
Por: Claudia Magun — 4 de marzo, 2018
“Presenciar un concierto con Gustavo Dudamel al frente de la Orquesta Simón BolÃvar de Venezuela es una de las experiencias máximas que por igual un experto que un escucha circunstancial disfrutan como una de las más intensas, electrizantes, conmovedoras, alegres, sublimes, inolvidables de toda una vida”.
Asà escribÃa en La Jornada, Pablo Espinosa, acérrimo crÃtico especializado en música, sobre este famoso músico venezolano que para muchos otros que son detractores de su trabajo representa un producto del nuevo mercado de estrellas de la música clásica, un vaivén del marketing que fabrica directores e intérpretes sin ton ni son, es decir fuera del orden establecido.
Sin embargo, para los tantos que abarrotaron los dos conciertos que presentó el actual director de la Filarmónica de Los Ãngeles, en el Palacio de Bellas Artes, de gira por América con la histórica Orquesta Filarmónica de Viena, no les interesó el gusto o el disgusto de éstos, por lo contrario, estuvieron dispuestos a pagar boletos que costaban desde mil quinientos pesos en galerÃa hasta cuatro mil en luneta, sin olvidar la -supuestamente prohibida- reventa que hizo su agosto ofreciendo boletos a precios excesivos a las puertas del Palacio mismo.
Con motivo de estas presentaciones Interescena estuvo en la conferencia de prensa que Dudamel ofreció en la Sala Manuel M. Ponce de Bellas Artes, donde se dijo “infinitamente honrado y feliz de estar en México y actuar en este escenario donde estuve en mi primera visita a México en el año 1996, cuando formaba parte de la Orquesta Nacional Infantil de Venezuela, por lo que 22 años después, volver a pisar el escenario dirigiendo a la Orquesta Filarmónica de Viena, es un sueño hecho realidad”.
Un sueño que también se cumplió para aquellos que estuvimos presentes en estos dos conciertos que ofreció viernes y sábado la Filarmónica de Viena, dos experiencias muy diversas al frente de un Dudamel más asentado, con menos aspavientos, menos dramatismos pero proyectando una intensa descarga de clarividencia al dirigir esta máxima institución vienesa. Una dirección que denotaba esa misma sensibilidad que le caracteriza para comunicarse con la música y con los instrumentistas, a quienes, valga el comentario, se les notaba el gusto por ser llevados por este músico venezolano que representa el éxito del Sistema Nacional de Orquestas Sinfónicas Juveniles, Infantiles y Pre-Infantiles de Venezuela, creado por el maestro José Antonio Abreu.
Un proyecto que Dudamel, a la par de su intensa carrera como director de grandes orquestas, ha proliferado creando a nivel mundial instituciones dedicadas a la educación de cientos de niños, una labor que representa ese prodigioso esquema que hoy es sinónimo de una vida que conlleva un futuro para que aquellos niños que tengan la capacidad y el compromiso puedan acceder a un camino más allá de las dificultades que conlleva la pobreza. Ese escalafón de grandeza, que Dudamel, como músico, consolidó con esfuerzo, dedicación y mucha constancia para ser reconocido como uno de los principales protagonistas de la escena orquestal.
Ese arduo recorrido que a través de la esperanza le ofreció el maestro Abreu, se transformó en un talento que descubrió en dos conciertos maravillosos que cautivaron a todo aquel que estuvo presente en la sala del Palacio de Bellas Artes. Una primera presentación a través de dos piezas disÃmbolas en su lectura sonora, pero que al igual denotaban el arte de dos insignes compositores, primero una de las figuras más enigmáticas de la música del siglo XX, el estadunidense Charles Ives con una obra compleja como es la SinfonÃa No. 2 y, como el gran final de la noche, de corte más emotivo y dramático la SinfonÃa No. 4 de Piotr Ilich Tchaikovsky. AsÃ, como una despedida muy aplaudida con un fragmento de El Lago de los cisnes del mismo compositor ruso.
Y, para aquellos que tuvimos el privilegio de también asistir a la segunda presentación de la Filarmónica de Viena en Bellas Artes, fuimos testigos de una elegante velada que inició con la Obertura para un festival académico de Johannes Brahms y continuó el programa con el Concierto para flauta de Wolfgang Amadeus Mozart, en el cual el australiano Walter Auer en el papel protagónico nos llevó por la melodiosa obra de este emblemático compositor maestro del Clasicismo vienés. Además, de un sensacional cierre donde el ensamble fundado en 1842 por Otto Nicolai brindó una interpretación de la SinfonÃa No. 1 de Johannes Brahms. Y para despedirse de este escenario y agradecer el aplauso del público dos grandes episodios de Berstein y Strauss.
El músico venezolano continuó el domingo 4 de marzo su visita a México, en este mismo escenario, en una presentación especial denominada Encuentros. México y las Américas unidos a través de la música, en esta cita al lado del maestro Arturo Márquez estuvo al frente de las agrupaciones musicales comunitarias del Sistema Nacional de Fomento Musical de la SecretarÃa de Cultura. Un programa loable que representa el trabajo académico desarrollado en un campamento estudio en el que participan 300 niños y jóvenes de los programas artÃsticos y comunitarios del Sistema Nacional de Fomento Musical (SNFM) de la SecretarÃa de Cultura.
“Este encuentro de jóvenes y niños que tenemos con el maestro Arturo Márquez parte de una, digamos, dinámica de poder, de hacer de la música un derecho humano esencial, que no se vea simplemente como algo elitista y alejado de nuestra vida cotidiana, sino como parte esencia de nuestro crecimiento como seres humanos. Lo que de alguna manera trato de hacer es darle la oportunidad a los niños y niñas de lo que vivÃ. Cada vez que veo tocando una orquesta infantil ahà me veo yo, no hay ninguna separación de realidades entre lo que ellos viven y están desarrollando con sus sueños”, Gustavo Dudamel.
Para rematar esta visita a la Ciudad de México, antes de continuar la gira en Bogotá, Chile y Buenos Aires, la Filarmónica de Viena se presenta hoy domingo 4 de marzo, en el Auditorio Nacional, un escenario diferente, masivo y menos Ãntimo, donde tendremos una nueva experiencia escuchando la SinfonÃa No. 10 de Gustav Mahler y la SinfonÃa Fantástica, Episodios de la vida de un artista de Hector Berlioz, un concierto más que se suscribe en la historia de este organismo que ha estado vinculado no sólo a los grandes compositores de la tradición musical en Europa, sino a grandes directores e intérpretes como el controversial Gustavo Dudamel, una presentación que conmemoraba aquel niño que hoy tiene, como él mismo declara, “la oportunidad de dirigir en carne y hueso a la orquesta que cuando era un niño jugaba a conducir escuchando sus grabaciones”.
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