
Por: Enrique R. Mirabal — 1 de septiembre, 2007
Dentro del grupo de Los Seis: Honegger, Milhaud, Durey, Tailleferre, Auric y Poulenc, aquellos compositores franceses apadrinados por Satie que emergieron después del impresionismo y de Stravinsky e intentaron, en buena medida, abrir nuevos caminos para la música a comienzos del siglo XX, Poulenc es, hoy en dÃa, el más memorable y programado en las salas de concierto y teatros de ópera (a pesar de haber compuesto sólo tres de ellas).
Francis Poulenc (1889- 1963) tuvo una especial facilidad para componer música para ser cantada. A su haber, varias colecciones de canciones, un Gloria que ha contado con el favor de las casas discográficas y tres óperas dan muestra de este natural talante. Les mamelles de Tiresias, La voix humaine y Les Dialogues des Carmélites tienen el suficiente peso para representar a su autor entre los autores más significativos del género durante el pasado siglo. En México, Los diálogos… tuvo su primera vez, cantada en español, poco tiempo después de su estreno mundial en 1957 y La voz humana se ha podido escuchar en versión de concierto y también en teatro en años recientes.
La producción del Teatro Colón de Buenos Aires que llega a principios de septiembre al Palacio de Bellas Artes es una puesta de Marcelo Lombardero como director de escena, Stefan Lano en la dirección musical e iluminación de Luciana Gutman. En el reparto, en el que comparten créditos mexicanos e invitados, están Patricia González en el papel principal de Blanche de la Force, Dante Alcalá, Amelia Serra y Jorge Lagunes, el barÃtono mexicano que ha logrado colocarse en escenarios internacionales.
Lombardero aclara que su versión del drama Ãntimo y de trágico final de un grupo de monjas encerradas, primero en su convento y después, presas de los excesos de la Revolución Francesa, no pretende ser un gran espectáculo per se y que delega toda la responsabilidad dramática a los intérpretes, un punto loable si se cuenta con cantantes/actores de primera lÃnea. El argumento de la ópera proviene de George Bernanos y está inspirado en hechos reales, en uno de los tantos crÃmenes cometidos en nombre de las revoluciones, material que proporciona mucha tela de donde cortar. Lo importante es encontrar al sastre que se atreva a confeccionar el traje.
Puntos a favor de esta puesta son, en primer lugar, el poder escucharla después de medio siglo en la principal casa de ópera del paÃs. En segundo lugar, el que será cantada en su idioma original, el francés, por supuesto, con supratÃtulos en castellano para seguir la trama y ejercitar los músculos oculares. Y el tercero, que la colaboración con el Colón, seguirá con otros tÃtulos, ya se anuncia a Korngold para el mes de diciembre.
Quienes estén en contra de estas coproducciones deberÃan pensar en lo positivo y ventajoso del trato. Ante la contundente escasez de fondos para producir nuevos tÃtulos, la Ópera de Bellas Artes se verÃa obligada a repetir los mismos Verdi y Puccini de siempre. Con los argentinos de socios para esta aventura lÃrica, al menos, encontraremos diversidad, amplitud de mientes y oÃdos y la posibilidad de abrir una ruta para los cantantes mexicanos en el extranjero.
Las funciones de Los diálogos de las carmelitas (no veo el por qué eliminar los artÃculos del tÃtulo, serÃa como escribir Lago de cisnes) son: los domingos 2 y 9 de septiembre a las cinco de la tarde y el martes 4 y el jueves 6 a las 20:00 horas. No se pierda una de las óperas clave del siglo XX, entre las pocas que hubo.
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