
Por: Enrique R. Mirabal — 1 de agosto, 2013
No sólo en el Palacio de Bellas Artes vive la ópera en México. En otros estados, más allá del Distrito Federal, se cultiva el arte lÃrico…
En León, Guanajuato, el Teatro del Bicentenario, un espacio ideal para el género, convoca a los melómanos que tienen una catedral alterna para disfrutar de algunas puestas y hasta algunos tÃtulos que no veremos en la Capital.
Y, ni hablar de los repartos. Con el Rigoletto que este mes El Bicentenario de León ofrecerá en tres funciones, miércoles 7, viernes 9 y el domingo 11 de agosto, tendremos un comparativo de lo que se puede hacer con buena voluntad, esfuerzos compartidos y espléndidos cantantes.
Ya sabemos que éste es el año verdiano por excelencia aunque, desde el siglo XIX, nunca faltan obras del italiano en ningún teatro de ópera que se aprecie de complacer al público con la música que más les gusta. Rigoletto siempre ha sido de las favoritas y no cede su lugar de preeminencia.
Esta ópera conjunta los elementos indispensables para atrapar al espectador: un argumento derivado del dramaturgo francés que compartiera con Giuseppe Verdi la preferencia de los teatros europeos y americanos con el exitoso VÃctor Hugo (El rey se divierte), se trata de una trama llena de conflictos, pasiones y amores (sanos y enfermizos), raptos, cortesanos malévolos, duque donjuanesco, virginal doncella y un bufón jorobado que disfruta las desgracias ajenas mas no las propias y una alta dosis de vendetta, vendetta a bizzeffe como debe ser en toda ópera italiana.
La música brota como un surtidor imparable de melodÃas, la partitura ofrece todas las oportunidades habidas y pensables para el derroche técnico y expresivo de los cantantes solistas y el coro. Prácticamente no hay respiro ni fases de relevo, tanto para los artistas como para el público aunque…
Por mucho que Verdi haya puesto lo mejor de sà en su etapa de consolidación estilÃstica al escribir Rigoletto, nada es más fácil que echar por tierra su trabajo si no se reúne el talento necesario para sortear las dificultades vocales y de mise en scène. Por suerte, los guanajuatenses y los visitantes que, de seguro, habrá provenientes de toda la República, pueden ir confiados al Teatro del Bicentenario por las credenciales de los convocados.
La música a cargo del Coro y Orquesta del Teatro del Bicentenario, es llevada por la batuta de Marzio Conti quien no sólo por ser italiano tiene garantizada la solvencia sino por sus trabajos anteriores que dan fe de sus atributos. En lo escénico, se ha responsabilizado a Enrique Singer, actor y director mexicano con mucho camino andado y, lo que despierta mayor ansiedad en el público, los cantantes invitados: no se podÃa pedir un elenco más balanceado y homogéneo.
El bufón de la corte de Mantua tendrá en el rumano George Petean a un intérprete seguro y experimentado; el tenor mexicano de trayectoria internacional en ascenso, Arturo Chacón-Cruz, entonará La donna è mobile y, quizás no se resista al bis que le demandará el público de León.
La magnÃfica soprano MarÃa Alejandres, quien pasó de promesa a realidad en poco tiempo y es la única que podemos presumir extramuros, cantará de nuevo la Gilda que no tuvo su marco adecuado en una puesta errática en el Teatro de la Ciudad (D.F.) hace unos años (junto a Chacón, por cierto). ¿Cuándo nos deja oÃr su Violeta Valery en México? Rosendo Flores, el Sparafucile ideal, refuerza el elenco. La Maddalena se le ha encargado a la mezzo Oralia Castro, a quien no conocemos pero le deseamos dé brillo a su corto pero significativo papel.
Redondean la producción especial para el teatro de León, el vestuario de Carlo Demichelis en mancuerna con Elena GoÌmez Toussaint, la iluminación de VÃctor Zapatero, los diseños de la dupla Chávez-Caraza, cada vez más frecuentes en los créditos de producciones teatrales y Marco Antonio Silva en el arte coreográfico.
Vale la pena la ida a León a ver esta nueva producción del Teatro del Bicentenario, en el Ãdem del nacimiento de Verdi. El trabajo de Alonso Escalante tiene mucho que ver en la promoción de la ópera fuera de las murallas defeñas.
Un paso firme para apoyar la polÃtica que Ramón Vargas perfila como bandera de los próximos años: descentralizar la ópera y llegar a un número mayor de iniciados sin decepcionar a los habituales de siempre que han apoyado incondicionalmente a la ópera en las buenas… y en las malas que tanto hemos padecido. En el caso especifico de esta producción de Rigoletto, los capitalinos la podrán apreciar en noviembre de 2014 en el Palacio de Bellas Artes con la dirección concertadora del serbio Srba Dinic quien es director de la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, el reparto aun no se ha dado a conocer.
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