Gutenberg, la historia de la imprenta… obra didáctica que no pierde el sentido del humor

Por: Aracely Cortés — 4 de febrero, 2009

La Compañía Tequio-México, presenta Gutenberg, la historia de la imprenta, obra biográfica dirigida al público infantil y juvenil; escrita y dirigida por Guillermo León.

La puesta en escena muestra parte de la vida de Johannes Gutenberg (1400-1468) y las vicisitudes que tuvo para desarrollar su gran invento, gracias al cual podemos tener una cultura y una identidad: la imprenta.

Los tres actores Antonio Razo (Gutenberg), Juan Castrejón (narrador y fust), y Citlalli Zúñiga (Gretchen) invitan a los espectadores a una reflexión respecto a los actuales medios de comunicación, en especial internet.

El narrador nos cuenta el desarrollo de la escritura: Las pinturas rupestres, los papiros, los pergaminos, los tipos móviles chinos, los monjes copistas… Utiliza diversos accesorios para presentar a Gutenberg en su natal Maguncia, trabajando como herrero y pulidor de cristales, pero preparando en secreto su gran invento.

En cierto sentido una de las finalidades de la obra es recordarnos que antes de la modernidad que hoy vivimos hubo una historia relacionada con los libros, la escritura, la cultura en general y aun cuando las nuevas generaciones no piensen demasiado en ello es bueno que lo sepan.

“Me llamó la atención las contradicciones del personaje, agregamos algunos elementos específicos para tener una visión crítica del personaje. Para hacer más divertida la obra explotamos las posibilidades clownescas de los actores; cuando haces teatro para niños debes pensar siempre en ser inteligente, porque son un público exigente”, Guillermo León.

Gutenberg como muchos otros inventores y artistas de todos los tiempos fue víctima de la avaricia de terceros y en buena medida de su propia pobreza, a lo largo de la obra podemos ver como el banquero de la ciudad, padre de la mujer que el inventor quería por esposa, se queda con la primera imprenta que hubo en occidente, la misma que Gutenberg había construido. El avaro banquero se enriqueció aún más con este éxito tan asegurado, ya que la impresión de un libro era una gran noticia y un un adelanto.

La primera obra que imprimieron fue La Biblia (en 1455), lo que aseguró ventas entre todas las familias católicas, entre los hombres y mujeres dedicados a la vida religiosa de Alemania y en su momento también el éxito comercial se extendió en toda Europa; aunque el personaje central de la obra jamás pudo disfrutar de ese triunfo; desafortunadamente en vida no le fue reconocido su trabajo.

Gutenberg, la historia de la imprenta, es una producción en colaboración entre el Museo Universitario del Chopo y la Compañía Tequio-México que se presenta los domingos –hasta el 26 de abril–, en el Teatro La Capilla.

Cabe destacar, que aunque la escenografía es sencilla, en el escenario hay dos imprentas una de tamaño real y otra a escala, esto resulta fantástico ya que permite niños y adultos ver en sus dimensiones reales cómo se hacía un libro a finales de la Edad Media.

Una de las cuestiones paradójicas de la vida de Gutenberg es que según sus biógrafos, aun cuando era noble, económicamente estaba arruinado, murió sin fama ni fortuna habiendo inventado algo que transformó la historia y la esencia de la sociedad y contribuyó a difundir el pensamiento escrito.

Para finales de 1999 cuando el siglo estaba por terminar un canal de televisión de paga dedicado a las biografías hizo una convocatoria para nombrar por sus aportaciones a la humanidad al “Hombre del Milenio”, la votación fue por internet, no se imprimió un sólo papel y el ganador fue aquel quien muriera en 1468 sin gloria alguna: Johannes Gutenberg, quien no fue nombrado el hombre del año, ni de la década, ni del siglo, sino el hombre del milenio, porque después de su invento siempre hay, hubo y habrá un mundo dentro de los libros.

Gutenberg, la historia de la imprenta, una obra que como señala, el autor y director, Guillermo León, muestra “algunos elementos específicos de la vida de un personaje con contradicciones, que fue muy trabajador pero no tenía dinero, una historia que aunque didáctica no deja de lado el sentido del humor”.