A Capricho, un espectáculo donde puede pasar cualquier cosa

Por: Interescena informa — 11 de marzo, 2016

“Situaciones absurdas y a veces hilarantes que ocurren en el escenario, como ver un sombrero que camina o la forma en que uno de los personajes intenta salir de un pequeño bote en el que se encuentra atorado…”

La compañía La Gran Pompa presenta A Capricho, espectáculo que se inspira en los varietés de principios del siglo XX para hacer un homenaje a los llamados “excéntricos”, peculiares artistas circenses que actuaban en los cabarets de Europa.

Un creación y recreación de Valerio Vázquez y Malcolm Méndez, un dúo de clowns que revive el estilo de los artistas de antaño, irrumpiendo en la escena por el mero capricho de conquistar al público con sus artimañas. Actos de acrobacia, trapecio, malabarismo, danza excéntrica y magia, mucha magia en un espectáculo de comedia visual donde el público es cómplice y testigo de una parodia circense que atrapa a dos jóvenes artistas en una refinada espiral de absurdos.

La Gran Pompa es un grupo multidisciplinario que surge en 2005 que utiliza las artes circenses, para desarrollar, conjuntamente con la música –creada por Gregorio Villegas– y la actuación, un estilo que retoma el sentido festivo del espectáculo infantil a partir de un lenguaje propio basado en cierta escuela y ciertas líneas dramáticas pero finalmente un trabajo creativo, porque como dice Malcolm Méndez “El circo o el teatro es el lugar donde puede pasar cualquier cosa”.

“Hablar de formación circense implica acudir de preferencia a una escuela especializada en donde se toman clases de tronco común como malabarismo, acrobacia, actuación, danza, tap, después se pasa a un proceso de especialización y realizar un posgrado que consiste en un número original que por estructura y tradición podría competir en festivales”, Malcolm Méndez.

Valerio Vázquez y Malcolm Méndez, invitan a toda la familia a divertirse con A Capricho en el Teatro Raúl Flores Canelo del Cenart (los días 12, 13, 19 y 20 de marzo a las 18:00 horas ), el imaginario de dos actores que sin ser payasos tiene el don del entretenimiento para contar una historia que no dice nada en especial y sin embargo permite que el espectador descubra la suya a partir de una comunicación abierta convirtiéndolo en participante activo.

“Cuando se necesita un ataque, algo que haga que el público reaccione con fuerza, sabemos qué tipo de recursos utilizar. Si el público está inquieto, los números se estructuran de tal manera que sabes cuándo puede ir un acto de malabares, un reprise o una bufonada”, Valerio Vázquez.