
Por: Oswaldo Valdovinos — 12 de octubre, 2008
La música y los rostros de lo extraordinario
Lo más intrigante de los sucesos extraordinarios es la naturalidad con que ocurren, lo cual, paradójicamente, los lleva a pasarlos por alto, sobre todo cuando el asombro puede confundirse con la fascinación. Y es que aquél puede tener diversas naturalezas: la trágica, la catastrófica, la inusual, la rara, la poco frecuente, la extraña, la pueril, la ingenua… pero al fin y al cabo reconocible y por ello mismo hasta cierto punto familiar.
Pero lo realmente maravilloso va más allá, pues los sucesos en verdad extraordinarios suelen pasar desapercibidos la mayor parte de las veces si se ve a través de una mirada cotidiana.
Porque, ¿cómo explicar la indiferencia cuando se está ante un prodigio de la imaginación como un tÃtere, una marioneta, un muñeco de trapo e, incluso, un artefacto cotidiano en apariencia banal? Y si no, basta con recordar la apatÃa que se suele tener hacia esos objetos colgados en la sección infantil de algunas librerÃas, en algunos locales de los mercados populares, en los tianguis, en puestos ambulantes y aun en las manos de vendedores ambulantes, quienes, en un acto inconciente o de verdadera fe, dan una pequeña muestra de lo que es capaz un tÃtere cuando deja de ser inerte y cobra vida por un momento, aunque sea para ser ofrecido a veinte pesos, o a quince pues es el último del dÃa.
Pues en ese simple echo de mover la cabeza o una mano va toda una carga significativa de cómo ver y entender el mundo desde otra perspectiva que se escapa del indolente peso de la cotidianidad.
Y si a este echo, de por sà fantástico y elocuente, se agregan otros ingredientes igual de fascinantes como lo es la plástica y la música en vivo, se tiene entonces una oportunidad de entrar de lleno a un espacio único e irrepetible, cautivante y prodigioso en la medida de las posibilidades de la imaginación.
Tales caracterÃsticas son las de la puesta en escena Cuadros de… Ensamble de marionetas y piano, de Emmanuel Márquez, basado en música de Mussorgsky y Stravinsky, que el pasado sábado 27 de septiembre tuvo su estreno en el Teatro Julio Prieto.
Tomando como punto de partida los Cuadros de una exposición —famosa suite de 15 piezas compuesta por Modest Mussorgsky en 1874, inspirada en la exposición póstuma de diez pinturas y escritos del artista y arquitecto Viktor Alexandrovich—, Emmanuel Márquez integra un montaje en el que invita a nueve artistas plásticos (pintores, dibujantes, arquitectos) para que propongan un diseño inspirado en la música de Mussorgsky.
De manera paralela, para recrear en escena estos dibujos e ideas, Márquez integra un equipo de realizadores que se da a la tarea de construir muñecos, tÃteres, marionetas, artefactos e imágenes para contar una historia de cada una de las 15 piezas que Mussorgsky compuso, cuyo resultado en escena es de una plasticidad y riqueza visual muy bien integrado y logrado.
Asà pues, cada cuadro recrea en el escenario la vida que veÃan los pintores y músicos del siglo XIX en la lejana Rusia, pero con una interpretación y una perspectiva de los artistas mexicanos que participaron en este proceso de deconstrucción.
AsÃ, duendes juguetones, un viejo castillo, un parque lleno de árboles, bueyes jalando una carreta pesada, mamá gallina bailando ballet con sus polluelos, un judÃo rico y uno pobre que le pide limosna, un mercado bullicioso, una oscura catacumba donde se escuchan las voces de los muertos, una singular bruja persiguiendo sus pies y la gran puerta de Kiev a donde emigraron personas de diversos pueblos lejanos, conforman esta “exposición viva†que da la oportunidad de apreciar la plástica desde otro punto de vista, la del teatro y su influjo lúdico sobre la forma de ver la vida.
De esta manera —enmarcado en una escenografÃa de Jorge Ballina muy bien conceptualizada y realizada para recrear pequeños o grandes espacios para meterse hasta el interior de los cuadros en una multiplicidad de lugares y significados, y la música de piano ejecutada por Abd El Hadi Sabag— trascurren una a una, y con una estética individual y personalÃsima, cada una de las piezas de Mussorgsky en un ensamble donde lo mismo pueden verse actores actuando como marionetas, que tÃteres, marionetas, muñecos y objetos intervenidos por los diversos artistas que adquieren una relevancia más allá para lo que fueron hechos.
Tal es el caso, por ejemplo, de una bruja realizada a partir de un paraguas, alambres y un mecanismo, que persigue incesantemente a sus pies, hechos de una estrella de bicicleta unida a unos pedales. O el de un músico que se transforma a la vista de todos en una serie de objetos que abarcan desde un barco, una casa, un castillo, hasta un trono, como una posibilidad de trasmutación tanto de significados como de propuestas visuales.
Asimismo, un una primera parte de la puesta en escena, Emmanuel Márquez retoma escenas de Petroushka, de Igor Stravinsky, como un cuadro más de esta “exposición viva†para recrear la historia de amor entre los tÃteres del Moro, la Bailarina y Petroushka, el payaso triste, como una forma de explorar las capacidades fÃsicas de los actores para convertirse en marionetas.
Cuadros de… Ensamble de marionetas y piano, de y bajo la dirección de Emmanuel Márquez, cuenta con la escenografÃa de Jorge Ballina, iluminación de MatÃas Gorlero, música de piano de Abd El Hadi Sabag y la realización de tÃteres y artefactos teatrales de Arturo López, Haydeé Boetto, Iker Vicente, Jorge Ballina, José A. Gaduño, José Agüero, Lourdes Aguilera y MarÃa Suter, entre un numeroso equipo. Se presenta los sábados y domingos a las 12:30 horas, hasta el 27 de noviembre, en el Teatro Julio Prieto.
Un trabajo que, sin duda, es una propuesta inteligente y de calidad, sobre todo para uno de los públicos más difÃciles, el infantil.
Un listado de enlaces a centros culturales, música, teatro, danza, infantiles, festivales y medios y más.
Deja un comentario