El Festival de México… La 26 edición recargada y mejorada

Por: C. Magun y S. Fernández — 1 de marzo, 2010

Del 11 al 28 de marzo, el FMX invade y propone desde la cultura.

Más de 250 conciertos, espectáculos y actividades educativas en recintos que van desde la Catedral Metropolitana, el Antiguo Colegio de San Ildefonso, el Teatro de la Ciudad hasta el Zócalo capitalino, por mencionar sólo algunos de una amplia cartelera.

Con una versión renovada de nombre pero con un concepto inmutable y fiel a una tradición que le precede, el FMX se consolida como la celebración cultural más importante de nuestra Ciudad.

Hoy el FMX –antiguamente llamado del Centro Histórico- se encuentra en una época de madurez donde más allá del cambio de imagen se mantiene como un referente para las propuestas más audaces e inventivas que buscan tener eco el ámbito artístico de América Latina.

En esta nueva etapa, su director José Wolffer, conversó con InterEscena sobre las líneas más importantes de este encuentro artístico.

¿Esta nueva edición del Festival es un cambio de identidad o marca una política dirigida más hacía los jóvenes?
J.W: En realidad es ambas cosas. Es la culminación de un proceso que comenzó en 2003, cuando cambió el nombre a Festival de México en el Centro Histórico, y que estaba pensado para desembocar, en el momento oportuno, simplemente en Festival de México.

Este momento se produjo después de terminar la edición del 2009, cuando festejamos los 25 años del Festival. La simplificación del nombre tiene como fin posicionarlo mejor, gracias a su brevedad y contundencia. Ello no significa, sin embargo, que el Festival deje atrás en absoluto su compromiso con el Centro Histórico.

El refresco de la imagen y el uso de las siglas FMX nos parecen muy ilustrativos de la vocación del Festival, que desde hace tiempo se ha ocupado de ser un escaparate para las nuevas tendencias y de ofrecer cada vez más opciones al público joven.

El arte electrónico y la multimedia prevalecen en la programación del Festival, ¿es ésta la tendencia de las actividades escénicas en el mundo?
J.W: El arte electrónico juega un papel especialmente importante en esta vigésima sexta edición, gracias en buena medida a la ambiciosa muestra (in)posición dinámica que hemos diseñado junto con Ars Electrónica de Austria (y que se enmarca en un proyecto más amplio de colaboración con la Unión Europea) y en la que participan el Laboratorio de Arte Alameda, la UNAM y el Centro Cultural de España.

Ars Electrónica es una organización que a través del festival homónimo y otras actividades es desde hace 30 años una referencia a nivel mundial para la confluencia entre arte y medios. La ópera Unicamente la verdad de Gabriela Ortiz, que estrenamos junto con la Compañía Nacional de Opera tiene también un pie en la multimedia.

Por lo que respecta a las tendencias de las actividades escénicas, me parece que hay muchas ópticas diferentes, desde aquellas que miran hoy en día la escena en su versión más minimal y esencialista hasta aquellas que incorporan todo tipo de elementos, entre ellos la intermedia y la tecnología.

No obstante, la confluencia mencionada antes es cada vez más una realidad cotidiana y así lo veremos de ahora en adelante. Cabe aclarar, sin embargo, que hay otras propuestas del Festival para este año que se mantienen en formatos más tradicionales.

¿Cuáles son las actividades más destacadas que se presentarán en esta edición del Festival?
J.W: La visita de Brad Mehldau es un hito para nosotros, y esperamos que así lo sea para quienes asistan a alguno de los dos recitales que ofrecerá esta referencia del jazz actual.

Más aún, escuchar a un pianista de jazz en recital solista presenta –considero– una excelente oportunidad para entrar en su taller más íntimo, para descubrir las distintas señales del camino por el cual se mueve.

La compañía Raffaello Sanzio de Italia es un motor de la escena teatral europea hoy en día, y su puesta Hey Girl entraña un acercamiento, no por poético menos dramático, a la figura de la mujer solitaria que domina la puesta.

Quisimos también ponernos a bailar y qué mejor para ello que la Noche colombiana con La 33 y Bomba Estéreo, ambos grupos de gran vigor musical y escénico, el primero en la salsa, el segundo en la cumbia retrabajada.

Y ya que hablamos de baile, Savion Glover es uno de los máximos exponentes del tap hoy en día y su espectáculo permitirá adentrarse en la esencia de esta forma de zapateado, desprovista de ropajes escénicos y concentrada en la vitalidad sonora de los danzantes.

Dos estrenos teatrales mexicanos son también fundamentales para nosotros, pues no sólo permiten admirar el trabajo de dos representantes de distintas generaciones de directores actuales sino que refrendan el compromiso del Festival con los creadores locales: Horas de gracia de Juan Tovar, dirigida por José Caballero y que se centra en las últimas horas de Iturbide. La otra es Malinche, Malinches de Juliana Faesler.

El Oficio de tinieblas de Couperin, a cargo de Le Poème Harmonique de Francia, y los dos recitales de Lieder de Schumann a cargo de Christoph Genz y Cornelia Herrmann ofrecen asimismo dos buenas opciones para los amantes de la música clásica.

¿Cuál es el reto de hacer un Festival plural en una ciudad tan diversa cómo es el DF en el que tienes que atender a públicos con un gusto por las artes muy amplio?
J.W: El reto para mí consiste en armar un programa ecléctico pero bien ponderado, que ofrezca balances y contrastes.

En cierta forma este Festival no es uno sino muchos, como lo ilustra la diversidad de manifestaciones que abarca: música de muy distintos cortes (entre ellos los representados por Radar, enfocado en música contemporánea y arte sonoro, y Radical Mestizo, que se ocupa del sincretismo entre distintas tradiciones), teatro, danza, animación, cine, artes visuales y actividades para niños…

La Ciudad de México es de una diversidad y riqueza increíbles, y creo que un Festival que actúa en su Centro (entre otras zonas) debe plasmarlo, ser un espejo en el cual los distintos habitantes puedan verse reflejados. Foto Jose-Wolffer: Gabriela Terán