
Por: Colaborador Invitado — 10 de noviembre, 2010
Todo empezó hace algunos meses con la noticia de la visita de Pixies a la Ciudad de México y la cuenta regresiva comenzó.
Siempre se sueña con este tipo de conciertos, imaginar tener la oportunidad de poder hacer un coctel musical con tantos ingredientes de excelente calidad, realmente eso sólo podrÃa ser un sueño que afortunadamente OCESA hizo realidad el pasado 16 de octubre, fecha que muy difÃcilmente podremos olvidar quienes fuimos testigos de una mega fiesta donde todo embonó como en una buena partitura, iniciando por la excelente organización, el Festival Capital.
Con una puntualidad que desde el inicio se hizo notar con el grupo She’s a Tease, quienes saltaron al escenario contagiando la necesidad de bailar a todos los que Ãbamos arribando al Festival como una estrategia de calentamiento, muy digna de aplaudir ya que fueron estos chavos regiomontanos –quienes por cierto están por sacar su primera producción titulada Millonaria–, los que (por decirlo de algún modo) marcaron el camino hacia los demás escenarios que en su total sumaron tres: Corona, Capital y Corona light.
Convirtiendo asà esta cita en algo único tanto por su magnitud en cartel de lujo y gran calidad de todos los que impusieron su ritmo, como en su tamaño. Era impresionante que por donde quiera que alzaras la mirada la fiesta siempre iba en aumento. Asà que se tenÃa que pensar muy bien cómo invertir el tiempo ya que era imposible estar en todos lados a la vez (no me habrÃa disgustado eso de tener el don de la ubicuidad).
Sin perder un segundo y confiando en un itinerario al pie de la letra, me dirigà a escuchar a los españoles de Triángulo de Amor Bizarro, gallegos exponentes del indie rock que lograron mantener el ánimo del respetable, logré escuchar el final de su presentación que me dejó con un buen sabor de boca a pesar del poco tiempo y con un público que siempre iba en aumento salà volando de regreso al escenario Capital.
Aquà tuve un gran encuentro con Adanowski, al cual no habÃa tenido la oportunidad de escuchar en vivo, y con el corazón abierto me dispuse a verlo, siendo mi sorpresa el increÃble músico y showman que resultó ser el llamado “Ãdolo” – vástago del también polifacético Alejandro Jodorowsky–, su dominio de los tiempos, asà como la lectura que le da a cada momento de su estancia frente al público hicieron que los cuarenta minutos que lo disfruté fueran un parpadeo.
Ya que en esta ocasión mis expectativas tempranamente fueron superadas, augurio que parecÃa se iba a prolongar durante todo el evento, con más entusiasmo corrà a ver a los compatriotas de Chiquita Violenta pero esta vez me tendrÃa que conformar con oÃrles de lejos ya que tenÃa que hidratarme, asà como otros cientos que tuvieron la misma idea y estaban engrosando la fila de los abastecimientos de lÃquido localizados por todas partes por donde miraras.
Con el horario cada minuto más apretado y con suficiente agua para el resto del dÃa hice mi penúltima parada para escuchar a White Lies, ingleses que con un rock suave prepararon la tarde para que de un momento a otro todas las expectativas fueran conjuradas, todo lo contenido explotara con la aparición de quienes eran, sin duda para mÃ, “el plato fuerte” del Festival: Pixies.
Con la firme –y sólo un poco difÃcil– decisión tomé las fuerzas pertinentes para anclarme en el escenario principal donde realmente comenzarÃa el sueño. Primero, para calentar motores apareció Regina Spektor que desde que salió no paró de sonreÃr y agradecer la primera oportunidad de presentarse en Distrito Federal ante tanta gente, lo que me hizo voltear y sorprenderme al observar un mar de fanáticos cantando y bailando. Transcurrió asà su concierto y proseguà con la estrategia de acercarme lo más posible a las tarimas con los nervios cada vez más erizados e incontenibles…
Esperé con ansias ochenteras a James, que volvió a hacer bailar a los ya incontables seguidores reunidos en el Autódromo. Esta banda británica nos regaló una hora de intensidad con bailes del vocalista que parecÃan hacerlo caer en pedazos mientras destilaba letras y música, finalmente culminó con la invitación de los músicos para que la banda tomará por asalto el escenario y clausuraran asà el escenario Corona –que ya para entonces se encontraba hasta el tope–, fue con una despedida apoteótica que los ya veteranos de James dijeron adiós al público mexicano.
Ya para entonces, la lucha por ganar un mejor lugar se intensificaba, mientras en el otro escenario ya tocaba Interpol, por algunos momentos se podÃa escuchar y ver en las pantallas lo que ocurrÃa a sólo unos metros, pero nadie se movÃa, sabÃamos que el lugar habrÃa que defenderlo impasibles e inamovibles. Alrededor se alcanzaban a escuchar gritos como “Interpol ya vendráâ€, o “ninguno se compara con Pixiesâ€â€¦
Daban las diez con cinco cuando la euforia se desató, la espera habÃa terminado y cuatro músicos que hace muchos años decidieron llamarse Pixies lograron lo que en ningún concierto habÃa visto hasta el momento: ¡lágrimas de emoción!
Cada canción, cada acorde, cada gesto hicieron temblar las fibras más profundas de las más de 60 mil personas reunidas para esta ceremonia, este fue el clÃmax del esperado Festival Capital todos nos entregamos a esta banda considerada parteaguas del rock y de la música en general que se despedÃa sin haber tocado el ya clásico Where is my mind.
Falsa alarma, regresaron a tocarla y, ahora sÃ, el sueño se hizo realidad con el inicio de Gigantic, ¡no hizo falta nada!, satisfechos ya hasta las amÃgdalas rendimos aplausos, gritos y homenaje para decirles un muy difÃcil hasta luego… La vida sà que es diferente después de PIXIES.
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