
Por: Enrique R. Mirabal — 10 de febrero, 2014
CompañÃa Nacional de Ópera presenta del 11 al 18 de febrero… Crónica de una guelaguetza anticipada
Para abrir la primera temporada del 2014, regresa a Bellas Artes La flauta mágica de Mozart en una nueva versión escénica de José Antonio Morales, acompañado en los principales rubros de la obra por Iván López Reynoso como director musical al frente de la Orquesta y el Coro de Bellas Artes.
Rosa Blanes Rex, realiza el diseño de vestuario que complementa el famoso Remigio Mestas en el trazo y confección de huipiles, su especialidad y, en mancuerna con Morales la escenografÃa y la iluminación. El elenco de voces mexicanas encabezado por Lourdes Ambriz, Maribel Salazar, Diego Silva, Ernesto RamÃrez, Josué Cerón, Ãride MartÃnez y Támas Bátor (húngaro).
Favorita del público, incluido el infantil para el que se han creado varias puestas, la última ópera de Mozart (propiamente, un singspiel: diálogos alternando con partes cantadas) ha recibido, desde su estreno, los más diversos tratamientos escénicos, principalmente, en la segunda mitad del siglo XX e inicios del XXI.
La más reciente puesta mexicana que recordamos se debe a Sergio Vela e incluÃa una narradora de textos en castellano. En Nueva York, especÃficamente en el MET, Julie Taymor, entre la pelÃcula Frida y el musical Spiderman, incursionó en la ópera con opiniones dispares sobre su desempeño.
Quizás, el acercamiento más feliz a la partitura de Mozart y la historia de Emanuel Schikaneder proviene del sueco Ingmar Bergman. En una filmación (1975) de la representación de la ópera, con la presencia de público en el teatro-varios artistas famosos invitados, el director, con la cámara de Sven Nykvist, conjunta cine y teatro en la más feliz y gozosa experiencia que de la ópera se haya obtenido en el celuloide pero no fue una coincidencia.
Bergman era hombre de teatro antes de dedicarse al cine además de ser poseedor de una vasta y diversa cultura aunada a una visión aguda y mágica del fenómeno artÃstico y una delicadeza extrema para llevar a cabo sus proyectos, sin importar la trama ni el medio en que se desenvolvieran sus personajes. No se nos olvide: con un gran sentido del humor.
Die Zauberflöte está relacionada con la magia en la misma medida que deja asomar el esoterismo y los cultos secretos de civilizaciones milenarias de las que se nutre el ritual masón al que Mozart se acercó en sus últimos años. TenÃa 35 años al componer La flauta mágica, dirigió su estreno en 1791 y murió poco tiempo después. Ni Zoroastro ni los astros tuvieron la gentileza de anunciarle el cercano fin.
En el boletÃn de prensa sobre esta primera ópera del año en Bellas Artes, se nos advierte de algunos cambios espacio-temporales en la puesta. Egipto y sus pirámides serán extrapoladas por el centro ceremonial de Monte Albán, Oaxaca, antes de la conquista, detalle que conoceremos por la escenografÃa, el vestuario generoso en huipiles finamente diseñados y por algunos vocablos en zapoteca y náhuatl que salpimentarán los diálogos dichos en castellano.
Eso sÃ, las partes cantadas respetarán el libreto original escrito en alemán. El objetivo del director de escena, salirse de la rutina y la tradición que puede ser alterada sin que se lastre el producto final. Eso quisiéramos ver en Bellas Artes, sin olvidar que el tratamiento que se dé a la partitura y el desempeño de cantantes y músicos son, a fin de cuentas, la razón de ser de La flauta mágica. Fotos: Alfredo Millán
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