
Por: Claudia Magun — 27 de octubre, 2013
“Soy tan feliz cuando estoy en el escenario. Estar ante el público es lo que hace que la vida de cada cantante valga la pena. Cantar en la ducha es solo para uno mismo. El público me da energÃa, asà que tengo que devolvérsela. Si la conservara, no serÃa capaz de dormir durante dos dÃasâ€, Angelique Kidjo.
Canta con la voz, con el cuerpo, con el alma, Angelique Kidjo es una de esas artistas que cuando está en el escenario interpreta con aquel sentimiento que rompe las fronteras del lenguaje y esto lo demostró en la frÃa noche del sábado 26 de octubre, donde la dama africana conquistó al público llevándolo por los senderos de la música con aquella canciones que aun cuando no se entendÃa el idioma si transmitÃa emociones.
Se trató del segundo concierto de las dos presentaciones que la diva africana ofreció en la explanada del Palacio de Bellas Artes. Dos actuaciones sin costo para el público por cortesÃa del INBA, donde el frÃo y la lluvia (en la noche del jueves, como se dijo antes el sabadó sólo fue el frÃo) no mermaron la entrega con la que los asistentes respondieron a varios de los temas que la Kidjo interpretó con esa voz que Dios le dio.
Angelique Kidjo no es cualquier artista, es la ganadora de un Grammy (Best World Music Album por Djin Djin) y aclamada en los grandes escenarios internacionales. Una primera figura que salió de su natal Benin –Ãfrica Occidental– y creció en la ciudad portuaria de Cotonou rodeada de un mundo de música, danza y arte multicolor, con influencias como el pop, rock, blues, jazz y hasta los géneros latinos.
Ritmos que hizo suyos años después cuando emigró a Francia, para que con su coloratura y sensaciones casi rituales los transformara en una expresión única que la ha llevado a colaboraciones especiales con figuras como Carlos Santana, Peter Gabriel, Alicia Keys, Josh Groban, Branford Marsalis y Joss Stone.
También es una luchadora social nombrada desde 2012, como “Embajadora de Buena Voluntad de UNICEFâ€, por su trabajo en pro de la educación de las niñas en Ãfrica, a través de su fundación Batonga, con este cargo visitó hace algunos años nuestro paÃs y se vió conmovida por la violencia que también aquà se sufre.
Además de la simpatÃa que derrocha, la bien nombrada “primera diva de Ãfrica†–según la revista Time–, posee una profunda elocuencia que demostró cuando le hablaba al púlico (no importando que fuera en inglés) sobre su solidaridad por la igualdad en todos los sentidos, ya sea color, credo, posición social y otras tantas causas que con su corazón y música defiende como una mujer que sabe y ha sufrido lo que quiere decir el sentirse segregado.
Olvidándonos de los mensajes de paz y justicia que se escucharon en sus palabras, esta señora de espÃritu elevado y sonrisa de marfil maneja una cadencia que pone a bailar al más pintado, porque si en un principio el concierto no estaba de lo más cálido (a lo mejor por el frÃo de la noche), la magia de la noche empezó cuando Angelique canto en español Perfidia, esa melodÃa tan cercana a nuestra idiosincrasia.
En aquel momento, músicos e intérprete lograron una verdadera empatÃa con sus fans y también con aquellos que no sabÃan quien era aquella artista que estaban escuchando, en ese momento se sintió que la gente se prendÃa y asà siguió toda la noche.
De ahà “pal realâ€, todo mundo se contagió con aquella voz que los levantó y los puso a bailar y hasta cantar con la famosa Pata pata, aquella pieza que triunfará en nuestro paÃs allá por finales de los años 60 en la voz de Miriam Makeba, la primera africana que con esta melodÃa inspirada en las danzas de las chabolas de Johannesburgo conquistó al público americano y europeo para sacudir las caderas, aquella hermosa mujer color de ébano a quien nuestra estrella de la noche señaló al micrófono como su inspiración para ser quien hoy es.
El ciclo A las puertas del Palacio culminó con Angelique Kidjo, acompañada por cuatro músicos de gran calidad: Magatte Sow (percusiones), Edgardo Luis Serka (tambores), Benjamin Zwerin (bajo) y Dominic James (guitarra), nos dejó escuchar su cantar a través de sus canciones más conocidas como Agolo, Ayé, Batonga, Zelie, Afrika y otras tantas más que agradecimos los presentes en esa noche en la explanada de Bellas Artes donde aplaudimos esta invitación del INBA.
Ojalá las autoridades continúen con esta acertada iniciativa, para este año o para el 2014, y nos den la oportunidad de apreciar –GRATIS– a más de las grandes figuras de la música.
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