
Por: Gabriel Reyes — 26 de marzo, 2013
The Metroplitan Opera de Nueva York presentó Francesca da Rimini, ópera en cuatro actos –con el último dividido en dos partes–, de Riccardo Zandonai con libreto en italiano de Tito Ricordi sobre la obra de Gabriele d’Annunzio, basada en el Infierno de Dante Alighieri.
Una super producción de Piero Faggioni, donde los cuatro personajes principales fueron interpretados por la soprano holandesa Eva-Maria Westbroek (Francesca), el tenor italiano Marcello Giordani (Paolo il bello), el igualmente tenor Robert Brubaker (Malatestino) y el barÃtono Mark Delevan (Gianciotto), estos dos últimos estadounidenses. En esta ocación, la orquesta fue dirigida por Marco Armiliato.
Toda esta gran producción hizo posible un momento grandioso que se vivió a través de la megapantalla en el Auditorio Nacional el pasado 16 de marzo. Y aquà mi experiencia de lo vivido:
Ante todo quiero decir que es emocionante, si es que por primera vez asistes a un evento de tal magnitud, saber que no estarás en el lugar mismo en el que sucede (El Met de Nueva York), sino que sabes que tu contacto con ese tiempo y ese espacio es una enorme pantalla, un satélite, una docena de cámaras de video y para decirlo rápido, es la vanguardia, la tecnologÃa que (ya se sabe que esto lleva ya tiempo haciéndose) nos abre nuevos conceptos, nuevas formas para ser testigos y disfrutar del arte, en cierta manera se puede decir que ésta sà es la globalización del arte.
Pero, volviendo a esta experiencia en el Auditorio, considero que uno está expectante de lo que va a suceder a cada momento. Una vez ubicado en mi butaca, leà un poco el programa o en este caso el desarrollo de la obra, unos minutos después de pronto surgieron las imágenes en vivo del gran recinto neoyorquino que me hicieron sentir una especie de empatÃa al saber que toda esa gente en Manhatan esperaba lo mismo que nosotros, los que estabamos aca, a miles de kilómetros en la Ciudad de México.
Un público esperando vivir una experiencia única, exquisita, sensible e inigualable, haciéndose una especie de tiempo igual, sin fronteras, sin usos horarios, sin meridianos, en fin, ya esperábamos que se abriera el telón, ver la primera escena, la escenografÃa, escuchar el primer acorde para abrir igualmente los sentidos al tiempo del arte.
Previo a esto último que debÃa suceder inevitablemente, aparace en la pantalla una conductora que nos daba la bienvenida y nos llevaba a disfrutar como una especie “de detrás de escena†o como se dice popularmente “tras bambalinasâ€, y esto lo vivà un poco a medias ya que mi inglés no es muy bueno y entonces tenÃa que poner más atención, pero bueno, ya se dice que una imagen dice más que mil palabras, asà que mas o menos comprendà algunas cosas; ésta intervención de la conductora sucedió en cada intermedio de los actos, mostrándonos distintas partes de la gran, pero gran, producción que se realiza esta importante y célebre compañÃa.
Aquà puedo explicar un poco lo de gran, es muy sencillo, es simplemente impresionante observar las grandes escenografÃas montadas en minutos, la gente trabajando: los tramoyistas, los de vestuario, los maquillistas, los encargados de las luces, el sonido, los detalles de cada momento, es ver en directo cómo se lleva a cabo una producción, no sólo a los que están en escena, sino que ves a todo un equipo gigantesco trabajando para esos instantes que a continuación narraré. Es gustoso ver cómo el arte no sólo une a personas desde el escenario, sino también fuera del él, es decir, a mil kilómetros el arte convoca y concentra, siempre a partir de la obra que se representa.
Creo conveniente hablar de lo que sucede atrás del escenario y dejar al final la sintaxis de la obra. Y bueno… los cuatro cantantes principales me dejaron con un gran contento auditivo, todos cumplieron con ese gran compromiso, no de lucir individualmente sino de cumplir con ese conjunto de trabajo, con ese conjunto de escuchas, con ese dejarse ser en la obra, sin encimarse, sino fluyendo dentro de la misma.
Esto no sólo lo logró el elenco, fue el todo, y eso es lo interesante, desde el observar cómo es que un florero esta perfectamente bien acomodado, con esa entrega y sensibilidad, pasa de ser un simple objeto a ser un objeto que transmite, que está cargado de sentido, entonces se vuelve parte de un ente –que es la obra–; y es asà como todo empieza a ser una especie de sueño, la luz que entra por la ventana, las rosas del jardÃn, la cama, todo.
Debo decir que en esta reseña retomo las partes ocultas porque al igual son extraordinarias, es un descubrir armónico, manos trabajando tejiendo un mismo sueño. También debo recomendar esta experiencia, ya que es muy grato sentirse no como espectador sino como alguien que fluye dentro de la producción, saber que de igual manera al poner todo el cuerpo y los sentidos, la obra cobra vida, saber que si vivimos con Riccardo Zandonai su gran ópera, que fuimos parte parte de ese instante que sólo se logra en conjunto.
La mejor forma de agradecer la parte artÃstica fue vivir esa parte tan importante que es la producción, ese inmenso trabajo que significa el llevar a escena el instante eterno que es el arte, el arte que da vida a la irresistible Francesca da Rimini, ese episodio del Infierno de Dante, que para mà significó toda una experiencia que pretendo –si me es posible¬– volver a vivir en cada producción que presente el Met durante esta temporada que convoca el Auditorio Nacional, asà espero estar presente en la próxima, donde se podrá apreciar la voz del contratenor David Daniels quien lleva el papel principal de Julio César y a la soprano Natalie Dessay interpretando a una deliciosamente exótica Cleopatra.
Giulio Cesare será una nueva producción del Met sobre esta obra de Georg Friedrich Händel, una ópera que conquistó Londres en tiempos de este esquisito compositor alemán y que llega a este gran escenario neoyorquino con la dirección de escena de David McVicar y la batuta del maestro Harry Bicket, especialista en el repertorio barroco. Nos vemos el próximo 27 de abril en la megapantalla del Auditorio Nacional, Una cita que no nos podemos perder.
Un listado de enlaces a centros culturales, música, teatro, danza, infantiles, festivales y medios y más.
Deja un comentario