
Por: Susana Fernández — 4 de diciembre, 2006
Finalmente, el pasado 26 de noviembre, el maestro Enrique Arturo Diemecke dijo adiós a la Orquesta Sinfónica Nacional y puso fin a una etapa, sin duda importante, de este organismo. Después de 16 años de estar al frente de esta institución, donde lo mismo conquistó corazones que ganó detractores, el maestro se despidió con una pieza que en los últimos años se volvió concierto obligado de la temporada navideña de la Sinfónica: El MesÃas de George Frederic Handel.
AsÃ, entre aplausos y vÃtores que iban desde el primero al tercer piso del Palacio de Bellas Artes se escuchaba el “no te vayas†o “te queremos güeroâ€, era un ambiente festivo tanto por la carga emotiva del concierto como por darle a un artista la mejor despedida que puede tener quien vive para la escena: un teatro que aplaudÃa una y otra vez agradecido y apasionado.
Sin embargo, hubo las ausencias obligadas, el palco presidencial, desierto –como lo fue todo un sexenio-, la falta de alguna autoridad, llámese Secretario de Educación Pública o bien la titular del CONACULTA. No importa, fueron o mejor dicho no fueron, los de siempre, esos que menospreciaron y nunca volvieron su mirada a un gremio que pide y reclama ayuda.
Atrás quedaron los reclamos y las crÃticas, para dar paso a un inusual karaoke donde el público se convirtió en un único coro y cada asistente asumió su rol lo mismo como barÃtono, que mezzo, o tenor que soprano. Emocionado y bromista, Diemecke dominó -como lo hizo durante más de una década- el atril y desde ahà dirigió y escuchó a un Palacio rendido, cantando “Hallelu Yaâ€, alabando el gusto por la música y alabando la gracia de ver un teatro como deberÃa estar siempre, prácticamente lleno.
Finalmente, ya para resarcir de todos los olvidos de que fue objeto, dejar atrás viejas pugnas polÃticas y saldar toda deuda de honor, al maestro Diemecke se le entregó la Medalla de Oro Bellas Artes: “galardón que se otorga a aquellos artistas cuya obra ha dejado honda huella en la creación artÃstica”, comentó, todavÃa en ese entonces, el Director General del INBA, Saúl Juárez.
Asà concluyó una etapa en la historia de la Orquesta Sinfónica Nacional y por razones de coincidencia en tiempos sexenales, asà terminó también una administración.
En estos momentos, lunes 4 de diciembre, y con la reciente designación del maestro Sergio Vela al frente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, esperamos que en verdad nuevos aires soplen en el ámbito cultural de este nuestro paÃs.
Creemos y esperamos que con la amplia experiencia del maestro Vela en puestos culturales, (Dirección General de Música en la UNAM, director del Festival Cervantino, etc.) y con esa visión artÃstica que tiene como uno de los más destacados directores de ópera del paÃs, el ámbito cultural enfrente nuevos tiempos de mayor apoyo, difusión y respeto. En una realidad donde parece imperar la sordera, necesitamos encontrar eco e interlocutores que puedan construir alternativas, abrir puertas y dialogar con los otros, más allá de todas las diferencias que puedan haber.
¡Felicidades!, para todos aquellos que hacen y viven las artes.
¡Felicidades! a todos los que con sus “clicks” dan vida a este espacio. ¡Felicidades! a todos aquellos que con sus colaboraciones, opiniones y apoyo nos mantienen en lÃnea.
¡Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo!
Susana Fernández
susana@interescena.com
Claudia Magun
cmagun@interescena.com
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