
Por: Enrique R. Mirabal — 1 de febrero, 2012
La CompañÃa Nacional de Ópera de Bellas Artes presenta Muerte en Venecia de Benjamin Britten
Cuando se estrenó Muerte en Venecia en 2009, la reacción del público fue sorprendentemente receptiva, a pesar de ser una ópera contemporánea y que la concepción escénica estaba pensada para el Palacio de Bellas Artes. Por razones de todos conocidos, no pudo realizarse en dicho teatro pero ahora sÃ.
En los primeros dÃas de este mes, podrá verse, tal y como fue concebida, haciendo gala de toda el engranaje de última generación tecnológica que presume el Palacio al que Jorge Ballina, el escenógrafo y director de Muerte… le ha dedicado las primeras puestas, después de la reinauguración. Nos encomendamos a los espÃritus de Britten y Mann para que no falle la maquinaria.
Basada en la novela de Thomas Mann (1875-1955) del mismo tÃtulo, Muerte en Venecia, la ópera que estrenó en 1973, Benjamin Britten (1913-1976), concentra varias de las constantes narrativas y estéticas del autor alemán, depositadas en el personaje protagónico Gustav von Aschenbach, un artista en franco declive fÃsico pero amante de la belleza en su sentido lato.Viaja a Venecia para escapar de su cotidianeidad y encontrarse con la belleza idealizada a través del joven Tadzio, diseñado en la ópera de Britten para un bailarÃn sin parlamentos.
Diferente en tratamiento y en estilo a la pelÃcula que dirigiera Luchino Visconti en 1971, la ópera tiene, sin embargo, algunos puntos en común en cuanto a una empatÃa distante con el personaje principal, del que sacan partido por su teatralidad, contenida (en el caso de Britten) y en desborde pasional, según el italiano. El primer Aschenbach en junio de 1973 fue el tenor Peter Pears, pareja sentimental del compositor.
Muerte en Venecia hace su presentación estelar en el Palacio de Bellas Artes el 2 de febrero y se repite los dÃas 5, 7 y 9 con la CompañÃa Nacional de Ópera de Bellas Artes con el mismo equipo del estreno. Christopher Franklin en la dirección musical. La dirección escénica y la escenografÃa de Jorge Ballina. El elenco lo conforman el tenor Ted Schmitz, el barÃtono Armando Gama, el contratenor Santiago Cumplido y el Coro y la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, demás de varios bailarines que son pieza clave en esta puesta.
La novela de Mann, llevada al cine por Visconti y como ópera a partir de Britten sobre el mismo texto, ha sido grabada para la televisión en varias ocasiones. Muerte en Venecia, ópera cantada en inglés, se ha estrenado en Europa y Estados Unidos sin pasar inadvertida. La música, de compleja orquestación y tratamiento vocal exigente con efectos tÃmbricos, tiende a ser bien recibida aunque hay que reconocer que el éxito de Visconti le favorece y, mal que bien, el público puede esperar un tratamiento musical similar al de la pelÃcula, cosa que no sucede. El mundo sonoro de Britten poco tiene que ver con la música de Mahler y, menos, con su Quinta sinfonÃa.
Muerte en Venecia ha sido materia prima para la danza con coreografÃa de John Neumeier y, es posible, que existan otras versiones. Como dato adicional que ilustra los prejuicios de los famosos, por muy amigos de Picasso que hayan sido, recordemos la selección del casting para el actor que representarÃa a Tadzio, en manos de Visconti, intÃmo amigo de LucÃa Bosé. Visconti le dio la alternativa a Miguel Bosé, hijo de la actriz.
El torero DominguÃn, padre de Miguel, se opuso enérgicamente para no dañar la imagen de su hijo y el papel fue adjudicado a un modelo. Hubiera sido el gran momento de Miguelito que nunca ha levantado cabeza en el cine. En la ópera de Britten, el rol de Tadzio es interpretado por un bailarÃn que lo único que necesita es ser bello, apolÃneo y mantenerse calladito en toda la representación.
“Muerte en Venecia está escrita de tal manera que lo importante es contar la historia, no está hecha para lucir a los cantantes ni las voces, sino que como Britten es más contemporáneo está interesado en contar simplemente una historia. lo atrayente de esta obra es la parte teatral. Es muy dinámica, a pesar de que es una historia poco convencional en donde aparentemente no está pasando nada, pues todo sucede en el interior del protagonista; es una obra que es casi una pelÃcula, hay mucha acción, hay cantantes, bailarines y actores, y un piso de agua en escena para emular los canales donde navega el personaje en góndola.”, Jorge Ballina.
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