Por: MarÃa Teresa Adalid — 1 de agosto, 2014
“Emiliano niño de huesos de cedro y piel de polvo de cartón / Emiliano niño de silencio, de tiempo, de luna, espejo de agua /Emiliano y su tambor que recuerda y sueña, que juega y busca el agua para vivirâ€, Francisco Lozano.
Cero Aguacero es un espectáculo visual y sonoro que reflexiona entorno al agua. Su uso y el impacto que causa la escasez de este lÃquido en una pequeña comunidad donde habita un niño llamado Emiliano.
En entrevista con InterEscena, Francisco Lozano, cofundador y actor de la compañÃa México-Colombiana, Teatro Rodante comenta acerca del montaje que se presenta en temporada por primera vez en el Distrito Federal –del 2 de agosto al 28 de septiembre–, sábados y domingos en la Sala Xavier Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque.
¿De qué trata la historia?
F.L: “Emiliano es un niño que está buscando el agua para vivir, jugar y para recordar, porque un dÃa se encuentra con un entorno devastador: el agua con la que solÃa jugar se encuentra entubada, además se vende embotellada y con marca registrada. Es un tÃtere hecho con madera de cedro y piel de polvo de cartón. Tiene entre 8 y 9 años, mide 60 cm y es manipulado inicialmente por Armando Hernández y Francisco Lozano. Para esta temporada se integró Germán Romero, egresado de la Escuela de Danza como remplazo de Armando. Entre los dos manipulamos el tÃtere inspirado en la técnica Bunraku aunque, siendo muy rigurosos se maneja entre tres personas”.
La obra se realiza sin palabras ¿qué ventaja o desventajas tiene el no utilizar un texto?
F.L: “Es un reto y por eso experimentamos con la improvisación, además nos nutrirnos del cine, la literatura y del contexto mismo del agua, por ejemplo Emiliano está inspirado en un niño que vimos en la playa El Zapote, en Michoacán. También hay que tener claridad, capacidad de sÃntesis y mantener a Emiliano siempre en acción para que el hecho narrativo tenga ritmo”.
Se hace mención que para dotar de un aspecto más humano a Emiliano, se utilizó el método Feldenkrais –el cual utiliza el movimiento y la atención dirigida a la persona como vehÃculo para acceder al cerebro y a su capacidad para crear nuevas conexiones neuronales–, ¿cómo lo aplican en la obra?
F.L: “A través del desarrollo motor de Emiliano que se caracteriza por tener movimientos y posturas muy humanas asÃ, como en su relación con los objetos, esto lo planteó la directora MarÃa del Carmen Cortés que es maestra certificada de dicho método”.
El agua es un derecho de la humanidad y, sin embargo, es un bien que se apropian algunos y lo venden, ¿Por qué crees tú, que el desarrollo de la civilización es tan incongruente y cómo plasmas esto en el teatro?
F.L: “Un motivo fuerte para tomar la decisión de trabajar el proyecto fue lo que sucedió en Cochabamba, Bolivia, en esta zona mayormente indÃgena querÃan privatizar el agua. La población se unió y defendió su derecho al agua, asà lograron nacionalizarla. Emiliano es un niño de cualquier lugar de la tierra que vive en un contexto donde los hombres necios quieren acaparar y aprovecharse del mundo para luego revenderlo de manera injusta. Aclaro, no estamos haciendo campaña acerca del cuidado del agua, estamos reflexionamos acerca de esta paradoja”.
Cuéntame acerca de las atmósferas, lo visual y auditivo…
F.L: “Las atmósferas las trabajamos a escala de Emiliano y construimos su mundo sobre dos mesas, los objetos son cubetas de lámina, caña de pescar, troncos, etcétera. La sonoridad está basada en música del pacÃfico colombiano, del grupo Hugo Candelario y retomamos las partes de la marimba chocuana, hecha de palma de chonta y conos de bambú, además agregamos otros sonidos naturales como el goteo del agua, el óxido al abrir y cerrar el grifo, la maquinaria que entuba a los rÃos y el sonido de algunos animales”.
Actualmente en nuestra sociedad se ha desarrollado una neurosis por la obsesión de la riqueza, ¿cómo hacer frente a esta obstinación desde el teatro?
F.L: “Es una labor muy compleja pues parte de la conciencia del individuo está enredada entre los dedos del mouse o del touch, eso nos tiene en una telaraña. Las familias ahora se sientan a comer en los centros comerciales que se han convertido en la máxima expresión de la recreación, sumergidos en mundo de consumo y moda, en este contexto está muy difÃcil despertar la conciencia, para que, por lo menos se manifieste su inconformidad en lo más elemental que es el derecho inalienable que todos tenemos al agua. La experiencia en el teatro, nos invita a la reflexión y alienta la comunicación con los demás”.
Recomendada para niños a partir de 6 años y con la dirección de MarÃa del Carmen Cortés, Cero Aguacero, con Germán Romero y Francisco Lozano, se presenta sábados y domingos, del 2 de agosto al 28 de septiembre, en la Sala Xavier Villaurrutia, una obra que va más allá de la concientización sobre el vital lÃquido y busca la reflexión acerca de la paradoja que significa que un derecho universal pueda ser embotellado y privatizado. Fotos: Sigi Pablo y Javier Flores.
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