Por: Enrique R. Mirabal — 26 de abril, 2016
En febrero de 2014, el público cercano a la ópera tuvo la fortuna de escuchar a una de las pocas divas del bel canto que nos han visitado en los últimos años, Joyce DiDonato.
Era la primera vez que la cantante pisaba Bellas Artes y la expectación era justificada por las grabaciones y transmisiones desde el MET Live que el público mexicano habÃa escuchado o visto en el Auditorio Nacional.
En ese emblemático concierto, la mezzosoprano superó el grado habitual de aprobación de la audiencia que se despidió con ganas de regresar. Tal es el caso. Este 30 de abril volverá al Palacio con un recital en el que explora a otros compositores más allá de Rossini y Mozart, a los que debe su prestigio y el primer impulso de su carrera.
Se trata de un programa donde se apreciará el buen gusto y el balance ideal entre el virtuosismo que se espera de una mezzo como DiDonato y las sutilezas y muestras de dominio de estilos y épocas que son siempre deseados y bienvenidos.
En esta presentación Joyce DiDonato ha apostado por traernos un programa variado y muestrario de diversos momentos del desarrollo de la música y, por consiguiente, de la evolución de la lÃrica.
Como precisáramos en otra ocasión, Joyce DiDonato no es una artista de origen italiano aunque asà suene su apellido, este es sólo su nombre artÃstico, nacida en Kansas de familia irlandesa y con un profundo interés por la ópera que le llegó tras haber incursionado en el musical nortemericano y la opereta, un fogueo muy útil para alcanzar metas más ambiciosas, no obstante, ha mantenido en su repertorio fragmentos de estos géneros con Rodgers & Hammerstein a la cabeza y que, por supuesto, incluye en su recital en Bellas Artes.
No quedan fuera dos grandes patriarcas de la música norteamericana en este recital: Irving Berlin y Stephen Foster (1826-1864), éste último un ausente en los conciertos actuales, ha sido inexcusablemente olvidado y sólo citado cuando se trata de Oh! Susanna o Beautiful Dreamers.
De sus canciones, además de componer la música, escribió las letras (Lyrics), a fin de cuentas, también fue un magnÃfico poeta decimonónico y tiene un catálogo amplio del que esperamos que DiDonato nos sorprenda con lo menos conocido.
Irving Berlin (1888-1989) está asociado a Broadway y sus musicales tanto como a las grandes festividades norteamericanas, al extremo de que varias de sus cientos de canciones enardecen el fervor patriótico tanto como el religioso cristiano en ambas Pascuas.
¿PodrÃa haber Navidad sin White Christmas o Pascuas sin Easter Parade o un 4 de julio sin God Bless America? Imposible, ¿no es cierto? Pues, Berlin nació en Rusia con el nombre Israel Isidore Baline, en el seno una familia judÃa que emigró a los Estados Unidos. No hay mejor cachetada con guante blanco al racismo que este hombre genial y singular.
En el concierto al lado del pianista Craig Terry, el sábado 30 de abril en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes, la mezzo abre con Shéhérazade de Ravel y sigue con La maja dolorosa de Enrique Granados y otro español olvidado, Pablo Luna, más conocido por los amantes de la zarzuela que por los operómanos ¿Les suena Molinos de viento o El niño judÃo (De España vengo…) o El asombro de Damasco, entre otras?
Pues a escuchar la buena música de Luna junto a Ravel, y algunas otras canciones y arias de Gioachino Rossini, George Gershwin, Richard Rodgers y Oscar Hammerstein, Giuseppe Giordani y Giovanni B. Pergolesi, compositores muy significativos para Joyce DiDonato que redondean la grata oferta en Bellas Artes.
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