
Por: Susana Fernández — 26 de octubre, 2013
Por si alguien se quedo sin verla, la diva germana dará un concierto más este domingo 27 de octubre.
La noche de ayer, viernes 25 de octubre, era frÃa con sus dosis de tránsito infernal tan caracterÃstico de nuestra capital, sin embargo eso no importó para que el recinto cultural más importante de nuestro paÃs luciera a su máxima capacidad para recibir a Ute Lemper, que después de su triunfo en el Cervantino, en esa especial velada compartirÃa el escenario con la Orquesta Sinfónica Nacional.
En el ambiente se percibÃa la expectación, algunos despistados buscaban con urgencia algún boleto disponible, obvio, la taquillas lucÃan cerradas y se anunciaba que no quedaban entradas disponibles. Poco a poco todos fueron tomando su lugar y la sala iba tornándose cálida y deseosa por disfrutar de una mujer que se ha ganado a pulso el estatus de “Divaâ€.
La obra elegida para iniciar el concierto fue la Suite de La ópera de los tres centavos de Kurt Weill, interpretada con gran soltura por la Orquesta Sinfónica Nacional bajo la batuta del valenciano José Luis Castillo, la pieza sirvió a manera de bienvenida a un viaje a la Alemania de finales de los años 20. Y después apareció ella… Ute Lemper.
Agradecida de encontrarse en el Palacio y con pequeños comentarios sobre la noche y los temas, siguieron los clásicos de Kurt Weill y Bertolt Brecht: Balada de Mackie Messer, Canción de Mandalay y Surabaya Johnny, cada canción sirvió para que la germana ataviada de negro nos adentrara a ese mundo nocturno de burdeles, prostitutas y vivales, historias de noche, amor y seducción.
En cada una de ellas, la señora dio muestras de gran humor y tablas, acotada a un pequeño espacio de no más de medio metro cuadrado, ella se movÃa, gesticulaba e iba seduciendo al público mexicano que sin reservas se mostraba cada vez más embelesado con la intérprete.
Dueña de una gran teatralidad y con unos brazos que parecen alcanzar al espectador más lejano, Ute Lemper seducÃa a cada nota. “¡Qué luminosa!â€, expresó mi vecino de butaca, y es que de verdad, conforme avanzaba el concierto, esta mujer de penetrante mirada y voz portentosa nos atraÃa más y más, cada movimiento de manos era como si lanzara un hechizo y con él la comunión entre escuchas se hiciera mágica, única.
Siguieron en el programa La Trinchera, la amorosa Lili Marlen, la tierra de nuestros deseos, Youkali, y la picardÃa en J’attends un navire. Cuando tocó el turno de Naughty Lola, previo acto de coqueterÃa con el maestro Castillo, la Lemper ya tenÃa al público en la bolsa con esta historia de una cabaretera, empero aún faltaba escuchar las primeras notas de Cabaret para que un público agradecido la aplaudiera y aclamara, antes de dejarla abandonar el escenario.
Después del intermedio, previo cambio de look, siguieron los clásicos de la cantante, quien destiló amor y pasión en El acordeonista; para subyugar después con La vida en rosa, tan ella, tan dramática, tan amorosa…
El cierre con All that jazz fue la cereza de un gran show, apasionada y seductora con el movimiento de sus caderas, esta mujer de imagen frágil proyectó toda su fuerza en el escenario, su voz jugó con la música, con el ritmo, con el desenfado y el goce en el escenario.
Al final Bellas Artes se mostró agradecido, generoso en el aplauso y con la ovación, tan emocionada estaba La diva de Münster, que todavÃa regresó para darnos un último regalo, gran cierre para un gran concierto donde la Orquesta Sinfónica Nacional cumplió con honores, José Luis Castillo disfruto en el atril y Ute Lemper fue tratada como una reina por un recinto como Bellas Artes que deberÃa vivir todas sus noches asÃ.
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