
Por: Colaborador Invitado — 6 de noviembre, 2005
Contados son los músico mexicanos que se puede decir que además de poseer un prestigio internacional, dejaron un legado entre los integrantes de las orquestas que condujeron. El maestro Eduardo Mata, fue uno de estos talentos que además de llegar a ocupar los atriles más importantes a nivel orquestal mundial, se ganó el reconocimiento y admiración por parte de aquellos músicos que tuvieron el honor de haber trabajado con él.
No hay músico que no se refiera al maestro como uno de los mejores directores. Alguna vez en entrevista con un integrante de la OFNUAM, le pregunté qué pensaba él, era lo qué diferenciaba a los directores de orquesta al llevar a los músicos donde ellos querÃan llegar en la interpretación de una obra.
A lo que él respondió, que ante todo prevalecÃa el respeto entre el conductor y los músicos. Y enfáticamente mencionó al maestro Mata: “él era extraordinario. Su capacidad para generar ese entendimiento que se necesita entre el ejecutante y el director, era un lenguaje muy especial, él nos llevaba al nivel interpretativo exacto. Nos dirigÃa con la mirada, sus ojos eran muy especiales…â€
Eduardo Mata nació en la ciudad de México en 1942, murió el 4 de enero de 1995. Estudió composición en el Conservatorio Nacional de Música. Desde muy joven fue director de orquesta, residente en el Festival del Berkshire Music Center (1964); director permanente de la Sinfónica de Guadalajara; director artÃstico, de la Sinfónica de la Universidad -cuyo nombre cambió por Filarmónica de la UNAM en 1972- (1966 a 1975); director residente de la Sinfónica de Phoenix (1974 a 1978); director musical de la Sinfónica de Dallas (desde 1977); director temporal de la Sinfónica de Londres (desde 1974); director huésped de las filarmónicas más importantes de Alemania Federal, Suecia, Dinamarca, Italia, España, Holanda y Estados Unidos. Fue jefe del Departamento de Música de la UNAM (1965 a 1972) y asesor artÃstico y director de la Ópera del Instituto Nacional de Bellas Artes. Desde el 9 de agosto de 1984 fue nombrado miembro de El Colegio Nacional. Autor de: TrÃo para Vaughan Williams, para clarinete, chelo y percusión (1957); Sonata para piano (1960); Improvisaciones para clarinete y piano (1961); SinfonÃa No. 1 clásica (1962); Dévora, suite de ballet (1963); SinfonÃa No. 2 romántica (1963); Los huesos secos, ballet con cinta (1963); Improvisación No. 1 para cuarteto de cuerdas y piano a cuatro manos (1964); Aires (1964); Improvisación No. 2 para cuerdas y dos pianos (1965); Improvisación No. 3. para violÃn y piano (1965): Sonata para chelo (1966); y SinfonÃa No. 3 para alientos y corno obligado (1966).
A una década de su fallecimiento, la UNAM rinde un merecido homenaje a este ilustre músico mexicano que contempla a tres compositores afines a la trayectoria del maestro: Carlos Chávez, Eduardo Hernández Moncada y Rodolfo Halffter, el solista invitado es el pianista mexicano Mauricio Náder.
Concierto que evoca una nostalgia y escuela para los musicos de hoy. Eduardo Mata una huella indeleble en la historia de la música mexicana.
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