por dictaduras militares, luchas tribales y hambrunas desde Ãfrica al continente europeo.
Procedente de Somalia y tras un largo peregrinar por otros paÃses, Ayaan llega a la tierra prometida, Holanda, el paraÃso de los inmigrantes para quienes puedan demostrar ser perseguidos polÃticos en sus paÃses de origen.
Ayaan Hirsi Ali es un nombre falso que esta mujer escoge para no ser descubierta por su familia, decisión que años más tarde serÃa el pretexto ideal para que una ministra desacreditara su condición de parlamentaria y poder quitarle la nacionalidad holandesa y expulsarla del paÃs.
La historia de Ayaan es narrada y dirigida en escena por Castillo a través de remembranzas y hechos reales vividos por esta mujer e integrados por el caudal poético del autor en un desdoblamiento del personaje a cargo de dos magnÃficas actrices, Mariana Gajá y Pilar Cerecedo.
Parcos elementos escenográficos fueron creados por Fabiola Hidalgo Guislán: una mesa que se transforma en varios objetos y a la que se sientan las actrices a tomar café y dirimir diversos temas, dos rampas que conducen a una tarima acotada por un recuadro y una proyección de nubes en movimiento.
La iluminación sugerente y una música igualmente atmosférica de Rodrigo Flores apoyan los movimientos escénicos y los cambios de vestuario, burkas incluidas, y nos permiten pasar de una situación dramática a otra con perfecto discernimiento.
Gajá y Cerecedo alternan también otros personajes que nos retratan a familiares, funcionarios públicos y al cineasta Theo Van Gogh, amigo de Ayaan asesinado por un fundamentalista que con este crimen pretendÃa acallar los cuestionamientos de una musulmana a los indiscutibles dogmas de su religión.
Ayaan reside actualmente en Estados Unidos y es custodiada permanentemente para que la fatwa o decreto divino emitido por un ser humano no se lleve a cabo, es decir, para impedir que sea asesinada.
Por el camino quedan los motivos por los que Ayaan emigra más allá de la guerra que desmiembra a su familia. Una infancia llena de prohibiciones (todo es haram para las mujeres) y ritos que la marcarán de por vida, comenzando por la ablación que la convertirá en una mujer a medias, objeto de humillaciones perennes y sujeta a los designios de los varones de la familia.
Ayaan huye de un destino predeterminado por los demás y se labra una nueva vida pero en el momento que denuncia la situación de las mujeres musulmanas ante el parlamento holandés al que pertenece, comienza a ser la inmigrante incómoda que lanza las verdades que todos conocen pero que nadie quiere reconocer.
La visión objetiva y distante de Castillo no la convierte en heroÃna ni en mártir, le concede un solo beneficio, su condición de ser humano muchas veces subrayada por una fina ironÃa o una conmovedora ternura que redobla la intención primigenia del texto, describir mas no predeterminar. Cada espectador saldrá acompañado de una Ayaan a imagen y semejanza de sus propios fantasmas.
Fatwa se presenta los sábados en la Gruta del Centro Helénico, hasta el mes de diciembre. La respuesta del público permite suponer una nueva temporada el año entrante, ya sea en el Helénico o en otro teatro. Autores con la sensibilidad de Alberto Castillo y obras de este calibre literario y dramático son las que necesitamos en cartelera.
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Hola,
He leÃdo su reseña y tengo mucho interés en ver esta obra, ojalá si se quede en cartelera porque las veces que he intentado verla ya no alcanzo boletos. La pagina muy bien, le faltan concienrto del auditorio nacional
Yo ya la vi y me super encantó. Solo hay que llegar temprano al teatro o comprar los boletos con anticipacion. yo asi le hice y sà habÃa. Y eso que fuimos una bola. De lo mejor que he visto ultimamente.