
Por: Susana Fernández — 2 de enero, 2006
La guitarra, elviolÃn y las jaranas invitan a abrir el corazón al ritmo de un candensioso son y un alegre fandango a través de la fusión de sonidos prehispánicos y modernos contenidos en el disco Puksi’ik’al Xochiltzin, producción de Sonaranda de Anastasia, grupo que refresca la música tradicional con una propuesta donde lo clásico se funde con la magia de sonidos populares.
Puksi’ik’al Xochiltzin hace un viaje por los paisajes sonoros de México, aquellos donde el son abre surcos y camina hacia nuevos horizontes para llegar hacia novedosas propuestas de fusión, cuyas letras pugnan por la continuidad eterna que busca preservar en los mexicanos valores como la autoestima, las tradiciones, el respeto por el medio ambiente y la música como ritual de comunión.
Conformado por 11 temas, donde destacan Lloroncita, lamento cargado de melancolÃa, hermano de La llorona istmeña, cuyo arreglo de inspiración barroca combinado con sonoridades contemporáneas, se abre con la pieza Los imposibles, encontrada en el Códice SaldÃvar; Semilla, clave yucateca que inicia con una ola de sonidos de caracoles y otros instrumentos prehispánicos hilvanados con un violÃn que termina por hacer una pieza dulce y suave; asà como El coco, son tradicional veracruzano de eminente influencia negra, en el que se hacen presentes los contrapuntos, armonÃas poco comunes y puentes cargados de elementos contemporáneos.
Por su parte, La guacamaya, es un son inspirado en los fandangos de Veracruz, celebraciones que ilustran la exhuberancia de sus plantas, animales, bosques, selvas, mares, lenguas y tradiones; la suite La red, obra escrita con el apoyo de una beca del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA), es un homenaje de Anastacia Guzmán a la gran diversidad étnica del planeta.
Con Puksi’ik’al Xochiltzin, el son que ara y anda, Sonaranda tiende un puente entre pasado y futuro a través de la música de Enrique Jiménez en el bajo, David Peña en las percusiones, Tonatiuh Ãlvarez en el violÃn, Ricardo Flores en el salterio y las jaranas, y Anastacia Guzmán en la guitarra, composición, arreglos y dirección artÃstica.
Con las percusiones de los tambores tarahumaras, de agua, chontales, mixtecos, totonacos, sonajas y raspadores, asà como de la d’rbouka árabe, el yembé africano y el cÃmbalo tibetano; sin dejar de lado el rasgado y punteado de las cuerdas de la jarana jarocha y huasteca, la vihuela, la guitarra de golpe, el sirincho y la guitarra barroca, Puksi’ik’al Xochiltzin, que en maya y náhuatl significa Corazón Florido, es una producción de la Asociación Cultural Xquenda A.C que invita con este disco a aflorar las más delicadas sensaciones a través de la música.
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