
Por: Claudia Magun — 6 de noviembre, 2005
Del 26 de octubre al 2 de noviembre se llevó a cabo el tradicional espectáculo De Paseo con los Muertos, que forma parte de la Feria de las Calacas, organizada por Alas y RaÃces del CONACULTA, y que de nueva cuenta llevó a los asistentes a un recorrido por el inframundo a través de leyendas, cuentos y canciones populares que los narradores de Alas sacaron adelante, pese a las poco favorables condiciones del lugar.
Exiliados, o más bien obligados, a sacar el espectáculo del Centro Nacional de las Artes para realizarlo en el parque de los Periodistas Ilustres (Av. Fray Servando esquina Congreso de la Unión, a la salida del metro Fray Servando, allá por la Delegación Venustiano Carranza), vale la pena decir que tanto Giovanna Cavasola, Marilú Carrasco, Itzel Tapia, Marco Esperanza, Nubia Alfonso, Carmen Trejo, Elizabeth Novoa, BenjamÃn Briseño y Apolonio Mondragón, lo hicieron y lo hicieron bien, pues sin micrófonos que ayudaran a una mejor percepción de parte del público, la mala iluminación de una parte del recorrido y otros pequeños incidentes el Paseo le peló los dientes a las condiciones y siguió sumandos adeptos que se quedaron con ganas de volver.
Pero bueno, aunque el espectáculo haya cumplido con su público lo que hoy nos ocupa es el costo que acciones como esta hacen en buenos proyectos culturales para hacer -contrariamente a lo que debiera ser- que el público se sienta abandonado y subestimada su asistencia.
Y es que el Paseo llevaba ya cuatro años presentándose en el CENART y convirtiéndose en una opción para aquello que enfilan sus pasos hacia un recinto que regularmente siempre tiene una buena opción cultural para todas las edades.
Se especuló sobre si la razón de este exilio tenÃa algo que ver con el paro de labores que los trabajadores del CENART habÃan realizado en dÃas pasados en demanda de mejoras a su situación laboral y si el espectáculo peligraba con quedarse sin sede frente a otra posible protesta.
Lo cierto es que no hubo una explicación por el cambio de última hora y que el público al final salió perdiendo por que a pesar del profesionalismo de los narradores de Alas, la escenografÃa natural del CENART no la tiene otro espacio en esta capital… Finalmente, habrÃa que hacer una reflexión, La Feria de las Calacas es un espectáculo lúdico, pero de formación y conservación de parte de nuestra cultura, es asà que la asistencia y gusto del público infantil es estratégica de ahà su relevancia para seguir formando y fomentando el gusto por este tipo de espectáculos entre los más pequeños.
Si aspiramos a fortalecer una cultura de asistencia y gusto por las manifestaciones culturales debemos cuidar de los proyectos que ya existen y mejorarlos. Los talleres, espectáculos de cuentacuentos, exposiciones y demás actividades infantiles deben contar con mejores espacios y darles mayor difusión, además del respeto y reconocimiento que le debemos a quienes se dedican a esta noble labor…
Se acerca ya la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (FILIJ) (del 12 al 20 de noviembre) y la asistencia de los chavos es ya un hecho, es cierto que sus condiciones son otras, pero asà como hay ocupación y atención para este evento esperamos que la haya para otras actividades de menor presupuesto, pero realizadas con profesionalismo.
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