
Por: Enrique R. Mirabal — 25 de noviembre, 2010
Convertirse en un artista célebre, aplaudido y seguido por multitudes en todas las latitudes requiere de una labor de años dándole duro, en el caso de André Rieu, al violÃn.
Desde joven, el ejecutante holandés, tenÃa muy claro que lo suyo era ser popular y exitoso. Lo ha logrado, con una estrategia básica: dándole al público lo que éste quiere oÃr y ver y, aunque pareciera curioso, hay un denominador común que enlaza a clases sociales en los cinco continentes.
Si en México, Raúl Velasco, mantuvo un programa de variedades musicales en la televisión por décadas con un alto rating y un auditorio cautivo, surtidor de cantantes pop y vernáculos, demuestra que hay una fórmula universal y es la misma que utiliza Rieu.
En su espectáculo de más de dos horas, incluidos varios encore, André Rieu saluda, dialoga con el público, hace bromas, induce lágrimas, da consejos y proclama su buen corazón a través de un granado anecdotario y máximas que van desde la ecologÃa, la preservación del planeta, la evocación de Ãdolos recién fallecidos como Michael Jackson y, cual predicador estadounidense o brasileiro, la sanación del cuerpo y el alma a través de la música ¡Aleluya! En este punto, recordamos que la risa, voluntaria o involuntaria, también es muy sana.
Qué decir del repertorio y de los intérpretes: Valses vieneses con Johann Strauss a la cabeza –de hecho, la orquesta de Rieu, lleva el nombre del músico vienés–, música popular pero con arreglos asépticos, fragmentos de música clásica con refuerzo de efectos orquestales.
Hay que destacar que todos o la mayorÃa de los músicos de la orquesta son excelentes solistas por sà solos, con formación académica, sin improvisaciones al estilo jazzÃstico sino con un timing muy bien ensayado y frÃamente calculado.
Rieu dirige tocando su violÃn –un Stradivarius construido en 1667– al viejo estilo vienés que popularizara Strauss pero le da oportunidades de lucimiento como solistas a varios miembros de la orquesta: cellista, acordeonista, clarinetista paradigma de lucha por la sobrevivencia y está acompañado por un sexteto de rollizas y rubicundas damas vestidas, como las atrilistas de la orquesta, en voluminosos trajes de noche (miriñaque y crinolina incluidos) en brillantes colores sanborns-cake que harÃan las delicias de cualquier quinceañera acompañada de chambelanes.
André Rieu se mantiene en activo todo el año, dando conciertos y grabando, en vivo o en estudio, discos y videos que abarcan un repertorio extenso y multicultural.
En 2009, según la Revista Billboard sólo 5 artistas vendieron más boletos de conciertos en el mundo que André Rieu: U2, Madonna, Bruce Springsteen, AC/DC y Pink. “El Rey del Valsâ€, como es conocido, ofreció 112 conciertos en cuatro continentes, vendió más de 834,000 boletos y logró una recaudación de casi 96 millones de dólares.
De cada paÃs que visita o está en la mira de su periplo, incorpora melodÃas tradicionales o folklóricas, parafrasea canciones rusas de antaño, tangos y marchas con toque de Mundial futbolero. Vaya que sà sabe lo que pide el público.
Ante el asombro de la euforia despertada en su primera visita a México, nos preguntamos, cómo es tan popular: una amiga disipó la incógnita: la piraterÃa.
De Estados Unidos y Canadá a Australia o Sudáfrica, el músico incorpora a cantantes de algunos de estos paÃses para componer sus ensambles de tres tenores y tres sopranos que, por separado o juntos, adornan sus conciertos. La óptima calidad del sonido en vivo o en grabación, obviamente, es otro de sus sellos distintivos.
En respuesta a la cálida acogida del siempre fiel público mexicano, se anuncia que Rieu repetirá, en el escenario de sus grandes éxitos, otro paquete de conciertos el año entrante. No dudamos que otras ciudades populosas de la República se sumen a la contratación y, quién quita si, por ahÃ, alguien lo quiera contratar para los quince de su hija.
Un listado de enlaces a centros culturales, música, teatro, danza, infantiles, festivales y medios y más.
Deja un comentario