
Por: Interescena informa — 13 de agosto, 2017
Las actuaciones de Gabriela Zas Montero y Gerardo Trejoluna interpretan los personajes de La piel de venus, un texto de David Ives que a través de la dirección de escena de Angélica Rogel encierra una historia atrevida que habla de masoquismo, de la objetivación del cuerpo, de relaciones de poder y sumisión, de violencia fÃsica y emocional.
Una obra diferente que ofrece la posibilidad de reflexionar en torno al ejercicio del poder dentro de la sexualidad, ya que, pese a que propone una situación lÃmite de dos personajes muy poco convencionales, invita a repensar en las dinámicas de pareja que todos ejercemos, en las pequeñas licencias que se otorgan, en los pequeños lÃmites que se cruzan, todo en aras de la permanencia del otro, del amor.
“Desde que leà el texto de La piel de Venus, me pareció sumamente atractivo y hay un tema que me llamó más la atención: los variados juegos de ficción que son muy ricos de probar. Además de eso, me resultó muy atractivo el hecho del lugar de la mujer en el teatro”, Angélica Rogel.
Fue asà que como mujer, y en busca de un buen texto, la directora, se encuentra con esta obra dramática que propone que la misoginia es fácil de despreciar cuando las evidencias de su existencia son evidentes, pero en el mundo real rara vez lo son. La misoginia está en la cotidianeidad, en los pequeños actos, en las relaciones más cercanas, en las pequeñas injusticias costumbristas de las que somos parte dÃa a dÃa. La ficción es un espacio neutro, lo suficientemente distante para la reflexión intelectual, pero lo suficientemente cercana para la identificación visceral.
Un tema difÃcil de convocar a un espectador predispuesto que se aproxima al teatro como simple divertimento, sin embargo la dirección de escena propone una disertación profunda pero a la vez osada que cuestiona sà en verdad vivimos en un mundo erotizado que pareciera ser dominado por una sobrexposición al sexo o, sà como mujeres estamos expuestas a la vulnerabilidad o dominación de la sexualidad.
“La piel de venus me brinda la posibilidad de adentrarme en un mundo que, en algunas cuestiones, es muy lejano a mi y en otras, a medida que hemos hecho el montaje, he encontrado que son muy cercanas; es la posibilidad de un viaje lleno de descubrimientos y sorpresas”, Gabriela Zas Montero.
En este planteamiento, la historia cuestiona el exceso del sexo, no en lo que atañe al sexo como placer, por lo contrario, la polémica es sobre la grave situación que padece el género femenino y al llevarlo al contexto de nuestra comunidad expone que la violencia va en aumento y la lucha por la equidad está tomando causes insospechados.
AsÃ, descubre aquellos padecimientos de la mujer ante el significado de la sexualidad y se discurre sobre los movimientos sociales que se viven en la clase media en torno a la equidad y la igualdad, aquellos que han destapado un problema que venÃa arrastrándose de años atrás, y han permitido apreciar con claridad la magnitud del status quo machista que con el tiempo aprendimos a normalizar.
“A lo largo del montaje una de las cosas que ha sido punto de conversación y que ha sido el tema sobre el que hemos puesto mucho ojo es el lugar de la mujer en la sociedad y cómo intentamos que ese lugar se modifique y se vuelva totalmente equitativo y justo para ambas partes; asà como quitar ciertas visiones del hombre como fuerza fundamental”, Angélica Rogel.
La piel de venus, una producción de Petit Comité y Pispirispis Producciones, se presenta de viernes a domingo (hasta el 17 de septiembre) en el Teatro La Capilla, una texto que brinda la oportunidad de dialogar con el público y mostrarle la complejidad de un texto que gira en torno a un nuevo significado del poder dentro de las relaciones humanas.
“Es una oportunidad de dialogar con el público en torno a una resignificación del poder dentro de las relaciones humanas. Creemos que la obra de David Ives, pese a que propone una situación lÃmite de dos personajes muy poco convencionales, invita a pensar en las dinámicas de pareja que todos ejercemos, en las pequeñas licencias que se otorgan, en los pequeños lÃmites que se cruzan, todo en aras de la permanencia del otro; dirÃan algunos, del amor”, Angélica Rogel.
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