
Por: Josué Romero — 20 de marzo, 2014
El domingo pasado los tres Romero tuvimos una de las experiencias escénicas más maravillosas en este andar por los teatros de la Ciudad de México: conocimos a El grillo, una puesta en escena de la CompañÃa Teatro Luna de papel que nos conmovió, a todos por igual, todas las fibras de nuestro ser.
Esa mañana –e imagino que otras más– el Foro La Gruta del Centro Cultural Helénico ha sido testigo de cómo los niños, sus papás y mamás, hemos sido literalmente transportados al mundo de Teo, un niño explorador de seis años que surge de la imaginación de la dramaturga canadiense Suzanne Lebeau.
Un montaje que busca romper con la dramaturgia tradicional, no estableciendo personajes como se acostumbra. No hay diálogos ni acotaciones sino una narrativa poética que adentra al público en los pensamientos y acciones de un pequeño niño que va descubrimiento el mundo y su relación con aquellos que lo rodean.
El mundo de Teo –con todo y grillo– es una historia traducida y adaptada al teatro por Sandra Noëlle Rosales, quien como directora de esta propuesta infantÃl se dio a la tarea de crear un microcosmos único, maravilloso y mágico no sólo por la belleza del cuento en sÃ, sino por todos los elementos escénicos que forman parte de esta obra que a través de la música y la poesÃa nos descubre la fragilidad de la vida, su movilidad y capacidad de transformación.
Por ello, cuando Teo sale, se presenta en el “escenario†y lo vemos con sus papás, o corriendo por el campo, o comiendo en la casa grande, o haciendo sus deberes, o simplemente descansando bajo la sombra de un árbol, un mundo poético se apodera de nosotros los espectadores y vamos descubriendo un universo de imágenes, recuerdos, olores y sensaciones hasta llegar a lo más definitivo de la vida misma: la muerte y la cicatriz que nos deja sobre el corazón.
El grillo es una bella historia que se lleva a cabo sobre una escenografÃa que se inspira en la ingenierÃa de papel y en la técnica utilizada para construir libros en tercera dimensión llamada pop up, la cual se utiliza para la creación de los diferentes espacios y objetos con los que se irá interactuando a lo largo de la obra.
Un juego escenográfico creado con imaginación y papel que se dobla y manipula, se recorta y crea árboles, casas, nubes, un Sol, y hasta el mismo grillo, una maravillosa creatividad de Guadalupe Vega, quien con el diseño de iluminación, video y escenografÃa de Ismael Carrasco en mancuerna con la música de Raúl Chagoyán llevan a los niños por un mundo de metáforas a través de escenas de papel que buscan en su sencillez hablarle a los niños de forma sincera, lúdica y sensible.
AsÃ, de la mano de Sandra Noëlle Rosales, quien también actúa, alternando funciones con Lorena Bojorquez y Ana Zavala, caminamos por ese mundo de papel y cada uno de sus detalles, como puede la aparición del grillo en la palma de la mano, una estructura diferente que rompe con las puestas en escena tradicionales porque no hay diálogos ni acotaciones sino un camino de poesÃa y de vida que se adentra en el público.
Metidos en la cabeza de Teo, ese pequeño niño de seis años, aprendemos que siempre, en cualquier dÃa y a cualquier hora, se nos presentan momentos y donde la vida es prestada y la eternidad cabe en la palma de nuestras manos.
Si no crees lo que aprendimos los tres Romero, entonces atrévete a conocer a El Grillo… Que no te de miedo descubrir que la vida va de la mano de la muerte y que en un suspiro esta va y viene. ¿Dónde? Todos los domingos de marzo y abril en el Foro La Gruta del Centro Cultural Helénico.
“Normalmente en los teatros hay una distancia entre el escenario y el público; a mi me interesa romper esa distancia y acercar a los niños muy cerca de los actores, crear una relación intima y directa con el interlocutor. Esta cercanÃa permitirá trabajar con el detalle de las cosasâ€, Sandra Noëlle Rosales. Fotos: Yanko Bribiesca.
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