
Por: Gabriel Reyes — 8 de marzo, 2014
El ciclo En vivo desde el Met de Nueva York, gran éxito que se consolida en la megapantalla del Auditorio Nacional. Werther de Jules Massenet, La Boheme de Puccini y Cosi Fan Tutte de Mozart, próximos tÃtulos que se presentarán en esta transimición que los capitalinos podemos apreciar desde hace ya varios años.
La experiencia del arte a través de la tecnologÃa es un asunto delicado, es decir, ¿qué tanto puede uno ver, oÃr y hasta sentir una obra desde un transmisor, ya sea en radio o a través de una pantalla? La respuesta está en el aire, hoy en dÃa vivimos un mundo que es impensable sin un aparato móvil, ya sea teléfono, tableta, reproductor mp3 u otro cualquiera. Y es de reflexionar, el hecho de que el ser humano experimenta ahora –casi todo– a través de éstos. No podemos saber si es que se ha perdido parte del alma humana debido a que la gente se comunica, incluso sin hablar, solo digitando palabras o expresiones, empero lo que no cabe duda es que la cualidad del arte vÃa las nuevas tecnologÃas puede llegar a hacer única e irrevocable.
Yo, que siempre hablo sobre los conciertos a partir de mi experiencia personal, me encontré un tanto alertado al pensar cómo iba a pasármela frente a una pantalla que me transportarÃa hasta Nueva York para asistir a una función de ópera, en lo que si estaba firme es en que el arte rebasa y transgrede todo aquello que está en la superficie, es eso que te hace olvidar en que lugar te encuentras y te brinda la oportunidad de vivir la experiencia.
Con esta reflexión en la mente, el pasado sábado 1 de marzo llegue al Auditorio Nacional donde se transmitió vÃa satélite desde el Metropolitan Opera House de Nueva York, El PrÃncipe Igor, obra del ruso Alexander Borodin (1833-1887). Una nueva comisión de este importante escenario que en esta ocasión llevaba a Gianandrea Noseda como director concertador al frente de la Orquesta y a Dmitri Tcherniakov, a cargo de la puesta escénica, juntos crearon una propuesta distinta, innovadora y de carácter propio.
Fue asà que pude ser testigo de un PrÃncipe Igor que voló por caminos satelitales para llegar al corazón de la Ciudad de México, en un auditorio donde el público presente se olvidó de cualquier sobreestimación de la tecnológia y se dejó seducir únicamente por el fenómeno operÃstico evocado a través de las voces del bajo Ildar Abdrazakov (como el prÃncipe Igor Sviatoslávich), la soprano Oksana Dyka (Yaroslavna, esposa del monarca), la mezzosoprano Anita Rachvelishvili (Konchakovna), el tenor Sergey Semishkur (Vladimir Igorevich), los bajos Mikhail Petrenko (como Galitsky) y Å tefan Kocán (Kan Konchak).
El prÃncipe Igor es –en mi experiencia– una obra que se vive como si la fueses descubriendo a través de un camino de estrellas, extraordinario y distinto que al final conforma una galaxia. Esos planetas, representados por los coros son los que sostienen la obra de Borodin de una manera extraordinaria, están presentes desde la primera escena donde el PrÃncipe Igor está al frente de su ejército que ha de salir a batalla para defender a su nación –aquà cabe decir que la obra tiene un carácter patriótico muy bien establecido–, una escena esplendida donde el espectador se queda perplejo esperando más, pero prudentemente Borodin cuida el orden de sus planetas a favor de su galaxia.
Después en un campo de amapolas donde está preso Igor, aparecen unas bellas damiselas bailando como en un sueño para entretener al prÃncipe, aquà de nuevo hacen su aparición los coros, increÃbles, exactos.
Llega el segundo acto en el cual el pueblo Ruso apoya al hermano de Igor, Galitsky como nuevo monarca; otro momento clave de este escena es cuando la bella amada del PrÃncipe Igor implora dolor por su nación asolada, se trata de uno de los momentos cumbres de la obra, plagado de un sentimiento profundo, donde el amor tiene sus bases en el romance, en la divinidad, una parte impresionante y emotiva donde se aprecia la devoción por la patria y el pueblo, cuando el prÃncipe después de una larga odisea lamenta no haber muerto en batalla por su pueblo ahora arruinado.
El final nos devuelve la esperanza, un comienzo de cero. Quizá en esta reseña no dejó en claro el drama de la obra, empero lo que intento transmitir es el conjunto de emociones por la que esta producción logra, ya que en su estructura concentra muchas disciplinas.
El asistir a la puesta en escena de El prÃncipe Igor fue para mà una experiencia única, no puedo decir más, sólo habrÃa que agregar que posterior a a este espectáculo tuve que caminar por un buen rato, hecho que me devolvió a la realidad, y no hablo de tecnologÃa ni de escenas o intérpretes, es la esencia del arte en sÃ, no es Nueva York, no es una mega pantalla, no es un sábado por la mañana, es ese momento donde la arte nos comparte un instante de la eternidad que habita.
El ciclo de transmisión del programa En vivo desde el Met de Nueva York continuará el sábado 15 de marzo con Werther de Jules Massenet, bajo la dirección musical de Alain Altinoglu y contará con las voces Jonas Kaufmann, Lisette Oropesa, ElÄ«na GaranÄa, David Bižić y Jonathan Summers.
Posteriormente, el sábado 5 de abril, tocará el turno del clásico de Puccini, La Boheme bajo la batuta de Stefano Ranzani y como protagonistas lÃricos Anita Hartig, Susanna Phillips, Vittorio Grigolo, Massimo Cavalletti, Patrick Carfizzi, Oren Gradus y Donald Maxwell.
Para concluir el mes de abril, (sábado 26), se presentará Cosi Fan Tutte de Mozart bajo la batuta del talentoso James Levine y las actuaciones de Susanna Phillips, Isabel Leonard, Danielle de Niese, Matthew Polenzani, Rodin Pogossov y Maurizio Muraro.
Para más información consulte la página oficial del Auditorio Nacional: http://www.auditorio.com.mx/web/
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