
Por: Oswaldo Valdovinos — 1 de marzo, 2006
El silencio es el camino más corto hacia el olvido. Pocas esperanzas se tienen cuando la memoria se confina a las buenas intenciones o a los legajos guarecidos en viejas bibliotecas que poco a poco se cubren de polvo, en el mejor de los casos, o son liquidadas en saldos a precios irrisorios por los descendientes de aquellos bibliófilos que han desaparecido del todo. Asà pues, las más de las veces, lo que un dÃa constituyó un acervo histórico, se desvanece entre la indiferencia y la apatÃa de quienes no encuentran beneficio alguna en conservar “cosas†que no tienen utilidad alguna.
Sin embargo, están aquellos otros que se dan a la tarea de recuperar del olvido y sacar a la luz aquellos testimonios que son parte fundamental de la vida cultural de un paÃs, y en su ardua labor de investigadores dedican buena parte de su tiempo a rescatar viejos manuscritos de los lugares más extraños, asà como a entrevistarse con un buen número de personas (abuelos, padres, hermanos, hijos, nieto, etc.) para rastrear esos objetos que en algún momento constituyeron un discurso artÃstico.
En este sentido es que se puede inscribir el Diccionario de ópera mexicana, la más reciente publicación del investigador e historiador musical José Octavio Sosa, cuya intención “fue recopilar información operÃstica de la creación de compositores mexicanos que estaba dispersa, y que no tenÃan detalles de su creación y de los estrenosâ€.
El Diccionario, editado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes en la Colección RÃos y RaÃces, reúne tanto a los autores desconocidos que tienen óperas inconclusas o no estrenadas, asà como a los compositores reconocidos como Julián Carrillo, de quien también existen obras sin estrenar.
“El Diccionario de la ópera mexicana viene a contar una historia muy importante que no ha sido contadaâ€, afirmó José Areán, quien agregó que “no es un libro para ser hojeado, sino que merece ser estudiado y ojalá traiga mucha más ópera mexicana a nuestros escenariosâ€.
En esta publicación, que tomó dos años de investigación, se hace un recorrido por tres siglos del bel canto, que inicia en 1708 con El Rodrigo de Manuel de Soumaya y continúa hasta nuestros dÃas con las composiciones de las nuevas generaciones. En total reúne a 99 compositores. El libro está estructurado a partir de una ficha biográfica del compositor, una descripción detallada de la ópera, con sus actos, duración, dotación de orquesta, personajes, sinopsis argumental y en el caso de obras estrenadas la reseña de prensa.
Sosa indicó que su Diccionario “No es la historia de la ópera mexicana, sino sólo el principio de una gran investigación sobre las óperas mexicanas, las cuales pasan de las más de 202 obrasâ€. También anadió que “después de la publicación del libro, su misión será llevarlas a escena…, no sólo en el teatro del Palacio de Bellas Artes, sino también en pequeñas salas, ya que hay óperas de cámara y lo importante es darlas a conocerâ€.
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