Paper World… donde el mundo es sólo de papel

Por: María Teresa Adalid — 24 de julio, 2008

Era una noche lluviosa y de intenso frío por la zona poniente de la ciudad, el Foro Scotiabank fue intempestivamente asaltado por entes que emulaban una visión angelical consecuencia del intenso halo blanquecino que inundaba el recinto.

Tremendas luces blancas atravesaba sin piedad la pupila de los presentes. Los espectadores mantenían la expectativa acerca de esa visión y se preguntaban la procedencia de los extraños sonidos. Conforme los rayos tajantes de aquella luz pura se dispersaron surgió una primera figura revelando los primeros brotes de vida humana.

Una protuberante nariz roja fue lo primero que se alcanzó a percibir, dos antenas hechas de su propio cabello, -de apariencia infantil y extraterrestre-, una corbata roja pululaba por el aire. Era un hombrecillo que predecía su trabajo arduamente, barría y sacudía cuanto objeto, persona o material se opusiera en el camino con enorme fuerza, como si tuviera un deseo flagrante por controlarlo todo.

Se le unió otro de nariz verde y larga cabellera, con gesto afable y tímido. Por último, una protuberante calva con escaso cabello, raquíticas piernas y un cuerpo desgarbado hicieron presencia.

Este trío de clowns son la compañía Mimirichi de Ucrania, tres actores que sin utilizar la palabra hablada, desarrollan una personalidad peculiar a partir de la singularidad, deseos y anécdotas. El que aspira a leer un discurso escrito en papel, el que necesita urgentemente papel para ir al baño y el que quiere arrasar con todo el papel para mantener el orden de las cosas.

Es pues, el papel, el material primario al cual se hará referencia y por ende será detonador de significados, metáforas y signos en el espectáculo Paper World, una combinación de pantomima, danza, acrobacia y malabarismos singulares que continúa con gran éxito durante el mes de julio en el Foro Scotiabank.

Los asistentes probarán su simpatía e identificación hacia esos cuerpos luminosos, a veces delgados, a veces rechonchos, ridículos, terrenales, torpes y hasta etéreos. El reconocimiento de algún además, situación familiar, conmiseración, y cualquier gama de emociones insospechadas se desprenden de la naturaleza de las acciones con un discurso ligero, mágico, que apela a la imaginación para sufragar universos fantásticos, donde el adulto se siente cómodo de estallar en risas y el niño, las comparte.

Los clowns se acercan a los espectadores, juguetean, los hacen partícipes de la exploración, el contacto sensorial con la textura del papel, y la parte visual y musical es de vital importancia como detonante de emociones a través del tono festivo que se maneja. Entre ellos, se miran, se sienten, y olfatean, la capacidad sensorial se mantiene atenta ante la presencia del otro para responder a la acción.

Los tres amigos navegan recreando atmósferas en el espacio, otorgan su mejor esfuerzo y sudor por llevar esta sensación hasta la última butaca, sin embargo, el espacio es inmenso, estilo italiano, con gradas laterales y un gran foso donde se sitúa parte del público.

El gigantesco lugar priva a los espectadores de la última butaca a presenciar una serie de detalles poéticos que se vierten en la parte frontal: un chasquido de dedos, una mirada cómplice, un guiño, murmuros, gruñidos, sonidos, que es la manera de recrear vida sobre la escena.

Algunos movimientos son algo repetitivos en cualquier espectáculo de arte circense y son los que radican en la fuerza física del exponente. Otros son atribuidos a la pantomima excéntrica como herencia de Charles Chaplin, Marcel Marceau, Baster Keaton y el legendario Oleg Popov, quien era el payaso principal en el Circo Estatal de Moscú.

Existen danzas paradójicas, cuadros excéntricos y otras escenas más que recuerdan la propuesta de Slava`s Snow Show. Sin embargo la ilusión que existe en Paper World, se representan instantes de vida, de realidad abstracta, movimiento, ritmo, pausas expresivas, entrega y luz evocando la belleza.

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