
Por: Aracely Cortés — 1 de agosto, 2009
La idea sobre que las mujeres somos algo difÃcil de entender y por lo tanto las relaciones entre hombre-mujer, mujer-mujer son tan complejas como explorar un lugar lejano, tan lejano y desconocido como ha resultado el continente africano, no solamente para los europeos sino también para nosotros los latinoamericanos.
Esto es prácticamente a lo que nos enfrenteamos como público al ver El continente negro del dramaturgo chileno Marco Antonio de la Parra que se presenta de jueves a domingo en el Teatro Orientación del Centro Cultural del Bosque.
Algunas de estas ideas freudianas y jungianas están planteadas en el texto que da lugar a la búsqueda de lo ignoto, a la posibilidad de explicar la sexualidad y las implicaciones que ésta tiene en nuestro desarrollo social; asà como las diversas interpretaciones que podemos dar a todo este proceso que algunas de las veces nos resulta incierto.
El continente negro tiene varios aspectos interesantes, y uno de ellos es que se puede ver desde diferentes ángulos; no todo es blanco y no todo es negro, a lo largo de la obra los personajes reciben llamadas sin sentido, repetitivas y equivocadas, aparentemente desde Africa.
Esta parábola nos muestra ese concepto de querer llegar a algo profundo y hasta cierto punto incomprensible; el subtÃtulo de la obra “el lado oscuro del amor” también nos permite intuir que estaremos frente a temas sobre las relaciones de pareja.
El dramaturgo y piscoanalista Marco Antonio de la Parra refleja en los personajes de su obra que dirige Zaide Silvia Gutiérrez algunos de los muchos tipos de relaciones distorsionadas que van desde el enamoramiento de un profesor con su alumna de 14 años y que puede interpretarse como ya decÃa desde posturas encontradas, por un lado, el complejo de Elektra y por otro, el franco desarrollo de una pederastÃa.
Diferentes relaciones se dan en este espacio escenográfico realizado por Xóchitl González, donde en una misma dimensión dividida por plásticos que se hacen de paredes o un sofá que hace lo mismo de cama, banca y sillón. Un juego de tres personajes por actor, donde intercalan escenario Mariana Gajá, Irineo Alvarez, Angel Cerlo y Ana Karina Guevara, representando una actiz venida a menos, un caracterÃstico macho codependiente mexicano o una especie de mujer fatal. Todos mostrando lo difÃcil que es construir relaciones con prejuicios y sin la voluntad de explorar más allá de lo conocido.
Algo que es de resaltar es que este esfuerzo cuenta con el apoyo de la Fundación BBVA Bancomer y que la compañÃa Zeeka Producciones –que está haciendo su primera producción– con esta rinden homenaje a Marco Antonio de la Parra por sus 30 años de autor.
El continente negro comienza a darnos ciertos primordios de lo que veremos antes de anunciar la tercera llamada, las dos canciones del inicio y la música en general están muy bien puestas en los momentos adecuados, este trabajo está a cargo de Jordi Bachbush.
“En estos tiempos en que el papel social y productivo de la mujer ha cambiado tanto, al igual que los hombres las mujeres muchas veces anteponemos el ego frente al amor, de esto habla El continente negro que abarca a un gran números de personas y generaciones”, Zaide Silvia Gutiérrez..
Un listado de enlaces a centros culturales, música, teatro, danza, infantiles, festivales y medios y más.
bnos dias
la idea suena interesante, q los llevo a realizar la obra ? el morbo de la reaccion del publico al hacerlos sentir q pudieran ser alguno de los personajes… o una buena intencion de hacerlos participes de su actual relacion de pareja, motivarlos actuar con la persona q conviven a diario de manera efectiva?
la persona q decide llevar esta obra al bambalinas que pretende dejar en el publico?
La obra trata de los problemas de las relaciones de pareja. Todas las unidades escénicas presentan conflictos relacionados con ésto, siendo el único vÃnculo entre todas las historias El Continente Negro (Ãfrica). Una propuesta interesante para un teatro chileno contemporáneo rico en representación y crÃtica de la realidad chilena.