Inmolación: Hablemos del suicidio

Por: Arturo Carrasco — 6 de julio, 2010

Inmolación (Niños que juegan a quitarse la vida) es una mirada al suicidio que no pretender dar un mensaje o tomar una posición; sino hacer escuchar las voces sobre este problema.

Inmolación nos presenta la historia de Nora y Jorge Luis, jóvenes quienes a pesar de la distancia que los separa –ella vive en Puebla y él en Madrid- tienen en común el haberse visto tentados por el suicidio.

Llevados a esta idea por motivos muy diferentes, el acto suicida se presenta para ambos como una alternativa para escapar, vengarse, desquitarse o, simplemente, y ahí lo más difícil, hacerse escuchar en el mundo.

Con esta idea como eje temático y gracias a la buena actuación de Paulina Treviño –Nora- y Fernando Bonilla –Jorge Luis-, Inmolación puede llevar a cabo su trama de forma dinámica, poniendo al público en vilo por saber qué ocurrirá, al buscar entender la desesperación de Jorge, o la indiferencia de Nora hacía los sentimientos de su madre.

Incluso gracias al buen ejercicio actoral de los protagonistas, el espectador vuelve propio todos los sentimientos encontrados por los que pasan los personajes, al grado de llegar a sentir cierta afinidad hacia la soledad en la que ellos viven y entender mejor su decisión sin juzgarla desde una moral particular.

Este mensaje que se da sin buscarlo, pues la obra no busca juzgar sino mostrar una reflexión, también es gracias al trabajo de Enrique Olmos de Ita, escritor de la obra, y la dirección de Alberto Lomnitz. El acierto de ambos, fue llevar a escena un tema tan complejo como el suicidio, sin pretender momentos moralizadores o dar soluciones, sino simplemente acercarse al público planteando una realidad.

Sobre lo que puede despertar el montaje sobre el público, Fernando Bonilla comentó, que puede ser de acercamiento, pues Inmolación aborda un asunto común entre los seres humanos (…) sobre todo en un país como el nuestro, donde cada vez hay más jóvenes que no le encuentran sentido a su vida. Es por esto que este montaje incita a la reflexión y a ventilar las heridas.

Para la joven actriz Paulina Treviño la obra representa un trabajo muy íntimo que le ha cambiado la vida, no sólo por su tema, sino por los sentimientos que despierta un asunto tan delicado como es el suicidio.

Por su temática y el público al que tratan de dirigirse, los jóvenes principalmente, la propuesta escénica de Inmolación presenta algo que sale de lo convencional pues es una instalación que cuenta con video, música, luces y pantallas; y además tiene otros elementos comunes a los jóvenes como las redes sociales, o los espacios virtuales que permiten a Nora y Jorge conocerse.

Un gran acierto de la obra es que durante su presentación, se proyectan las opiniones de jóvenes de diversas condiciones y lugares sobre el suicidio, lo cual abre las fronteras entre lo que el texto puede decir y las diversas opiniones sobre el tema.

El concepto escénico es sustentado en el diseño escenográfico de Elizabeth Álvarez; la música y la multimedia de Taniel Morales; la realización, la edición de video y VJ mezcla en vivo de Baruc Piñeiro; los videos documentales de Juan Pablo Gómez; y el diseño de Iluminación del propio Lomnitz.

Esta propuesta, es pues, un giro de tuerca a la forma en como se tratan los temas de adolescentes, un texto lleno de referencias a la realidad de cualquier persona, lo cual invita a pensar. Es refrescante y oportuno ver una obra de este tipo en cartelera, con actores jóvenes en un proyecto muy bien logrado, por lo cual bien vale la pena el acercarse a esta Inmolación de Enrique Olmos que se presentará hasta el próximo 11 de julio, en el Teatro El Galeón del Centro Cultural.

El suicidio es un acto solitario, su antídoto es la comunicación. Esta es una de las premisas a partir de la cual se desarrolla Inmolación (Niños que juegan a quitarse la vida), una conmovedora historia de dos adolescentes en soledad.

“Algunos adultos pueden mirar atrás y decidir que los miedos y conflictos que los atormentaban de niños eran nada en comparación con sus pesadas responsabilidades actuales, olvidando que el sufrimiento se mide no por el evento que lo causó sino por el daño que causa. Para aquellos adultos que crecieron cuando una computadora parecía un cuarto lleno de refrigeradores, quizás sea fácil satanizar al Internet como enajenante, cuando en realidad se trata de una inagotable fuente de información y un prodigioso medio de comunicación global. Pero este no es el caso del autor de Inmolación, si acaso, todo lo contrario. Los personajes centrales fueron creados por un escritor que no hace mucho tiempo salió de la adolescencia, un dramaturgo criado, al igual que Nora y Jorge Luis, con acceso al Internet desde la recámara”, Alberto Lomnitz.