Por: Enrique R. Mirabal — 20 de octubre, 2012
Reconocer la trayectoria y la vigencia de un artista que, por más de seis décadas ha enaltecido la escena nacional además del cine y la televisión, es una obligación de nuestras autoridades culturales. La noche del 10 de octubre, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, la directora del INBA, Teresa Vicencio, entregó al escenógrafo, artista plástico y hombre de teatro por excelencia, David Antón, la Medalla Bellas Artes, el máximo galardón que otorga el instituto y que, consuetudinariamente, se entrega a manera de colofón de un periodo determinado.
Hace siete años, en un artÃculo dedicado al maestro Antón, en este mismo sitio cibernético, cerraba mis impresiones con un llamado a distinguir a quien por derecho propio y mucho trabajo (siempre magistral) a cuestas, merece un homenaje digno y la preservación y resguardo de una obra congruente y orgánica que identifica y se inscribe en el patrimonio del teatro y la cultura de México. Cierta e irrevocable es la magnitud y la impronta de David Antón en los escenarios mexicanos y más allá de nuestras fronteras.
Como no ha cambiado ni un ápice la vigencia del artÃculo editado en 2005 en interescena.com por quien suscribe estas lÃneas, nos permitimos reafirmar con mucho gusto, nuestra admiración y respeto al trabajo del artista David Antón.
David Antón… Ensayo general con escenografÃa
Al documentar la historia del teatro mexicano, David Antón encabeza, por derecho propio, la lista de aquellos que han enriquecido con su arte la dramaturgia nacional. Artista plástico nato –varias obras, entre ellas, un espléndido retrato de su querida amiga, la actriz MarÃa Douglas, lo confirman–, el señor Antón estudió pintura y escultura en La Esmeralda pero, al poco tiempo, Tespis lo subió al carro teatral. Wilberto Cantón, uno de sus mentores, le encomendó los diseños para Escuela de cortesanos, una modesta producción; sin embargo, su primera incursión en el Teatro con mayúsculas se da en 1956 con La mandrágora de Maquiavelo, dirigida, nada más y nada menos, por el mÃtico Seki Sano.
Constancia y validación imborrable del éxito de esta puesta es el programa de mano con dedicatoria de puño y letra de Diego Rivera: asà lo habrá impresionado el talento de David, que el muralista, nada proclive a elogiar a otros artistas, vaticina el brillante porvenir del joven escenógrafo. Con semejante comienzo, en lo sucesivo, nada nos debe sorprender.
Clásicos universales y de la literatura en castellano, éxitos de Broadway, autores mexicanos y europeos, directores vanguardistas y experimentales (el enfant terrible de los sesenta, Jodorovsky), todos tienen cabida en su amplio espectro creativo. Audaz pero también dotado de un nutrido arsenal de recursos técnicos y energÃa sin lÃmites, David Antón acomete cualquier empresa con el entusiasmo de la primera vez, con seriedad, dedicación y mucha inspiración.
El brillo de gran espectáculo y soberbia producción que ha creado para musicales como Sugar, Gipsy, La cage aux folles, Por la calle de Alcalá o Mame contrastan con la sobria y metálica estructura industrial en años recientes para La muerte se va a Granada o el intimismo acechante de Relaciones peligrosas, ambas bajo la dirección de José Luis Ibáñez. Por el camino, El mercader de Venecia, Volpone, CalÃgula, la primera puesta en México de La cantante calva y otra pieza clave del teatro en el siglo XX, Esperando a Godot además de haber sido el escenógrafo favorito de su entrañable amigo Luis G: Basurto con el que emprendió giras memorables por Argentina y España.
Las grandes divas del teatro mexicano y español: MarÃa Tereza Montoya, Marga López, MarÃa Douglas, Andrea Palma, Jacqueline Andere, Amparo Rivelles, Nati Mistral y Aurora Bautista … deben al talento de Antón el haberles trazado el marco ideal para explayar sus dotes histriónicas y mantener un público cautivo por décadas . Encabezando la lista, la irrepetible Dolores del RÃo quien por vez primera pisó las tablas con El abanico de Lady Windermere y, a partir de entonces, tuvo en David Antón a su escenógrafo de cabecera.
Los grandes éxitos de Silvia Pinal tienen su sello al igual que las recordadas temporadas de Irán Eory en el Teatro de los Insurgentes, el foro por excelencia para las grandes producciones musicales y teatrales de las últimas décadas, muchas de ellas con la rúbrica de David Antón: Yo y mi chica, Peter Pan, El vestidor, La familia real, La libélula…
Los grandes géneros han ejercido una atracción irresistible para David Antón y, entre estos, la opereta, la danza y la zarzuela le ceden el primer lugar a la ópera. EL Palacio de Bellas Artes es testigo de las magistrales producciones operÃsticas creadas por él: Orfeo y EurÃdice, La hora española, La mulata de Córdoba, El prisionero, La Traviata, La Bohéme, Rigoletto, La favorita, La voz humana, Electra y, a fines de junio de este año, el estreno de Turandot, cuyos diseños hemos podido apreciar y auguran una deslumbrante puesta en escena como pocas veces hayamos visto.
En 2006, se contarán 50 años de trabajo ininterrumpido del maestro David Antón. Para celebrar al ilustre artista que tanto nos ha dado, esperamos, de parte de las autoridades culturales mexicanas y el gremio teatral, incluidos empresarios, directores, actores y crÃticos, un homenaje a la altura de sus creaciones.
Un listado de enlaces a centros culturales, música, teatro, danza, infantiles, festivales y medios y más.
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