Teatro

Recordando a Margules. Por Ricardo Andrade Jardí

Por: Colaborador Invitado — 14 de marzo, 2006

Cada una de mis puestas significa una suma de reflexiones y el cierre de una etapa de búsqueda: de búsqueda de uno mismo en el espacio teatral, en el contacto con el actor y el público, en el contacto con la emoción humana. Ludwik Margules.

Ludwik Margules, cuatro decadas de trayectoria y contribucion al teatro en Mexico Una fuente confiable del Instituto de Cultura de Yucatán, nos comentaba, que a mediados del 2004 se presumía, al interior del propio ICY, de que un funcionario público del Estado de Yucatán había convocado a un grupo de “creadores escénicos” para informarles que el apoyo del programa nacional de CONACULTA “México en Escena” en Yucatán se le otorgaría a ese funcionario (que aprovecho inmoral y alevosamente la información privilegiada con la que contaba).

Pero que dado que por su condición de funcionario no “sería correcto” que lo recibiera con su nombre, apelaba a los ahí reunidos para que formaran un “consejo consultivo”, a la medida de sus intereses, para, con aquellos que prestaran su nombre, formalizar su solicitud. Y mientras el jurado, cómplice, junto con los funcionarios federales, otorgaban, el apoyo, de un millón de pesos, proveniente de recursos públicos, en Yucatán.

En el D. F. se le hacía saber al solicitante, de los recursos de “México en Escena”, del proyecto del Foro Teatro Contemporáneo, por parte de jueces y jurado, que siendo (el del Foro) “el mejor proyecto presentado”, se le negaba por una tontería administrativa. Se le negaba a Ludwick el apoyo que hacía viable la existencia o no del centro de producción y formación pedagógica que durante más de diez constituyo el Foro Teatro Contemporáneo. Lo que se ilustra con claridad en un brillante artículo publicado, por Rubén Ortiz, en la Revista Paso de Gato # 23: “no fue favorecido” (como lo hicieron saber cuando menos dos de los otorgantes) por faltar a una cláusula de la transparencia en la distribución de los dineros.

Ludwik Margules fallecio el 7 de marzo de 2006. Admito, sin conceder, que la falta existiera, la anécdota finalmente ilustra cómo la mediocridad burocrática-policial tiene ahora un peso mayor al elevado aliento de los proyectos artísticos. Viva la cláusula, muera la escena”.

Y, agregaría yo: Viva la corrupción muera la inteligencia, que es a fin de cuentas lo que significa hoy el programa de “México en Escena” y es sin duda la verdadera razón para negar dicho apoyo al que fue uno de los acontecimientos más importante en el imaginario artístico de nuestro país, lo que no podrán lograr ser jamás con todo y los millones públicos, muchos de los proyectos” apoyados por dicho programa, pues carecen de la esencia de la imaginación creativa que sólo se fomenta desde el terreno de la formación ética, lo que tuvo siempre claro Ludwik Margules y lo que no soportaron nunca las hipócritas autoridades culturales, las que hace dos años, como paliativo, ya vaticinaban su muerte, entre homenaje y homenaje.

Ludwik Margules nacio en Varsovia el 15 de diciembre de 1933 Ludwik ha pasado al “terreno más democrático del teatro”, oficio que estuvo indiscutiblemente ligado a su condición voluntaria de mexicano: “al terreno donde las mayorías tienen algo que decir y esas mayorías son los muertos”.

Mucho se hablará de Margules en los próximos días y no faltarán los homenajes póstumos, unos más auténticos que otros. No faltarán sus hipócritas retractores hablando maravillas y otros de los recuerdos de un hombre de teatro, de arte, que podría definirse como seudónimo de dialéctica, tan apasionadamente amado como odiado.

Ludwik era una de esas contadas personas que a lo largo de la vida nos pueden hacer sentir el más alto grado de odio y de amor y al mismo tiempo despertarnos la más absoluta de las ternuras. Fue, para muchos, entre los que me incluyo, el más doloroso, pero por lo mismo el más grande maestro.

Nos enseñó el rigor de la formación y la renuncia necesaria a la mediocridad, hoy tan alabada por la política cultural del “cambio” que ha convertido el arte en mercancía, lo que sin duda contribuyó a la paulatina descomposición física de Ludwik, lo que aunado a su necia virtud por lo que le estaba prohibido (trasgresor hasta el último suspiro sin perder nunca su entrañable lucidez) le produjo la muerte.

Ludwik Margules, fotos: Jose Jorge Carreon Muchas son las cosas que me gustaría plasmar en una suerte de despedida, pero la noticia de su muerte, la que esta indiscutiblemente ligada a la cancelación del proyecto al que dedicó todo el esfuerzo humanamente posible de sus últimos años, me obliga, por ahora, a recordar al dialéctico, polaco-mexicano, Ludwik Margules, en su condición de rebeldía: “Durante por lo menos treinta años de mi carrera como director, desde mi llegada a México, era el Estado el que asumía completamente la tarea de conformar un hecho artístico. El Estado estaba volcado en la tarea cultural. Los tiempos neoliberales, la idea de que el mercado manda al arte, nos obligaron a volvernos empresarios con una considerable vulneración en la cantidad de producción y a pensar por igual en el arte que en la tarea de reunir dinero. (…) pero el tiempo de ajuste trajo una crisis considerable aunada a la desleal competencia de la televisión y, ante todo, la aparición del teatro light. Teatro comercial existía siempre, mas el teatro ligth es una forma perniciosa del teatro comercial, que navega bajo banderas artísticas privando al espectador de profundidad, de complejidad; lo llena de show y de complacencia; es un enemigo que apareció hace veinte años. Antes era simplemente basura comercial; ahora la basura comercial encontró una manera de vestirse de gala, elevó bandera artísticas y, encima, echa mano de recursos del Estado. Éste es nuestro enemigo en boga”. Ludwik Margules (Polonia 1933-México 2006). Fotos: José Jorge Carreón.

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.