La viuda alegre en el Teatro de la Ciudad: la opereta vienesa se niega a desaparecer

Por: Enrique R. Mirabal — 6 de febrero, 2009

La viuda alegre bajo la dirección de Leopoldo Falcón se presenta en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, febrero 2009 Varios proyectos en los últimos años dan fe del interés de un determinado sector de músicos y directores escénicos por oxigenar un género que tuvo mejores épocas en los teatros mexicanos. La opereta, de origen vienés, y la zarzuela, de obvia estirpe madrileña, hicieron las delicias del público a principios del siglo pasado en esta ciudad capital y el gusto se proyectó al interior del país gracias a las giras de las compañías itinerantes.

Esperanza Iris, que recién recuperara su estampa y nombre en el teatro que construyera y la viera brillar en este género, fue la figura paradigmática de la opereta aunque no la única en nuestro país. Como mencionamos en colaboración anterior, Sofía Alvarez, Rosita Fornés, Ernestina Garfias y Cristina Ortega, en diferentes décadas cada una, cristalizaron su empeño por mantener y sacar a flote esta variante lírica que sigue gozando de muchos seguidores.

El Teatro de la Ciudad Esperanza Iris (es preferible decidirse por un nombre más corto y fácil, es decir, recuperar el Iris original) convocó en el pasado 2008 a una gala en homenaje a su fundadora, la señora Iris, y ahora da cobijo a la opereta por antonomasia, La viuda alegre, de Franz (en húngaro, Ferenc) Lehár (con o sin acento, ad lib.).

La obra de chispeantes situaciones e ingeniosos diálogos se debe a los libretistas Leon y Stein, los mismos de El conde de Luxemburgo del propio Lehar y de La princesa de las czardas del húngaro Imre (Emmerich, en alemán) Kalman.

La pieza sobre la que se basaron los autores de la trama es una comedia, El Attaché de la embajada del francés Henri Meilhac, un fructífero escritor de obras ligeras y libretos de ópera y operetas francesas, varias de ellas para Jacques Offenbach, uno de los pioneros en la creación de operetas de gran aceptación del público y de melodías que han superado el paso de siglo y medio. Meilhac es, dato curioso mas no sorprendente, el autor junto a Halevy del libreto de la ópera Carmen de Georges Bizet.

Lourdes Ambriz se presenta en La viuda alegre en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, febrero 2009 Como vemos, el periplo de la opereta a través del territorio europeo, y de ultramar posteriormente, fue dejando adeptos o fans en el continente. Sus inicios se relacionan, aunque no de forma exclusiva, con el singspiel alemán, teatro popular que combinaba partes habladas con otras cantadas. La flauta mágica de Mozart sería un ejemplo de este género y, con seguridad, el más ilustre.

Más allá del antecedente histórico, la opereta es un producto decimonónico típicamente alemán, universo cultural en el que va incluida Austria y, concretamente, el Imperio Austro-Húngaro que feneció a mediados del siglo XX. De Alemania, llegó Offenbach a encantar a los parisinos con sus valses, galops y aires picarescos y satíricos que no respetaron ni el universo helénico ni la novelística de Julio Verne.

También Jean Gilbert (La casta Susana) sentó sus reales en París. La impronta de los alemanes fue aprovechada y continuada por numerosos músicos franceses que hasta mediados del siglo XX compusieron operetas y similares para el icónico Folies Bergére.

En la Viena que retratara como nadie Stefan Zweig en su autobiográfico libro El mundo de ayer, convivieron artistas intelectuales, dramaturgos, científicos, filósofos e incipientes cineastas. En este mundo perdido para siempre, reinó la opereta heredada de Johann Strauss, hijo (El murciélago, Sangre vienesa, Una noche en Venecia…) Franz Lehár e Imre Kalman junto a otros autores de méritos desiguales produjeron obras que acapararon la atención del público. Autores colocados en las antípodas (mas no tanto) como el genial Gustav Mahler tomaron aires callejeros y de moda para incorporarlo a sus obras sinfónicas.

Jorge Lagunes se presenta en La viuda alegre en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, febrero 2009 Sin sugerir más que coincidencias epocales y trasvases vieneses, puede encontrarse una similitud melódica entre la Primera Sinfonía, primer movimiento del mencionado Mahler, compuesta entre 1884 y 1888 y uno de los temas de La viuda alegre (1905), siendo tal vez un aire de moda escuchado en el Prater.

En México, sopranos como Lourdes Ambriz e Irasema Terrazas han incorporado operetas o fragmentos de éstas en sus conciertos. Es Ambriz, precisamente, quien tendrá todo el peso de esta Viuda.

Vocalmente demandante pero sobre todo, con la exigencia de una caracterización desbordante de glamour, burbujeante como la champaña y llena de gracia como el Ave María, Hanna de Glavary debe cautivarnos desde el momento de su aparición en el primer acto con plumas y joyas, rodeada de buitres en frac tras su fortuna, hasta el lánguido vals en el Maxim’s del tercer acto, sin olvidar un imparable timing de comedia en el acto intermedio,

Hada Vilja incluida. Elisabeth Schwarzkopf, Hilde Gueden, Joan Sutherland, Anna Moffo y Beverly Sills han sido algunas de las sopranos relevantes de los últimos tiempos que se atrevieron con la opereta.

La Schwarzkopf y la Gueden fueron las máximas intérpretes vocales, dueñas absolutas de la línea vienesa, el buen gusto y la elegancia requerida para cantarlas. La Sills, con su inseparable toque kitsch, la más cercana al público en sus presentaciones en teatro, en franca complicidad con el particular gusto de sus fans.

Dante Alcalá se presenta en La viuda alegre en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, febrero 2009 Hoy en día, sobresale con mucho, la manera de hacer tradicional, old fashion si se quiere, pero con la calidad y la fidelidad como premisa de los empresarios y directores artísticos del Festival Mörbisch en Austria y la labor de Jerome Savary en París con montajes más estridentes, procurando atraer a un público más joven y diverso.

En Londres, se ha sostenido una tradición de buen humor británico con las geniales obras de Gilbert & Sullivan. La New York City Opera y algunos teatros de Rusia y otros países de Europa del Este perpetúan el género con mayor o menor fortuna. Hungría a la cabeza de la perseverancia, por razones obvias de su patrimonio cultural.

La viuda alegre, empresa loable por el entusiasmo y las buenas intenciones pero endiabladamente difícil, dejando a un lado lo exiguo del presupuesto. Cualquier exceso, aggiornamento o salida de tono puede tener fatales consecuencias.

Director Concertador: Mario Rodríguez Taboada
Dirección General y adaptación de la traducción al español: Leopoldo Falcón.
Elenco: Leopoldo Falcón, Verónica Lelo de Larrea, Jorge Lagunes, Lourdes Ambriz y Dante Alcalá, además de la actuación especial de Rosita Montesinos.
Orquesta de la Compañía Mexicana de Zarzuela y Opereta
Coro Promúsica

Teatro de la Ciudad Esperanza Iris: Viernes 13 y domingo 15 de febrero

4 respuestas a “La viuda alegre en el Teatro de la Ciudad: la opereta vienesa se niega a desaparecer”

  1. eduardo dice:

    saludos a todos, una pregunta cual es la duración aprox. de la opereta?

  2. I will love to purchase La Viuda Alegre en DVD it is a beautifful opereta.
    I live in Miami Florida but I know this opereta a a lot of Zarzuelas since bu home town Cuba that I missed now for 36 years.
    Thanks

    magda125@aol.com

  3. Pedro Lira Gozález dice:

    Me gusto mucho la opereta: “La princesa de las czardas” de E. Kalman.
    ¿Es posible conseguir el libreto en español de esta obra? o al menos conseguir en español el duo de Silva con Edwin?

  4. Pedro Lira Gozález dice:

    Soy un hombre de 76 años y me gusta la opera, operetas, conciertos. Encontré muy acertados los comentarios sobre:” La viuda Alegre”. Por ello recurro a ustedes si me pueden ayudar en buscar el libreto de: La Princesa de las czardas” de E Kalman en idioma español; en especial el dúo de Silva Varesku y Edwin. de antemano muchas gracias

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.