
Por: Colaborador Invitado — 20 de marzo, 2010
Para conmemorar el DÃa Internacional del Teatro para Niños y Jóvenes, este 20 de marzo, la ASSITEJ (Asociación Internacional de Teatro para Niños y Jóvenes, designó a Orna Porat –fundadora y presidenta honoraria de ASSITEJ en Israel y laureada con el Premio Israelà por sus logros en el teatro y contribución al teatro para niños en su paÃs–, para emitir el mensaje en ocasión de esta edición 2010 que celebra este organismo que promueve la diversidad cultural, defiende la identidad cultural y promueve activamente la importancia de un paisaje cultural vibrante e inclusiva para los niños y los jóvenes.
Sueños de la Familia Humana
Las cosas que nos dan forma, nuestro carácter, son aquellas que están guardadas en
nuestra memoria – esfuerzos y eventos que hemos experimentado y que se convierten
en recuerdos.
Las cosas que recordamos a veces originan en nuestros compañeros deseos de
recordar. Incluso eventos en los que somos el centro llegan a nuestra memoria a
través de la memoria de otros.
Los traemos a nosotros desde la memoria de los otros, desde historias que ellos
relacionan con nosotros.
Aquellos con una rica imaginación tienen además la posibilidad de recordar cosas que
no han experimentado en absoluto, pero que a través del poder de esa misma memoria
imaginativa se vuelven reales, como una experiencia personal bien recordada.
En el teatro nos reencontramos con todos esos recuerdos, los reales y los que son
producto de la memoria personal y colectiva.
Ese es el poder del teatro – el poder de despertar conciencias, asociaciones, emociones, bloques de memoria.
El teatro es una de las formas artÃsticas más importantes en la vida cultural de la
sociedad, ya que está comprometido con todas las esferas de la vida humana.
En el teatro para niños, las audiencias jóvenes encuentran no sólo una realidad que
les es familiar, sino también otra nueva y aún desconocida. Ellos absorben
impresiones estimulantes y descubren nuevas posibilidades – la formación de una
nueva experiencia de vida.
El teatro profundiza y enriquece la sensibilidad del niño por medio del renovado
encuentro con un mundo familiar y cercano que le es conocido.
El teatro amplÃa los horizontes del niño ayudándolo a planear con las alas de la
imaginación hacia desconocidos, distantes, extraños y encantados mundos.
Una visita al teatro crea en las audiencias jóvenes una memoria colectiva emocional e
intelectual – vestigios de asociaciones lingüÃsticas, visuales e ideológicas.
En el teatro, el niño revive no sólo sus recuerdos y sueños personales, sino también
recuerdos y sueños de la familia humana, de sus ancestros, de su nación, ¡de toda la
raza humana!
El teatro para niños juega, en nuestro mundo multicultural, un rol especial en tender
cimientos culturales comunes que acercarán a los otros: a través de sus valores
universales puede comunicar un mensaje sobre la belleza de los seres humanos, y a
través de la actuación expresa el secreto de alegrÃa, infancia, anhelo y esperanza”, Orna Porat.
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