
Por: Marcela Chávez — 1 de marzo, 2008
La amistad es uno de los tesoros que aprendemos a valorar desde nuestros primeros años. Provocada por sentimientos desinteresados e inocentes, nace espontánea, de las formas más inverosÃmiles o comunes según se quiera ver, alimentada con el dÃa a dÃa, crece tan sutil y delicada que raras veces reparamos en la profundidad de sus raÃces hasta que se hace evidente con nuestras acciones y preferencias.
Alimentada por la complicidad, la lealtad puesta a toda prueba, la solidaridad demostrada en los momentos más tristes y felices, la generosidad y una sensación de fuerza y seguridad que nos provoca el sabernos respaldados por nuestro mejor amigo o amiga, la verdadera amistad es invaluable, por eso los buenos amigos son difÃciles de encontrar pero cuando te hayas alguno es casi seguro que te acompañará por siempre.
Esta es la gran lección que aprendieron Sputnik y David, dos entrañables amigos que jugaron, aprendieron, lloraron y cometieron travesuras como todos cuando somos niños. Su historia comenzó cuando, siendo un niño pequeño, David recibió de regalo a un caimán “que también se les dice yacaré, lagarto y hasta cocodrilo†más pequeño todavÃa que él, tan chiquito era que cabÃa en la palma de su mano y tanto le gusto el animalito que decidió ponerle un nombre sonoro: Sputnik, mismo que también le gusto al caimán.
Estos son los personajes de La historia de Sputnik y David, de Emilio Carballido, publicada por el Fondo de Cultura Económica, dentro de la colección A la orilla del viento con ilustraciones de MarÃa Figueroa, divertido relato sobre dos grandes amigos: un niño y un caimán que también es un niño, y que al igual que su compañero crece y aprende lo que corresponde a su naturaleza.
Con un gran sentido del humor, el narrador y crÃtico, Emilio Carballido llamado también “el más universal de los dramaturgos mexicanos†escribió este texto sencillo pero con una profunda lección, el valor de la amistad y el respeto por todos aquellos que son diferentes. Con una extensa obra literaria, que incluye novelas, obras de teatro, guiones y cuentos, Carballido pertenecio al brillante grupo de artistas conocido como Generación de los 50, con compañeros como Sergio Magaña, Luisa Josefina Hernández, Rosario Castellanos, Jaime Sabines y Sergio Galindo, entre otros.
Se dio a conocer como dramaturgo con la obra Rosalba y los Llaveros (1950), la cual se estrenó en Bellas Artes bajo la dirección de Salvador Novo, posteriormente siguieron éxitos teatrales y un reconocimiento total por su aportación a nuestra cultura. Entre su obra infantil se encuentran: El pizarrón encantado, Loros en emergencias, Un enorme animal nube y Los zapatos de fierro, todos relatos que ayudan a sembrar el gusto por la lectura entre los peques, con un lenguaje sencillo y una que otra enseñanza para el futuro.
Emilio Carballido falleció el pasado 11 de febrero, sin embargo su obra ha quedado con nosotros y es una forma de conocerlo, reir y disfrutar de la lectura.
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este cuento es muy bonito me fasino