Estela Leñero presentó Verbo líquido, que reúne cinco obras estrenadas a lo largo de dos décadas

Por: Claudia Magun — 15 de agosto, 2009

Estela Leñero presentó el libro Verbo líquido un volumen de cinco piezas teatrales, agosto 2009 “Entre el teatro que se ve y el teatro que se lee, no existen muchas diferencias. En ambos procesos la imaginación y la empatía entre las mentes del dramaturgo y el público crean profundos lazos comunicantes”, Estela Leñero.

La dramaturga Estela Leñero presentó el libro Verbo líquido un volumen de cinco piezas teatrales, las cuales recibieron diversos premios antes y después de ser llevadas a escena.

Verbo líquido (publicado por el FONCA y Editorial Escenología, 2009), incluye Verónica en portada, Insomnio, El Codex Romanoff, Habitación en blanco (Premio Nacional de Dramaturgia 1989, montada en 1994) y Verbo líquido, obra que dio título a esta edición.

Leñero, estuvo presente en esta noche literaria acompañada por Sabina Berman, Alberto Lomnitz, Esther Seligson y el editor del libro, Edgar Ceballos, quien presidio esta presentación organizada por Conaculta y el INBA, a través de la Coordinación Nacional de Literatura, el pasado jueves 6 de agosto en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes.

Los textos que componen esta obra contienen una valiosa información que nos remite a una forma diferente de construcción dramática, alejada de los cánones clásicos, que brinda la oportunidad al lector de acercarse a una innovadora lectura del mundo a través de las actuaciones y, sobre todo, de la comprensión de los espectadores ante la obra teatral.

El Codex Romanoff, obra escrita por Estela Leñero, agosto 2009 Verbo líquido inicia con la más reciente puesta en escena de la dramaturga, Verónica en portada, en cuyo espacio confluyen los deseos y conflictos de los personajes.

En la siguiente pieza, Verbo líquido la escritora realiza un experimento de creación donde el texto se conjuga en todos los tiempos verbales, en un espacio mínimo de la conciencia suficiente para albergar la dualidad de una voz interior que pregunta y responde en un mismo tiempo sin pasado ni futuro, donde nadie es, sólo se está.

Donde la dimensión de la realidad es tan abstracta como el pensamiento que únicamente distingue el sonido de dos verbos que se pierden en el ruido del agua: necesitar y desear. ¿Para vivir?

Por su parte, la trama de Habitación en blanco se concentra en una cita en el mismo lugar que reúne accidentalmente a dos hombres. Un apartamento con paredes blancas es el sitio donde se encuentran las ausencias de Manuel; la aparente indiferencia de Román, un pintor que sólo atiende a sus trazos impresionistas en el muro blanco.

Verónica en portada, obra escrita por Estela Leñero, agosto 2009 Lo que pareciera en un principio una sensible conversación de tipo existencial entre dos hombres, en la que se habla de Dios, del amor, de las primeras impresiones que causan el primer encuentro en las personas, se convierte en una discusión incómoda y confusa porque ninguno de los dos comprende el porqué se les rentó el mismo apartamento, justo cuando ambos lo necesitan.

La cuarta de las obras teatrales es Insomnio, en esta se desarrolla una historia entre dos: ella y él, un pequeño lugar que es habitado sin palabras. Un monólogo como movimiento de los cuerpos en una suerte de juego poético a lo largo del espacio que abarca de ventana a ventana desde donde un hombre observa, espía.

En esta pieza se observa una profunda narrativa “una mujer con el cabello húmedo se sienta frente a la ventana mientras él rastrea cada uno de sus desplazamientos y la mira desde la ventana”.

La última obra, El Codex Romanoff, trata temas de hábitos y buenas costumbres que habrían de tomarse en la mesa, como muchos aseguran que consiste este libro atribuido a Leonardo Da Vinci.

Estela Leñero presentó el libro Verbo líquido un volumen de cinco piezas teatrales, agosto 2009 La cocina de un convento en la mitad del siglo XIX es el espacio de mayor dimensión, en el que se discute sobre la belleza y las nuevas delicias del placer, de un recetario de cocina como el de Sor Juana; de esos deliciosos gustos culinarios, o de recetarios como instrumentos para los suplicios de las novicias, con un condimento hecho a base del “secreto de Leonardo”, para que oler un platillo no sea pecado.

¿Cuántas recetas culinarias existirán para resistirse al pecado? ¿Qué receta para alimentar esas virtudes de la comedia? Porque con los alimentos inicia la tentación.

“Verbo líquido retrata el trabajo minucioso de la autora, que desde su propio conocimiento y experiencia creativa nos presenta una serie de obras dramáticas que van más allá de ese teatro latinoamericano del siglo XX”, Edgar Ceballos, fundador de Editorial Escenología.

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.