José Luis Castillo nos dedicó música que cura el corazón en Bellas Artes

Por: Colaborador Invitado — 27 de marzo, 2013

José Luis Castillo dirige la Orquesta de Cámara de Bellas Artes en su Temporada 2013 El pasado jueves 14 de marzo, en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes, se presentó el séptimo programa de conciertos de la Orquesta de Cámara de Bellas Artes, como parte de su primera temporada (enero-marzo) de 2013.

El director José Luis Castillo, un valenciano afincado en México desde 1997, fue el encargado de guiar esta pequeña y virtuosa Orquesta -que nació a mediados del siglo XX con el nombre Yolopatli, palabra náhuatl que significa “cura para el corazón”- a través de un programa compuesto por dos piezas románticas, muy del siglo XIX, y una obra de mediados del siglo XX. Una experiencia que, si hubiera que resumirla en una palabra, tendría que ser “mística”.

La primera obra fue la Plegaria de los ángeles guardianes de Franz Liszt, de ésta Años de peregrinaje, es una pieza dedicada a su nieta Cósima, concebida originalmente para melodeón y piano, y que da cuenta del gran intérprete que fue el famoso compositor húngaro.

Nathalie Forget  se presenta con la Orquesta de Cámara  de Bellas Artes, dirigida por José Luis Castillo, en su Temporada 2013 Casi de inmediato el concierto continuó con una muestra de Johannes Brahms, otro exponente del romanticismo alemán. La obra Es ist ein Ros’entsprungen (Una rosa ha florecido) nos acercó a una faceta poco conocida de este compositor, pues forma parte de los 11 preludios corales que Brahms realizó basándose en antiguas melodías litúrgicas de la Iglesia protestante.

Su obra se basa en una vieja melodía alemana, fue un villancico navideño que se ha versionado en múltiples ocasiones, una de las más célebres por Sting.

El plato fuerte de este concierto fue sin duda el estreno en México de Tres pequeñas liturgias de la presencia divina del compositor francés Olivier Messiaen.

Messiaen, que fue además ornitólogo y organista de la Iglesia de la Santísima Trinidad de París hasta su muerte (en 1992) es, sin duda, uno de los compositores contemporáneos más interesantes. Sus fuentes de inspiración fueron tres, según sus propias palabras: la fe católica, el canto de los pájaros, y la leyenda de Tristán, aquel caballero de la Mesa Redonda enloquecidamente enamorado de Isolda.

Schola Cantorum de México, de la mano de Alfredo Mendoza, se presenta  con la Orquesta de Cámara  de Bellas Artes, dirigida por José Luis Castillo, en su Temporada 2013 En las tres composiciones que escuchamos como “encantados”, la fuerza del espíritu de Messiaen es patente, fascinante e hipnótica. Su intento de expresar por medio de la música sus profundas convicciones religiosas no sólo se escucha sino que se ve, y casi se toca. Ante la “teología de la alegría” de Messiaen, la audiencia comparte una experiencia cercana a la sinestesia.

Para interpretarlas, además de la Orquesta de Cámara de Bellas Artes, escuchamos al Coro de niños y jóvenes de la Schola Cantorum de México, de la mano de Alfredo Mendoza, Carlos Salmerón en el piano y a Nathalie Forget tocando un singular instrumento electrónico que seguramente recordó a más de un asistente canciones de Radiohead o de la banda sonora de la película Amélie: las ondas Martenot.

La idea del compositor fue dedicar cada una de las liturgias a un tipo de presencia divina diferente: la primera, al Dios que está presente en nosotros; la segunda, al Dios que está presente en sí mismo; y la tercera, al Dios que está presente en todas las cosas. Compartamos o no su fe, Messiaen nos presenta estas ideas inexpresables de forma deslumbrante, sobrecogedora: no sólo en forma de sonidos, sino de colores.

Orquesta de Cámara  de Bellas Artes, dirigida por José Luis Castillo, en su Temporada 2013 En 1945, durante el estreno en París de esta obra, el piano estuvo a cargo de Yvonne Loriod, esposa de Messiaen, y Ginette Martenot fue quien interpretó el peculiar instrumento inventado por su hermano en 1928. Esa noche, la admiración del público fue clara.

En el estreno de las Tres pequeñas liturgias en México, Carlos Salmerón y Nathalie Forget estuvieron a la altura de su circunstancia. Asimismo, el Schola Cantorum, el maestro José Luis Castillo y los músicos de la OCBA conmovieron al público mexicano que los recompensó con un merecido entusiasmo.

La presente temporada de conciertos sigue mostrando que la Orquesta de Cámara de Bellas Artes es sinónimo de pasión y calidad musical. Dentro de ese edificio afrancesado del Centro Histórico de la Ciudad de México, se encuentran a menudo, los mejores remedios para el corazón y el espíritu del hombre, sea éste religioso o no.

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.