La época de oro del teatro guiñol mexicano

Por: Claudia Magun — 5 de agosto, 2006

El Abogado de Pierre Pathelin, de María Antonieta Jasso; Las aceitunas de Lope de Rueda, en adaptación de María Dolores de la Canal; La boda de la señora zorra, de Dolores Velásquez Cueto: La casa encantada, de Alicia Amador; El cerezo roto de Jorge Washington, adaptación de Roberto Lago Salcedo; las diferentes aventuras del famoso personaje Comino, de Germán List Arzubide; El Gallo esponjado, de Dolores Velásquez Cueto; El pollito valiente, adaptación de Alicia González Alcala; El ratoncito Pérez y la cucarachita Mandinga, de Emilio Julio Muñoz; El chivo brujo de Emilio Abreu Gómez; Firuleque en el Circo de Germán Cueto y tantas otras obras titiriteras que comprenden una larga historia de la época de oro del teatro guiñol mexicano…

Este periodo es denominado época de oro del guiñol, por el nivel de los artistas que crearon estos muñecos, gente como Germán Cueto, los hermanos Revueltas y Alba de la Canal, quienes impulsaron los inicios del teatro guiñol del INBA.

Artistas, artesanos, músicos y tantas otros habilidosos creadores que fueron perdiendo presencia en la historia del teatro en nuestro país, por primera vez son recatados en Epoca de oro del teatro guiñol de Bellas Artes, una historia recopilada que va más allá de la narrativa, resultado del trabajo de una profunda investigación coordinado por Francisca Miranda Silva, investigadora del Centro de Teatro Infantil (CTI).

Este catálogo digital ordena y da cuenta del valor histórico y artístico de las 565 piezas que integran la Colección de Teatro Guiñol del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), un compendio de 66 obras; cronología de las actividades desarrolladas por los grupos de 1932 a 1965; 286 fotografías; 71 bocetos originales de personajes y decorados; dos telones; 41 programas de mano y carteles; 67 libretos inéditos; 7 entrevistas a protagonistas del movimiento o sus familiares; 15 biografías y una relación de 238 obras, presentadas durante más de 33 años de labor permanente.

“La importancia de la Colección de Títeres Guiñol del INBA, proviene tanto de su valor artístico –al estar formada por piezas únicas elaboradas por reconocidos artistas y hábiles artesanos-, como por lo que estas piezas representan para la memoria histórica del teatro de títeres de nuestro país”, Marisa Jiménez Cacho, directora del CTI.

Epoca de oro del teatro guiñol de Bellas Artes fue realizado por el Centro de Teatro Infantil (CTI) de la Coordinación Nacional de Teatro, el Centro de Investigación Teatral “Rodolfo Usigli” y el Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble (CNCRPAM), el objetivo de la investigación fue dar orden a esta colección a través de fotografías, documentos y un marco histórico. Entre los aportes que presenta se puede mencionar la presentación de muñecos animados de tipo mixto; la primera escuela de teatro guiñol del país; el diseño y construcción del primer teatro desmontable de Ramón Alva de la Canal; la fundación del Laboratorio Teatral; y 25 piezas de teatro guiñol de Armando de María y Campos, entre otros.

Epoca de oro del teatro guiñol de Bellas Artes se presentó el pasado 15 de julio en el teatro El Galeón del Centro Cultural del Bosque, y contó con la presencia de Ignacio Escárcega, Coordinador Nacional de Teatro del INBA; Rodolfo Obregón, director del CITRU; Lucio Espíndola, director de Marionetas de la Esquina; Mauro Mendoza, director de La Trouppe, el periodista Fernando de Ita, la propia Francisca Miranda y Marisa Giménez Cacho, directora del CTI, como moderadora. Además, en este evento se llevo a cabo la presentación especial del espectáculo: Troka El Poderoso, bajo la dirección de Pablo Cueto y escenificado por Alejandro Benítez del Grupo Tinglados.

“La época de oro del Teatro Guiñol de Bellas Artes fue un momento muy importante en la historia de los muñecos animados, porque generó y abrigó a una gran cantidad de artistas provenientes de varias disciplinas, que lograron aportar a la historia del teatro de títeres mexicano, una serie de elementos nuevos y de gran valor para las generaciones futuras de titiriteros”, Francisca Miranda.

Almas de madera, tela e hilitos que hacen de este arte una larga carrera de la imaginación.